A cuatro votos, como estaba previsto. Alberto Núñez Feijóo no ha logrado los apoyos suficientes para ser investido presidente del Gobierno. El líder del PP necesitaba este miércoles la mayoría absoluta en el Congreso, esto es, 176 escaños, pero se ha quedado en 172 —los votos del PP, Vox, UPN y CC—, mientras que el resto de la Cámara ha votado no. De repetirse estos mismos números el próximo viernes, cuando está prevista la segunda votación en la que es necesaria una mayoría simple —más síes que noes—, Feijóo habrá perdido definitivamente la investidura. 

La votación de este miércoles se ha realizado por llamamiento de todos los diputados. Los secretarios de la Mesa del Congreso han ido leyendo uno a uno los nombres de los parlamentarios, que han ido diciendo en voz alta el sentido de su voto. La anécdota de la jornada la ha protagonizado el diputado del PSOE por Teruel Herminio Rufino Sancho Íñiguez, quien en un primer momento ha dicho sí cuando ha sido nombrado, un voto erróneo que ha corregido en seguida. El resultado de la votación ha sido 172 votos a favor de Feijóo y 178 en contra.

A partir de este miércoles se abre el periodo de dos meses que tiene el Congreso para investir a un presidente del Gobierno. En caso de no lograrlo, el rey disolvería las Cortes y se convocarían nuevas elecciones generales en enero. Pero hasta llegar a ese escenario todavía ocurrirán, previsiblemente, muchas cosas. Para empezar, el próximo viernes, cuando se confirme el fracaso de la investidura de Feijóo, Felipe VI tendrá que convocar una nueva ronda de consultas para designar un nuevo candidato: ahí quien cuenta con todas las papeletas es el líder del PSOE, Pedro Sánchez, quien sin embargo todavía se encuentra negociando los apoyos suficientes para ser designado presidente.

La votación de este miércoles puso el primer broche a un debate largo, con profundidad política en ocasiones y muy tenso en otras. Pese a la llamada de Feijóo a romper el sistema de bloques mediante el cual funciona el sistema político español desde 2015, lo cierto es que en el Congreso ha quedado claro este martes y miércoles que existe una división clara entre el sector conservador, conformado por PP y Vox, y otro que aúna a PSOE y Sumar y que cuenta con las simpatías de prácticamente todo el resto de las formaciones de la Cámara Baja, de corte regional, nacionalista o independentista.

Henar de Pedro

Buena muestra de la solidez de estos bloques fue el intercambio que mantuvo Feijóo con el portavoz del PNV, Aitor Esteban. El líder popular, ideológicamente cercano en algunas políticas económicas a los nacionalistas vascos, hurgó en una de las heridas que más escuecen en su seno: la emergencia de EH Bildu, que en los últimos años ha puesto en duda la tradicional hegemonía del PNV en el espacio soberanista en Euskadi y que amenaza, incluso, su papel como primera fuerza política en esa comunidad. 

Feijóo aseguró que parte de ese problema tiene que ver con que el PNV ha abandonado a "un votante moderado que quiere que tengan influencia en política de Estado" y que piensa que "la mejor fórmula es un gobierno en solitario del PP". Pero Esteban, en respuesta, dejó claro que, "si como dice la señora Cuca Gamarra, aquí hay que elegir entre Feijóo y amnistía, amnistía", porque "el PP no puede obviar que está Vox" en la mayoría en la que Feijóo querría apoyarse para ser presidente. "Hay una ballena en la piscina, y tiene un tamaño difícil de esconder", sostuvo Esteban, que insistió en que, para contar con los apoyos de PNV o de Junts, "debe empezar a contar descontando 33": el número de escaños del partido de Santiago Abascal.

El PNV elige la "amnistía" antes que a Feijóo y este le avisa de que Bildu le está ganando terreno en el País Vasco

Ese debate fue el que más a las claras evidenció la enorme distancia que separa en este momento a PP y Vox, por una parte, del resto del Congreso, por la otra, y Esteban insinuó a Feijóo que recordar al PNV el ascenso de EH Bildu no ha hecho más que agrandar la brecha y alejar un posible entendimiento entre sus formaciones que rompa esa dinámica de bloques. "Como dice usted, y como he dicho yo, esto es un maratón, y seguiremos hablando: hoy usted ha hecho más amigos", espetó con sorna el portavoz nacionalista al líder del PP en su intervención final.

El viernes, nueva votación

Más allá de ese intercambio, más agrio de lo habitual, el resto de la sesión transcurrió según lo esperado, y tampoco se esperan sorpresas para el próximo viernes. La última jornada del pleno de investidura está convocada para las 12.15 horas, y en ella Feijóo tendrá 10 minutos para hacer una alocución final ante el Congreso y los grupos parlamentarios que lo deseen contarán con turnos breves de cinco minutos para contestar al candidato. Tras ese escueto debate, se pasará a la votación -"no antes de las 13.22 horas"-, en la que Feijóo tampoco obtendrá más síes que noes y, por ende, será rechazado como presidente del Gobierno.

Ese mismo día, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, comunicará oficialmente al rey el resultado de la votación. Y, a partir de ahí, los plazos dependen de la premura con la que Felipe VI decida convocar a los partidos a una nueva ronda de consultas de la que, salvo sorpresa, Sánchez saldrá designado como candidato. Una vez eso ocurra, Armengol tendrá que fijar la fecha del nuevo debate de investidura cuando ella considere, aunque el reloj está en marcha: si el 26 de noviembre no se ha elegido presidente del Gobierno, las Cortes se disolverán automáticamente y se convocarán elecciones para el 14 de enero.