Nombre oficial: Sección de Protección del Patrimonio Urbano. Misión: luchar contras las pintadas vandálicas que ensucian la ciudad. A partir de octubre, una brigada nutrida de 40 agentes se pateará las calles de Madrid durante las 24 horas del día a la caza de autores de grafitis. También se les conoce como 'La Patrulla Antigrafiti'. Una nueva sección del cuerpo de Policía Municipal que podrá imponer sanciones de hasta 3.000 euros. O, incluso, 6.000 en caso de pillar a reincidentes in fraganti. 

Fue una de las promesas electorales del alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, durante la campaña de mayo y esta a punto de convertirse en una de las 50 medidas que ha tomado en sus primeros 100 días tras revalidar el cargo. "Hemos dado todos los pasos, en tiempo récord, para la inminente puesta en marcha de esta sección", anunció el regidor este lunes. "La estructura ya está creada", reconoció el martes la vicealcaldesa Inma Sanz. En total, 12 agentes por turno, de mañana, tarde y noche, junto a otros mandos, como agentes de paisano.  

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"Las pintadas vandálicas no tienen cabida en nuestra ciudad, afean y además en muchas ocasiones degradan de una manera tremenda las zonas del centro de la capital y de algunos otros espacios", señaló la también delegada municipal de Seguridad y Emergencias antes de entonar toda una declaración de intenciones. "No es arte, es vandalismo, y lo vamos a combatir".

Las patrullas completan la estrategia del Gobierno de Almeida contra los grafitis, que a raíz de la nueva Ordenanza de Limpieza de 2022 son castigados más duramente. De la multa leve de 600 euros por realizar pintadas en mobiliario urbano, muros, pilares o puertas, hasta alcanzar un mínimo de 2.000 euros y un máximo es de 3.000 para supuestos de vandalismo a monumentos icónicos, por ejemplo. El Ayuntamiento de Madrid impondrán recetas que van desde los 4.000 a los 6.000 euros si las infracciones son repetitivas. Y, por primera vez, cualquier pintada, con independencia de la propia sanción, exige la reparación del bien por parte de su autor.

El objetivo de esta sección, como explican desde el Consistorio, es "perseguir la "realización ilegal" de las "pintadas vandálicas que ensucian la ciudad" e incrementar las sanciones, "contando para ello con más recursos y la presencia de agentes de paisano". En esa empresa, trabajarán "en estrecha colaboración con el Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, sumándose al refuerzo del servicio de limpieza municipal para agilizar y hacer más eficientes las intervenciones para eliminar estas pintadas". 

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No conviene confundir a estos agentes con los efectivos de la otra patrulla antigrafiti, el grupo especializado que nació al calor del contrato de Servicio Público de Limpieza Urgente (Selur) en septiembre del año pasado. Estos 55 operarios, organizados en 12 equipos, se dedican a retirar las pintadas de avisos ciudadanos en un plazo de 7 días o en un tiempo inferior de 3 horas de ser grafitis de carácter alusivo. Van ataviados con trajes que parecen salidos de un laboratorio y emplean productos de limpieza eficaces sobre superficies metálicas, metacrilatos y de plástico que hasta ahora no se cubrían por parte de los servicios municipales.