Los yihadistas imponen la ley islámica en Mali: lapidan y mutilan a quien la incumpla

Persona levantando un arma y la bandera del Estado Islámico (archivo).
Persona levantando un arma y la bandera del Estado Islámico (archivo).
EP
Persona levantando un arma y la bandera del Estado Islámico (archivo).

El grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha impuesto en los últimos meses la ley islámica en algunas partes de las regiones norteñas malienses de Ménaka y Gao, donde ha lapidado y mutilado a civiles acusados de robo, adulterio o colaboración con el Ejército y los rebeldes tuareg.

Un responsable local de Ménaka, que pidió el anonimato por temor a represalias, explicó a EFE que el EI empezó hace cuatro meses a aplicar estas sanciones en las localidades de Andéramboukane e Infoukaretane, situadas al sur y al sureste de Ménaka.

La parte este y norte de este país del Sahel está prácticamente fuera del control de la junta militar que gobierna Mali desde el golpe de Estado de agosto de 2020. En esas zonas actúan el EI, Al Qaeda y también las organizaciones tuareg, que buscan una mayor autonomía y mantienen una tensa relación con los golpistas en el poder.

En el caso de la región Ménaka, el EI ha ido ganando terreno en los últimos meses y actualmente la controla prácticamente toda, con excepción de la capital homónima, que acoge a miles de refugiados de las aldeas próximas huidos de la violencia yihadista.

Un niño de 12 años, decapitado

Según el responsable de esta región, el EI ha comenzado a celebrar juicios de acuerdo a la "sharía" (ley islámica) y decapitó el pasado mayo a un niño de 12 años por visitar la capital, el único punto de la región controlado por el Ejército y el Movimiento tuareg para la Salvación del Azawad (MSA), que ha librado en el último año duros enfrentamientos con el grupo terrorista.

"El niño abandonó la localidad de Taserset para visitar Ménaka, donde se reunió con su hermana casada con un militante del MSA, pero a su vuelta fue arrestado y procesado por el juez local del EI, llamado Yusuf Uld Chuaib, quien ordenó su ejecución por visitar a los infieles", relató.

Añadió que cuando la familia del niño se enteró de su detención envió a dos de sus tíos a hablar con los yihadistas para saber de su paradero, pero el mismo "juez" los sentenció y condenó a muerte, y fueron asesinados a tiros ante la población local.

De la invasión a la opresión

En sus medios propagandísticos, el grupo terrorista presenta estas prácticas como evidencias de su triunfo, al pasar de la etapa de la conquista de territorios a la fase de la dominación y la aplicación de su propia ley.

En el último número de su revista "Al Nabae", el EI anunció que tres hombres fueron juzgados por su "justicia" el pasado 11 de agosto por robo y adulterio, dos de ellos sufrieron la amputación de la mano y el tercero fue lapidado hasta la muerte.

El escrito añade que otras tres personas fueron arrestadas y juzgadas por robo entre el 16 y el 18 de agosto en las localidades de Ansungo (Gao) y en la región de Ménaka, y sancionadas con la amputación de la mano.

Dos de estas tres personas fueron trasladadas a un mercado popular en la localidad de Tabankour, donde la ejecución de la sentencia tuvo lugar ante los ojos de los habitantes.

La revista propagandística del EI muestra tres fotos, dos de ellas de terroristas preparándose para cortar la mano a una persona y la tercera de un hombre esposado y tirado en el suelo durante el momento de su lapidación.

El EI gana terreno, la ONU lo pierde

El pasado día 12, la organización yihadista reconoció por primera vez haber tomado el control de varias localidades malienses, en concreto las de Tidarméné, Inkadewane, Fazouane, Tin Amassine y Chemim, en la región de Ménaka, tras seis meses de combates con la filial de Al Qaeda en el Sahel y el MSA.

La situación de estas zonas ha empeorado tras el inicio de la retirada de la misión de la ONU en Mali (Minusma), a petición de la junta militar maliense.

La Minusma ha cerrado ya cuatro bases en las zonas más remotas del país, según un calendario que prevé que el 30 de septiembre solo queden abiertas tres bases -Bamako, Tombuctú y Gao- que tienen que estar cerradas antes del 31 de diciembre, según el acuerdo entre la ONU y el Gobierno maliense.

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