Reclaman una estrategia nacional no politizada para adaptar las ciudades al calor y que no se conviertan en sitios "inhabitables"

Un termómetro situado en el cruce de la Calle Hellín con la Avenida de España marca 41º C, a 11 de julio de 2023, en Albacete.
Un termómetro situado en Albacete marca 41ºC.
EP
Un termómetro situado en el cruce de la Calle Hellín con la Avenida de España marca 41º C, a 11 de julio de 2023, en Albacete.

España necesita una estrategia nacional que establezca normas comunes para adaptar sus ciudades al cambio climático. Así lo ha declarado la directora del Observatorio 2030 del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (Cscae), Angela Baldellou, en una entrevista concedida a Efe.

La experta señala que, de no llevarse a cabo esta estrategia, las metrópolis serán sitios "inhabitables". Para llevarla a cabo, Baldellou indica que esta requiere de consenso con los sectores afectados y de "pactos de estado" basados en las recomendaciones de los técnicos y no en cuestiones políticas o ideológicas. 

"La primera medida es tomárselo en serio y no poner parches. Todos los años, con la llegada del calor, pasa lo mismo. Pero las medidas no deben tomarse cuando llega una ola de calor, tienen que seguir una estrategia", ha afirmado.

Integrado por representantes de la administración, construcción, industria y tercer sector, el observatorio persigue impulsar el cumplimiento en España de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la ONU, entre los que figuran lograr ciudades sostenibles y frenar el cambio climático.

Según la directora de este centro, se necesitan "pactos verdes por las ciudades", con medidas que no se puedan "politizar" y que se tengan que tecnificar y desarrolladas por comités de expertos multidisciplinares creados ad hoc que analicen la situación de cada urbe, qué medidas se deben adoptar y en qué zonas hay que intervenir.

Crear un "marco general"

A su juicio, para lograr que el cambio se produzca en todo el país debería haber un "marco general", preferiblemente con rango de ley, que establezca medidas generales que luego cada ciudad implemente en función de sus características (climatología, tamaño, población, infraestructuras, etc...).

Baldellou explica que hay cuestiones básicas que toda ciudad debería abordar, entre las que destacan incrementar las zonas verdes y el arbolado, reducir el tráfico y el uso de combustibles fósiles, impulsar la movilidad sostenible, reciclar el agua o usar pavimentos drenantes.

Según ella, actualmente, las ciudades son "ecosistemas de hormigón" que almacenan un "montón de calor durante el día que luego emiten por la noche" y, además de reducir sus emisiones, hay que tomar medidas para adaptarlas a unas temperaturas que, según advierten los científicos, serán cada vez más elevadas por el cambio climático.

Y son estas medidas las que, según la experta, "requieren de tiempo" y de estrategias a medio y largo plazo que permitan a todos los sectores implicados poder cumplir unos objetivos ambiciosos, pero también viables y realistas. "Si ponemos objetivos inalcanzables, vamos a estar siempre incumpliendo", añade.

Poder seguir los resultados

Además, es muy importante que se adopten estándares de medición para poder hacer un seguimiento de los resultados y ver qué medidas son eficaces, cuáles hay que retirar y cuáles se deben intensificar.

"Para mitigar el calor, vamos a necesitar intervenir en grandes áreas urbanas y apostar por la rehabilitación y la regeneración urbana integral. Eso requiere de estrategias que implican a muchos sectores, que deben poder participar en las decisiones que afectarán a su transformación", ha insistido Baldellou. 

En su opinión, hoy por hoy, el discurso negacionista no tiene sentido porque las evidencias son "abrumadoras" y lo que hay que buscar con el consenso de todos es que los objetivos se cumplan con las menores repercusiones posibles, tanto económicas como sociales.

También es muy importante, según señala, cuantificar los beneficios que genera cada acción para lograr unas ciudades más sostenibles, tales como una mejora de la calidad del aire, descenso de la criminalidad, incremento de ventas en zonas peatonalizadas, revalorización de viviendas, etc, pues ponerles valor facilitaría el apoyo de administraciones, empresas y ciudadanos.

"El coste de actuar es muy alto, pero el de no actuar, es incalculable. Hay que armar los argumentos de manera científica y técnica y tomar medidas en base a grandes acuerdos. No podemos seguir enfrentándonos en cuestiones que son de todos", ha aseverado.

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