Los rescatistas descartan casi al 100% hallar supervivientes del terremoto de Marruecos: "La falta de agua es lo que más mata"

Rescate de un hombre en Talat Nyakoub, la provincia marroquí de Al Haouz, el 11 de septiembre de 2023.
Rescate de un hombre en Talat Nyakoub, la provincia marroquí de Al Haouz, el 11 de septiembre de 2023.
EP
Rescate de un hombre en Talat Nyakoub, la provincia marroquí de Al Haouz, el 11 de septiembre de 2023.

El agua es clave, más que la comida. Bajo escombros y sin heridas graves causadas por el colapso causado por un terremoto de magnitud 6,8 como el registrado en Marruecos el pasado viernes por la noche, que ha costado la vida hasta el momento a casi 3.000 personas, se puede sobrevivir entre tres y cuatro días, si bien se han dado contados casos 'milagro' de más de una semana. La teoría recoge que la mayoría de los casos no pasan de los cuatro días -para el caso del seísmo de Marruecos, este plazo se cumple esta noche-, si bien en la práctica hay registros de rescates excepcionales como el de una mujer de unos 70 años en Turquía, a la que liberaron de los cascotes nueve días después del temblor, o un joven de 28 años en Haití, que supuestamente aguantó hasta 27 días sepultado.

La clave es el acceso a una fuente de hidratación. Según explica a 20minutos el responsable de logística de Bomberos Unidos Sin Fronteras (BUSF), Luis Felipe Sandez, esos casos 'milagro' no es lo normal y se dan cuando la víctima tiene acceso a agua. Quedar atrapado bajo los escombros de una habitación no es lo mismo que encontrarse en el momento de la tragedia en un baño o una cocina -o en un mercado, como le ocurrió al mencionado chico de Haití-, lugares donde es "más fácil que se tenga acceso a agua, aunque sea poca, bien del grifo o de tuberías".

"El principal problema es la hidratación. La teoría dice que una persona que queda sepultada con vida y sin heridas graves por el colapso puede sobrevivir entre tres y cuatro días. A partir de ahí, es muy complicado rescatar a alguien con vida que no haya estado hidratándose. Nuestro cuerpo es un 90% agua y las complicaciones de no beber tras tres o cuatro son ya letales", expone Sandez. 

En cambio, si la víctima puede ingerir agua, la esperanza se alarga a entre ocho y nueve días. Ese fue el caso también de una adolescente rescatada diez días después del terremoto de Turquía de 2022. La importancia es tal que cuando los rescatistas localizan una víctima sepultada, una de las primeras medidas es facilitarle hidratación.

En la misma línea se pronuncia la subdirectora médico asistencial del SUMMA 112 de la Comunidad de Madrid, Alicia Villar, que subraya que las lesiones ocasionadas por el terremoto y el acceso a agua son factores decisivos a la hora de determinar las posibilidades de supervivencia de las víctimas de terremoto. "La falta de agua es lo que más mata. Además, también influyen las condiciones meteorológicas del exterior -si llueve y se filtra agua, ayuda, pero si hace mucho calor es más duro- y el tipo de construcción, pues no es lo mismo una casa de adobe como las que estamos viendo en Marruecos, que un edificio de hormigón cuyas estructuras -placas o mallas metálicas- pueden crear huecos de vida", aclara. Otro condicionante muy importante es "el estado de salud de las personas": no es lo mismo una persona joven y sana que un anciano o un bebé, que son más vulnerables.

La falta de agua es lo que más mata"

Desde que se localiza a un superviviente sepultado hasta que se tiene contacto con él o ella pueden pasar unas ocho horas, anota Sandez. En esos casos, los sanitarios son los primeros en intervenir para evaluar su estado de salud. "Lo más urgente es hidratar [a la víctima], pero muy poco a poco porque mucho puede ser contraproducente". Normalmente, el espacio es reducido y muchas veces incluso mínimo, por lo que se recurre a jeringas o pajitas para conseguir que la persona beba. Lo primero que se ofrece es agua o suero fisiológico cada cinco o diez minutos y, según vaya respondiendo la víctima, se puede incrementar la frecuencia a demanda y se puede administrar también bebidas con azúcar como zumos. Asimismo, se puede recurrir a una vía intraósea, a través de la cual también se le puede medicar. "Se clava una aguja en un hueso. Es superdoloroso, pero es la única manera en esas situaciones", asevera el bombero, que ahora se encuentra en España ayudando a sus compañeros desplazados a Marruecos, pero sí participó en el equipo que viajó a Turquía.

En estos casos, y aunque el hueco por el que se establece contacto con la persona sepultada lo permita, "no se les suele dar de comer porque son víctimas que normalmente son derivadas a hospitales una vez liberadas y allí se les suele tener que operar de las lesiones causadas por el colapso", abunda el especialista.

Con todo, los efectivos desplazados a Marruecos por las ONG Bomberos Unidos sin Fronteras (BUSF) y Bomberos para el Mundo han descartado este martes casi al 100 % poder encontrar a alguien con vida bajo los escombros cuatro días después del siniestro. De hecho, las tareas de BUSF, según han explicado a este periódico desde la organización, se centran ahora en "descartar la existencia de supervivientes con las batidas con perros" para a continuación dar paso al trabajo con maquinaria pesada que pueda empezar a retirar escombros. "A partir de ahora empiezan ya otro tipo de riesgos con el tema de las infecciones y epidemias por la descomposición, que pueden llegar a causar más muertos incluso que el terremoto", ha advertido Sandez.

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