España mantiene la tendencia de los últimos años: hay muchos jóvenes con alta y baja cualificación, pero pocos profesionales con una formación intermedia. Una coyuntura que se refleja también en el mercado laboral y que destaca frente a la situación de la Unión Europea (UE). Si el 54% de los jóvenes españoles activos tiene una cualificación alta (el 43,4% en la media europea), la tasa de paro para ese mismo grupo es del 14%, más del doble que la media comunitaria (6,5%).

Son datos del informe Jóvenes universitarios y empleabilidad, un estudio llevado a cabo por el centro de estudios Randstad y la Universidad CEU San Pablo que analiza el reto del empleo entre los jóvenes con formación superior. Según la investigación presentada este lunes, tan solo el 23,4% de los jóvenes españoles cuenta con un nivel de cualificación media (como la Formación Profesional), mientras que en la UE la proporción es del 45,2%.

Con todo, el informe indica que la elección de los estudios también determina ampliamente la empleabilidad, el tiempo que se tarda hasta encontrar el primer empleo y el primer salario de los egresados universitarios. A los cinco años desde la graduación, cerca del 90% de los egresados universitarios está trabajando, aunque hay diferencias significativas según la carrera elegida. 

Cuando estudiar en la universidad no asegura un buen puesto: España es el país de la UE con más graduados en trabajos poco cualificados

Informática, por ejemplo, presenta las tasas más altas de empleo (el 96,3% de los graduados consiguieron trabajo en ese periodo). También las áreas de salud y servicios sociales o las de ingeniería industria y construcción tienen tasas de empleabilidad de en torno al 92% a los cinco años desde la graduación. Tasa que supera en más de 20 puntos a la de las carreras de artes y humanidades (77,1%) o las de estudios superiores de educación (82,2%) y ciencias (83,6%). 

Algo parecido sucede con la tasa de paro. Si la media de egresados universitarios en paro es del 14%, en informática la proporción se reduce hasta el 2,3%; al 4,1% en salud y servicios sociales y al 4,7% en ingeniería, industria y construcción. De nuevo, son artes y humanidades (13,%) educación (12,1%) y ciencias (10,5%) los que presentan tasas de desempleo más altas. 

Carlos Gámez

La elección de los estudios influye igualmente en los salarios que ganan los jóvenes una vez graduados en la universidad. El informe revela que más de la mitad (55,9%) ingresó menos de 1.000 euros al mes en su primer empleo; umbral que sí se supera en carreras como Náutica y Transporte Marítimo (1.645 euros), Medicina (1.609) y Enfermería (1.409). En Geografía o Arqueología, sin embargo, la media ronda los 880 euros mensuales. 

En cuanto al tiempo que tardan en encontrar ese primer trabajo, la mitad lo consiguió en menos de tres meses tras acabar sus estudios, aunque, al analizar las ramas de estudio, la tendencia varía. "Entre las titulaciones que a priori resulta más sencillo encontrar empleo, entre un 10 y un 20% de los graduados tarda más de un año en encontrar su primer empleo", señala el estudio. Así, existen titulaciones como Medicina, que, a pesar de tener una tasa de desempleo muy baja, la mayoría de sus egresados universitarios tarda seis meses o más en firmar su primer contrato.

Además, según ha señalado el senior advisor de la Dirección General de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Rodrigo Martín, "existe una importante insatisfacción con los estudios elegidos: solo el 64% volvería a realizar la misma carrera y el 12% no volvería a hacer estudios universitarios". Los graduados más desencantados son los de Gestión y Administración pública (31,4%), Ingeniería Geomática, Topografía y Cartografía (33,8%) y Turismo (36,1%). 

Las profesiones del futuro

Ese desequilibrio en las cifras de empleo de unas carreras y otras es algo que, según la Fundación, puede continuar creciendo. "Hemos de tener en cuenta que los empleos que se crean son cada vez más cualificados, en lo que influye de manera determinante los retos de la digitalización y la automatización", ha señalado este lunes el director de Randstad Research, Valentín Bote, durante la presentación de los resultados.

En esa línea, el informe prevé que las necesidades del mercado laboral cambien sustancialmente en los próximos años como consecuencia de la digitalización, el cambio demográfico o la transición medioambiental; favoreciendo la creación de nuevos empleos y la desaparición de algunas ocupaciones actuales. Nuevos puestos de trabajo como especialistas en Internet de las cosas, ciberseguridad, Inteligencia Artificial o Big Data, que perjudicarán a otros sectores que irán automatizándose, como la hostelería, la industria manufacturera o el comercio al por menor. 

Se buscan ingenieros en España: la proporción de matriculados disminuye pese a que es una de las ramas con más salidas laborales

También por la transición medioambiental se crearán los llamados empleos verdes, en áreas como la eficiencia energética, las energías renovables, la movilidad sostenible, y la gestión del agua o de recursos. "Al igual que la digitalización, la transición medioambiental también destruirá empleos en los sectores más contaminantes. Las oportunidades de empleo en estos sectores serán cada vez menores, y muchos de sus trabajadores tendrán que reciclarse en otros sectores de menor impacto ambiental", asevera la investigación. 

En ese sentido, el estudio señala una serie de empleos que en unos años serán altamente demandados por las empresas, pero que, con la tendencia actual, no habrá profesionales suficientes disponibles. Ingenieros en energías renovables, en industria y electricidad o en química industrial y medioambiental, por ejemplo. O médicos, puesto que el progresivo envejecimiento de la población incrementará previsiblemente la demanda de los servicios sanitarios.