España suspende en educación menstrual: "Todo lo que se trata como un tabú crea la mezcla perfecta para la vergüenza o el miedo"

Imagen de archivo de compresas y tampones.
Imagen de archivo de compresas y tampones.
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Imagen de archivo de compresas y tampones.

No hace ni un mes que cambiaron las reglas del centenario campeonato de Wimbledon para eliminar la obligatoriedad de que las tenistas usen ropa interior de color blanco. Un reclamo que las mujeres venían haciendo durante años por la ansiedad e inseguridad de tener que jugar un partido con la regla y que, aunque sea solo un pequeño cambio, el hecho de que no se haya tenido en cuenta durante décadas evidencia un asunto todavía intrínseco en la sociedad: los tabúes y estigmas que persisten en el ámbito de la menstruación.

"Ha sido una lucha enconada y parece mentira que todavía estemos así. Ello sin entrar en que a nivel deportivo obviamente tiene un impacto en el rendimiento que tampoco se está teniendo en cuenta a día de hoy. Pero ya solo el hecho de que una persona se tenga que sentir así de vulnerable por vestir de blanco, y que no se haya hecho nada hasta ahora, refleja que se trata de un tema de género y que la menstruación es todavía otra fuente de desigualdad y discriminación", asevera a 20minutos Sara Sánchez, investigadora del Instituto Ingenio, centro mixto del CSIC y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).

Sánchez lideró recientemente uno de los pocos estudios sobre educación menstrual que se han hecho en España. Tras encuestar a más de 4.000 personas de entre 14 y 80 años, la investigación reveló una educación menstrual "deficiente" que contrasta con los avances sociales de los últimos años. La forma en la cual vivieron su menstruación las mujeres nacidas en los años 50 apenas ha cambiado respecto a las que nacieron ya en los 2000. ¿La causa? Una falta de información y de formación en las escuelas sobre un asunto que suele tratarse únicamente desde el prisma biológico; dejando de lado otros asuntos como la gestión del dolor, la identificación de síntomas de endometriosis y trastornos similares, o la existencia de distintos productos de higiene menstrual.

Emociones negativas en la primera regla

Cuatro fueron las emociones principales que las mujeres encuestadas reconocieron haber sentido durante su primera menstruación: casi una de cada cuatro sintió vergüenza (23%); dos de cada diez experimentaron preocupación; un 16% miedo; y un 15% estrés. Además, más de un tercio (35,7%) no sabía muy bien qué era la regla cuando les bajó por primera vez y un 56,1% no sabía lo suficiente sobre cómo proceder.

Detrás de esos datos hay una carencia de conocimiento, pero también una prevalencia de los estigmas que se han mantenido durante décadas. "Seguramente, si toda la población menstruara, esto se trataría de otra forma. No es algo que se haya tratado como una prioridad hasta ahora. Y luego está el tema del tabú, el relegarlo a un ámbito privado con la excusa del pudor. Pero al final esto es un asunto que afecta a toda la población y, como tal, debe ser tratado a nivel social", defiende Sánchez.

Esa vinculación de la menstruación a emociones negativas pone sobre el papel una forma de actuar que, durante años, ha propiciado que, por ejemplo, las mujeres se presten compresas y tampones a escondidas, como si se fuese "un alijo de drogas". Porque, como señala la investigadora, todo aquello que se trata en forma de tabú "crea la mezcla más adecuada para la vergüenza, el miedo o la burla".

Sin educación menstrual en las escuelas

Pero también responde a una falta de información en la educación formal, en las escuelas. En España no existe una parte del currículo educativo dedicada específicamente a la salud menstrual. El 75% de los encuestados dice que recibió educación sobre la menstruación en la escuela, aunque únicamente como parte de su papel biológico en la reproducción. Sin embargo, apenas el 15% asegura que dio información sobre los productos de higiene menstrual; menos del 5% fue instruido sobre cómo utilizarlos; y apenas el 2% abordó las implicaciones de la regla.

"En general, la primera fuente de información es la madre, seguida, aunque ya de lejos, de las hermanas, amigas, etc. Pero no deja de ser una fuente de información informal, que con toda la buena voluntad que tengamos, no estamos asegurando que esa madre o esa persona haya podido contrastar la información. Entonces, claro, eso puede contribuir a la desinformación y a perpetuar los mitos", explica Sánchez.

"Ese 'rebajar el drama' que daría la educación a toda la población tendría, indudablemente, un impacto positivo"

Desinformación que, una vez más, multiplica la vergüenza, el estrés o la preocupación en torno a la menstruación. Así lo demuestra el estudio, que refleja que, a más información sobre cómo manejar el sangrado en el momento de la primera regla, menos emociones negativas se experimentan. "Es matemático", subraya Sánchez.

"Hablamos de educar, no solo a las niñas, sino a toda la clase. Cuando se trata un tema con total normalidad, obviamente se reduce el nivel de escarnios y las anécdotas compartidas que tenemos cientos de mujeres de haber sido objeto de burlas por manchar la silla o el pantalón. Ese ‘rebajar el drama’ que daría la educación a toda la población tendría, indudablemente, un impacto positivo", sostiene Sara Sánchez. Aunque asegura que también falta investigación en ese sentido para recopilar más información. "Respuestas que ni siquiera tenemos", incide Sánchez, quien denuncia que "no se investiga, no se legisla, no se educa y, por ende, no se trata".

Conocer un ciclo que dura toda la vida

El estudio —publicado en la revista BMC Women's Health— se centra fundamentalmente en el momento de la menarquía (la primera menstruación), pero esa necesidad de información, subraya Sánchez, dura toda la vida de la mujer: "Es un ciclo que nos acompaña siempre, ya sea en forma de menstruación, de menopausia o de embarazo". En ese sentido, explica, han recibido multitud de preguntas de mujeres sobre cómo tratar los dolores menstruales, cómo saber cuándo se tienen que preocupar, cómo gestionarlos, qué impacto tienen los diferentes productos de higiene menstrual, más información sobre la endometriosis, etc.

La propia investigación alerta de que esa ocultación también tiene un impacto negativo en el correcto diagnóstico y tratamiento de problemas de salud. "Hay muchas personas que todavía piensan que el hecho de que la regla duela a niveles insoportables es normal, y no acuden al especialista", afirma. Pero las que sí lo hacen, añade, se encuentran en muchas ocasiones con una respuesta que tiende a la normalización de ese dolor o a recetar analgésicos o la píldora anticonceptiva, lo que impide en muchos casos el correcto diagnóstico. 

"Hay muchas personas que todavía piensan que el hecho de que la regla duela a niveles insoportables es normal"

"Muchas nos han escrito y nos han dicho que habían estado mal diagnosticadas durante años, y que por fin han conseguido un diagnóstico adecuado, que les viera otra persona, les hiciera ciertas pruebas, etc.", relata Sánchez. En general, la endometriosis es una enfermedad que padecen el 10% de las españolas, pero que, sin embargo, se tarda una media de ocho años en diagnosticar. "Nos estamos dejando a muchísimas mujeres por el camino", denuncia. 

Un mínimo en el currículo educativo

En la última reforma del aborto, aprobada definitivamente en febrero, la salud menstrual fue uno de los ejes de la nueva normativa, que pasó a reconocer una baja laboral concreta para las menstruaciones incapacitantes. También en los presupuestos de este año se redujo el IVA de las compresas y tampones del 10% al 4% para combatir la pobreza menstrual. Pero, para Sara Sánchez, "no es suficiente". En primer lugar, porque "seguimos gravando un producto que no es de uso electivo y que además solo se ve obligada a utilizar la mitad de la población". 

Luego, también, porque no se ha incluido ninguna medida relativa a esa formación sobre la menstruación de la que España cojea, según ha demostrado su investigación. "Es necesario que la salud menstrual tenga un lugar en el currículo estatal para que de esta forma cualquier persona escolarizada en España reciba una información mínima, que sea veraz y contrastada, más allá de sus circunstancias personales".

Ellos, mientras tanto, continuarán investigando y arrojando luz y datos sobre un tema que hasta ahora estaba sumido en un limbo informativo. "Hablaremos de otros temas como el impacto social, las cosas que dejamos de hacer por la menstruación o cómo la perspectiva de género ha faltado históricamente en la investigación tradicional médica", concluye.

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