Tatuajes, el posible riesgo para la salud del que nadie habla

  • Tradicionalmente, en las tintas de tatuajes se han encontrado muchos compuestos cancerígenos y peligrosos.
  • Aún no se conocen los riesgos reales porque faltan grandes estudios poblacionales a largo plazo.
  • Desde 2022-23, la nueva normativa europea de seguridad para las tintas es la más estricta del mundo.
Un hombre con tatuajes.
Un hombre con tatuajes.
Needpix.com
Un hombre con tatuajes.

Imaginemos un producto que se inyecta en el cuerpo, que ha sido diseñado y creado por científicos expertos, desarrollado por ingenieros biomédicos, probado primero en animales y después en varias fases de ensayos clínicos en humanos, cuyos resultados se han publicado en revistas científicas con revisión por pares, que finalmente se ha aprobado por una autoridad reguladora, y que actúa en el cuerpo solo durante unas semanas para luego desaparecer.

Pues bien, nada de lo anterior, que sería el caso de una vacuna, es el caso de los tatuajes: no han sido creados ni siquiera para usarse en humanos, sino que son pigmentos industriales; no se han testado en ensayos clínicos rigurosos; en muchos casos no se sabe exactamente qué contienen; y permanecen en el cuerpo para siempre, con una exposición de por vida a los agentes que llevan, sin que se conozca con detalle cuáles son sus riesgos a largo plazo.

Al menos desde el siglo XIX se sabe que las tintas de los tatuajes no son tan inertes como cabría pensar. Por entonces ya se descubrió que las personas con tatuajes tenían sus ganglios linfáticos coloreados. Estudios recientes han detallado que parte de la tinta es transportada pasivamente a través de las redes sanguínea y linfática o captada activamente por células del sistema inmune como parte de la respuesta inmunitaria, y drenada en los ganglios linfáticos donde puede causar linfadenopatías agudas o crónicas. Cuando comenzaron a analizarse las tintas, se descubrió no solo que en muchos casos contenían compuestos considerados cancerígenos, sino que además ciertos pigmentos (llamados azoderivados) liberan también compuestos cancerígenos por la exposición del tatuaje a la radiación ultravioleta solar.

Pero si no se sabe con certeza cuál y cuánto es el riesgo, es porque aún es demasiado pronto. Entendamos que los factores de riesgo de cáncer actúan de forma dependiente de la dosis, del tiempo de exposición y de la edad. El cáncer es una enfermedad asociada a la edad, en la cual el efecto de los factores de riesgo es mayor con el tiempo de exposición y la dosis.

Una práctica antigua, pero una moda reciente

El ser humano se ha tatuado al menos desde el Neolítico, pero obviamente ni en esto ni en nada conocemos con exactitud los riesgos a la salud cuando la esperanza de vida era mucho menor que ahora. En la época moderna, hasta los años 80 o 90 los tatuajes eran algo minoritario más bien restringido a ciertos grupos, y los grandes tatuajes eran raros. Llevamos todavía pocas décadas desde que la moda de los tatuajes se generalizó en la población y los grandes tatuajes proliferaron, así que todavía es pronto para saber cuáles serán los efectos poblacionales a largo plazo.

Recientemente se han creado las primeras cohortes clínicas poblacionales para estudiar los posibles riesgos a largo plazo

Tan es así que en mayo de 2023 se ha publicado en la revista BMJ Open el lanzamiento en Suecia de la que se dice es la primera cohorte clínica —un grupo grande de personas sometidas a un seguimiento riguroso para estudiar científicamente uno o varios factores de salud— dedicada a los tatuajes para analizar sus posibles efectos adversos en un grupo de más de 13.000 personas. Aunque el estudio afirma que es la primera, no estoy muy seguro de esto, ya que en Francia existe un estudio, CRABAT (siglas en inglés de Riesgo de Cáncer Atribuible al Arte Corporal del Tatuaje), liderado por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) y que se basa en una cohorte nacional francesa utilizada para otras investigaciones sobre salud pública.

Por supuesto, esto no quiere decir que no haya estudios al respecto. Los hay a docenas, informes de casos, estudios en grupos pequeños y metarrevisiones de estos, y tanto la IARC como diferentes autoridades sanitarias nacionales mantienen programas de investigación sobre los riesgos de los tatuajes para la salud. El problema es que, según lo dicho, aún faltan grandes estudios poblacionales a largo plazo. Este tipo de estudios han sido los que han permitido, por ejemplo, establecer los beneficios de la dieta mediterránea o los riesgos de los alimentos procesados, entre otros muchos.

Pero todo ello nace del hecho de que hay motivos para la preocupación. Como ya conté aquí hace unos años y recalcan los expertos, los pigmentos utilizados en los tatuajes no han sido diseñados, creados ni autorizados para inyectarse en tejidos vivos humanos, sino que su origen es industrial; son los mismos que se emplean para pintar coches o teñir plásticos. Según contaba una revisión de 2015, solo unos pocos tienen grado cosmético, es decir, están aprobados para usarse sobre la piel, pero ninguno tiene grado farmacéutico, apto para introducirse en el cuerpo.

Pero esto no significa que todo valga y que el mundo de las tintas de tatuajes sea una jungla sin ley. En la UE, en 2008 se aprobaron unos ciertos requisitos de seguridad en las tintas. El sistema europeo RAPEX (siglas en inglés de Sistema de Intercambio Rápido de Información) es el que actúa cuando escuchamos que ciertos juguetes se han incautado por no cumplir la normativa europea. RAPEX se ocupa de los productos no alimentarios, farmacéuticos ni médicos, es decir, que las tintas de los tatuajes, a pesar de introducirse en el cuerpo, no están reguladas por los controles de los medicamentos o la comida, sino por los de los juguetes, los cosméticos o los aparatos de consumo. Otro problema es que RAPEX actúa a posteriori, retirando los productos del mercado; por ejemplo, prohibiendo tintas de tatuajes que ya se utilizaban en Europa.

Entre 2007 y 2017 se retiraron del mercado europeo 190 tintas por contener compuestos cancerígenos y metales pesados

Según un estudio de 2019, entre 2007 y 2017 se prohibieron en Europa 190 tintas de tatuaje o maquillajes permanentes, la mayoría procedentes de EEUU. Los motivos principales para su prohibición fueron que su composición incluía compuestos cancerígenos, como aminas aromáticas (o pigmentos que las liberan por acción de la luz ultravioleta) o hidrocarburos aromáticos policíclicos, o bien metales pesados por encima de los niveles permitidos. Los investigadores añadían además que las normativas europeas cubren la presencia de estos compuestos, pero ignoran por completo la toxicidad de las nanopartículas de la tinta.

Además de la propia composición, otro riesgo es lo que no aparece en ella, impurezas y contaminación microbiológica. Respecto a lo primero, la revisión de 2015 citaba un estudio que encontró en las tintas negras una gran cantidad de impurezas carcinogénicas o genotóxicas. Otra revisión del mismo año descubría contaminación por bacterias en una de cada cinco tintas analizadas, a pesar de estar etiquetadas como estériles.

Europa, a la vanguardia en legislación

Pero aparte de las alertas de RAPEX, la UE ha introducido novedades importantes en la legislación. En enero de 2022 la regulación REACH (Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Productos Químicos) de la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) prohibió en las tintas de tatuaje más de 4.000 compuestos “que causan cáncer o mutaciones genéticas y productos químicos que son tóxicos para la reproducción, así como sensibilizantes e irritantes de la piel”. Un año más tarde, en enero del 23, la UE ha ilegalizado también dos pigmentos, el azul 15:3 y el verde 7, por riesgos similares.

Con estas nuevas normas, la regulación europea es ahora quizá la más estricta del mundo, pero es importante entender que esto solo se aplica a los tatuajes realizados desde 2022-23. Mientras, EEUU va con mucho retraso, sin apenas regulación. Un estudio de 2022 descubrió que la mitad de las tintas analizadas, de las que se utilizan habitualmente en aquel país, contenían compuestos cancerígenos.

Según los expertos, los tatuajes "veganos" tienen básicamente los mismos ingredientes, y no son más seguros ni son veganos

Por último, unas palabras sobre los tatuajes “veganos”. En 2018 un reportaje en Vice cubría este tema con el enfoque de expertos, quienes decían, primero, que la afirmación de que las tintas presuntamente veganas son más seguras es “un truco para vender” del que “no tienen pruebas”, según Jørgen Serup, presidente de la Sociedad Europea de Investigación en Pigmentos de Tatuajes y profesor de Dermatología en el Hospital Bispebjerg de Copenhague, y que “todos los ingredientes son básicamente los mismos” y también las impurezas y los conservantes, según Ines Schreiver, del grupo de Investigación de Tintas de Tatuajes en el Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos (BfR, en alemán); y segundo, que según la organización animalista PETA, en todo caso los tatuajes veganos no existen, ya que en el proceso intervienen numerosos productos animales.

En resumen, no se trata de alarmar a nadie, ni de sabotear a los artistas tatuadores, que hacen auténticas maravillas. Debe quedar claro que, con el conocimiento de hoy, cualquier afirmación de que los tatuajes causan cáncer u otras enfermedades no es ciencia, sino bulo. Pero también lo sería decir que no lo causan; como apunta la IARC, “con el actual estado del conocimiento es imposible responder a esta pregunta”. Pero según decía a Vice el experto Peter Laux, del BfR, “no podemos ignorar los riesgos potenciales de los tatuajes. No conocemos los posibles efectos a largo plazo”. Y dado que se habla poco o nada de esto, parecería razonable que las personas que estén pensando en tatuarse al menos sepan que están exponiéndose a un posible riesgo del que aún no hay datos científicos suficientes, y que cada cual decida sobre la base de un conocimiento informado. Porque, como veremos mañana, arrepentirse después no es una opción.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento