Radiografía del 'primer año Meloni': ayudas a familias, menos subsidios e impuestos, roce migratorio en la UE... y una alta popularidad

La Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni.
La Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni.
EFE/EPA/ANDY RAIN
La Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni.

Italia siempre se ha definido como un laboratorio político, y la prueba Giorgia Meloni cumple un año este lunes. El Gobierno de Fratelli en coalición con la Lega y con Forza Italia va cogiendo velocidad y la sombra de la derecha radical ha pasado a normalizarse. El camino de Meloni hacia el poder ha sido largo y ahora que lo tiene ha dibujado dos almas: la idea de cumplir lo máximo posible de su programa de puertas hacia dentro y una especie de pragmatismo en busca de socios en lo que se refiere al contexto de la Unión Europea y también en la marco de la invasión rusa de Ucrania.

La migración se ha convertido en su tema clave. "No hemos cambiado de opinión", le dijo al electorado sobre el asunto; quiere una alianza atlantista y euroescéptica con Polonia, y trata de convencer a Bruselas de que sus planteamientos son los buenos. Además, los recortes sociales se han convertido en casi una constante para los italianos medios. ¿Cuál es el balance de los primeros 365 días de Meloni en el Palazzo Chigi?

La migración como tema bandera

Antes de ser primera ministra la bandera de Meloni era el mensaje antiinmigración, y ahora que ocupa el asiento de poder eso no ha cambiado. La situación en Lampedusa es muy delicada en uno de los peores veranos de los últimos años en cuanto a llegadas y Roma pone el foco en las mafias para lanzar un mensaje: hay que poner coto a la inmigración ilegal y ser "selectivos" a la hora de conceder asilo. Ese es el discurso que ha elevado el Gobierno italiano a la UE, y Bruselas parece acogerlo con cierta aceptación tal y como se vio con la visita de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a la isla.

En ese escenario, Von der Leyen vio in situ lo que sucede y le aseguró a Meloni que "puede contar con la Unión" para abordar el asunto. Y es que las cifras hablan por sí solas, con 17.054 llegadas por la ruta oriental (Grecia, Chipre y Bulgaria), 89.047 en la ruta central (Italia) y 16.074 llegadas por la vía occidental (España), según los datos del Consejo hasta junio de este año. Pero es que Canarias ya ha superado las 14.000 llegadas en lo que va de 2023. Por la ruta central llegan sobre todo desde Guinea, Costa de Marfil y Túnez; mientras, por la occidental los países de origen principales son Marruecos, Argelia y en menor medida Siria. En la ruta oriental priman sobre todo sirios, palestinos y somalíes.

Con todo, Meloni deja el mensaje más radical a Matteo Salvini, que ha quedado en un segundo escalón en el Ejecutivo y busca sus minutos de gloria como ministro de Infraestructuras y Transporte. El control de los puertos depende de él y con ello parte de la gestión migratoria -y carga duramente contra las ONG-. En paralelo, la primera ministra trata de explicar su hoja de ruta para que los ciudadanos sepan que su programa es el mismo con el que ganó las elecciones hace un año.

Mano dura a nivel nacional

Cuando se habla de lo que hace en casa la imagen de Meloni no parece todavía muy tocada, pero sus medidas sociales han levantado importantes polémicas. Sin ir más lejos, en agosto se dieron manifestaciones después de la decisión del Gobierno de recortar al máximo la llamada renta de ciudadanía -una especie de ingreso mínimo vital- y además de avisar a los afectados a través de un SMS. Meloni dijo entonces querer "transformar la asistencia social en trabajo". De hecho, sustituyo la medida por otra mucho más restrictiva.

Conte puso en marcha los apoyos para luchar contra la pobreza, pero el nuevo Ejecutivo aseguró desde un principio que se trataba de un paso "ineficaz" porque no resolvía "los problemas de la gente". Así lo explicaron ya en la campaña electoral desde Fratelli. "Creo que el Estado debería ocuparse de ayudarles a encontrar trabajo y mejorar sus condiciones, en lugar de mantenerles en la misma situación", resumió la propia primera ministra, que fue acusada por los afectados de ser una "Robin Hood al revés" por quitarle "a los pobres para dárselo a los ricos".

Por otro lado, la economía italiana cogió carrerilla al inicio de su mandato y ahora se va frenando, aunque Meloni no sufre las consecuencias: el pasado mes de julio su índice de aprobación rozaba el 50%, un dato relevante si tenemos en cuenta la inestabilidad política tan perenne en Italia en las últimas décadas. Giorgia Meloni está decidida a completar la legislatura, luchando contra los precedentes con un Ejecutivo a tres bandas.

Y sus primeros presupuestos tuvieron dos palabras clave: familia y empresa, con un gasto de 35.000 millones de euros que incluye reducciones en la cuña fiscal, aumentos en las pensiones y ayudas por el alto precio de la energía, y que aseguró se ha afrontado "como un presupuesto familiar cuando no hay recursos". Esas cuentas fueron consideradas "prudentes ante la actual situación económica" y con un gasto que en su mayoría -unos 21.000 millones- se destinará a ayudar a familias y empresas.

La mayor partida de gasto de los presupuestos será para ayudar a las empresas ante el aumento del precio de la energía y se tratará de los créditos fiscales que pasaran del 40 al 45% para las sociedades con mayor gasto energético y hasta el 35% para las de menor gasto. La primera ministra destacó que la medida más importante y a la que se destinarán 4.200 millones de euros sera la reducción de la cuña fiscal -la diferencia entre el salario que paga un empleador y lo que un trabajador se lleva a casa- y el beneficio se destinará a los trabajadores. La rebaja será del 2% para rentas hasta 35.000 euros y del 3% para las rentas hasta 20.000 euros.

Por otro lado, tiene pendiente una reforma laboral que le ha exigido Bruselas -en un caso parecido al que se dio en España- y tendría que reformar también una profunda reforma de la administración, iniciada ya por Draghi, que permitiría acelerar los trámites y resolver en parte uno de los grandes problemas que ha tenido Italia en los últimos tiempos. Una nueva estructura judicial es otro reto. Hacia fuera, asimismo, Melonia ha conseguido distanciar a su país de Rusia en materia energética con un acercamiento estratégico con Argelia, 'quitándole' a España un aliado clave.

En busca del giro en Bruselas

Antes de que saliera elegida Meloni en Bruselas en cierto modo preocupaba la deriva que podía tomar Italia con ella al mando. Se ha encargado de calmar las aguas, pero eso no quiere decir que Fratelli haya dejado de ser un partido euroescéptico que busca además sustituir la actual Unión Europea por una "alianza de naciones" en la que los Estados miembros tengan todavía más poder. Eso sí, hasta ahora su discurso contra la Unión no ha sido demasiado vehemente. Empezó el mandato teniendo encontronazos con el presidente francés, Emmanuel Macron, precisamente por el tema migratorio y se ha alejado del eje franco-alemán en el que sí confiaba su predecesor, Mario Draghi.

Y es que el objetivo de Meloni es una sociedad limitada con la Polonia de Mateusz Morawiecki. ¿Por qué? Sobre todo porque ambos aúnan el euroescepticismo con el atlantismo, y el apoyo a Ucrania les da casi carta blanca para moverse en Bruselas sin recibir rapapolvos. Algunas tiranteces, no obstante, sí que hay: a Italia se le ha congelado la entrega de los fondos de recuperación -siendo el mayor beneficiario- a la espera de que pula el plan y acuerde los cambios que quiere hacer con la Comisión Europea. Si no hay comunicación fluida y pacto el flujo de ayudas seguirá congelado. Meloni cumple un año en el poder y tiene varios frentes abiertos, pero al menos hasta ahora parece haber tenido cintura para gestionarlos.

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