La ansiedad por separación en nuestras mascotas: "No saben que están haciendo algo malo, no les regañéis"

Un perro tumbado en un sofña.
Un perro tumbado en un sofña.
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Un perro tumbado en un sofña.

En los últimos años, la relación entre las personas y los animales ha evolucionado de manera significativa. Especialmente, perros y gatos han dejado de ser simples mascotas para convertirse en un miembro más de la familia, compartiendo nuestro hogar, aventuras y rutinas. Sin embargo, esta estrecha conexión también ha dado pie a un fenómeno cada vez más común: la ansiedad por separación.

Aquellos amantes de los perros seguramente hayan oído hablar de este término que, lejos de afectar solo a los canes, también puede presentarse en nuestros compañeros felinos. Pero, ¿qué sabemos sobre la ansiedad por separación y qué podemos hacer para ponerle remedio?

Cuando la relación entre personas y animales es tan fuerte, la distancia puede desencadenar niveles de estrés en nuestros peludos, afectando a su bienestar emocional y a su comportamiento. "Pueden seguirnos por la casa, no querer abandonarnos ni por un segundo e incluso interponerse entre nosotros y la puerta cuando tenemos que salir", explica Laura González, veterinaria y divulgadora a través de su canal de YouTube 'Tu Veterinaria'.

"También, a nuestra vuelta a casa, pueden darse dos situaciones: o que sea un jolgorio de alegría y una fiesta para ellos, o que, por el contrario, pasen de nosotros como si tuvieran resquemor por haberles dejado solos en casa", añade la experta. "Si te ocurren este tipo de situaciones con tu perro o gato, es posible que éste sufra ansiedad por separación".

Qué cambiar para ayudarles con la ansiedad y el estrés

En el caso de los gatos, González explica que otro síntoma que puede tener la ansiedad por separación es el overgrooming, es decir, "que se estén acicalando de forma excesiva hasta el punto de hacerse heriditas o provocarse calvas". "En perros, esto no ocurre, pero pueden llegar a morderse a sí mismos, por ejemplo", añade.

"Esto que ocurre mucho de que nos destrozan la casa (la mía se comía una cómoda, los sofás, las sillas...) puede venir unido a que también se muerdan a sí mismos y se hagan heridas del propio estrés que pasan", detalla la veterinaria.

Las vocalizaciones también pueden ser otro síntoma, como los maullidos excesivos y de alto volumen, los aullidos de los perros y, por supuesto, los ladridos. "De hecho, muchas veces nos enteramos de que nuestro perro llora cuando nos vamos de casa por nuestros vecinos, debido a las vocalizaciones", comenta González.

"Otro síntoma de ansiedad por separación que pueden mostrar es que cuando se queden solos meen o defequen fuera de su sitio, e incluso que lleguen a vomitar", cuenta la experta. "En estos casos, por favor, no les regañéis, seguramente no sean conscientes de que están haciendo algo malo, no lo van a asociar, ni entender, lo hacen por puro estrés".

Hay que dejar claro que esto no es una cuestión de un día o de semanas, lleva mucho tiempo, pero da buenos resultados

Si nuestro gato o perro muestra uno o varios de estos comportamientos es muy probable que tenga ansiedad por separación y, como la solución no es regañarles al volver a casa y ver el estropicio que hayan podido dejar a su paso, ¿qué podemos hacer al respecto?

"En mi caso, hay tres cosas que hicimos con Kira (mi perra) durante al menos un año que estuvimos haciendo terapia y estaban relacionadas con el ejercicio, los cambios en el entorno y los medicamentos", comenta González, recordamos 

En cuanto al ejercicio, González recuerda que es bueno sacar a los perros a pasear a diario y que en el caso de los gatos también es positivo jugar y fomentar que se muevan. "Esto va a ayudar a que se cansen y que bajen los niveles de estrés", comenta.

"Además, cuando hablo de hacer ejercicios, no solo me refiero al físico, también a los ejercicios para tratar la ansiedad por separación, como el entrar y salir de casa de forma progresiva (primero sin tiempo de espera, luego esperando al otro lado de la puerta unos segundos e ir aumentando los tiempos", detalla. "Hay que dejar claro que esto no es una cuestión de un día o de semanas, lleva mucho tiempo, pero da buenos resultados".

Un perro esperando a que vuelva su tutor.
Un perro esperando a que vuelva su tutor.
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En aquellos casos en los que nuestra mascota "monte una fiesta" cuando volvemos a casa, González asegura que "no se trata de no prestarles atención" pero advierte que debemos ser cautos. "Hay que tratar nuestra vuelta como algo normal, alguna caricia o mimo y ya está", aconseja.

"Otro ejercicio que podemos probar es coger objetos que estamos acostumbrados a llevar cada vez que salimos de casa (como el bolso, las llaves del coche o cualquier objeto con el que siempre salgamos) y paseemos por nuestro hogar un poco hasta dejarlo en su sitio otra vez", explica. "Así el perro no asocia a que siempre nos vamos y la ansiedad se puede reducir".

Por último, la veterinaria recomienda que durante la terapia con nuestros animales intentemos mantener las rutinas. Por ejemplo, si nuestro perro o gato siempre come a las 14h y nosotros un día salimos a comer fuera y nos vamos de 11h a 16h, ya estamos dándole de comer más tarde. "Por ello, es mejor volver a casa y darles de comer, para no interrumpir la rutina, lo que puede causarles ansiedad", comenta.

Esconderles comida en casa o dejarles puzzles interactivos también puede entretenerles y ayudarles mientras no estamos en casa

En cuanto a los cambios en el entorno, la experta recomienda que dejemos puesto el televisor o algo de música clásica (relajante siempre), para disminuir la ansiedad de nuestras mascotas. "Esto funciona muy bien, porque cogen la sensación de que la casa no está vacía y de que vamos a volver", explica.

"También, cada vez que salimos de casa, podemos dejar algo que huela a nosotros a su alcance (una camiseta, por ejemplo), para que lo huela y piense que tenemos que volver para recogerlo", añade González. "Esconderles comida en casa o dejarles puzzles interactivos también puede entretenerles y ayudarles mientras no estamos en casa".

En cuanto a la medicación, González hace hincapié en que debe ser algo que ponga en marcha nuestro veterinario. "En nuestro caso con Kira estuvimos cerca de un año con ansiolíticos y antidepresivos, los cuales no pueden retirarse de golpe", recuerda.

"Lo ideal es que, si se puede, nuestro médico clínico veterinario y un veterinario etólogo o educador canino se junten para ver y valorar qué cosas favorecen mejor a nuestro perro o gato", concluye la experta.

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