Factores a tener en cuenta en una evaluación neuropsicológica: "Es importante seleccionar las pruebas en función del momento del día"

Terapia con niño
Los niños pueden estar acompañados de sus padres durante las pruebas.
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Terapia con niño

Durante el curso escolar, tanto el colegio como los propios padres pueden advertir problemas de adaptación o dificultades a nivel cognitivo, emocional o de comportamiento en sus hijos. Por este motivo, y aprovechando el inicio de las vacaciones de verano, una época en la que los niños no tienen clase y se encuentran más descansados, algunas familias deciden aprovechar para realizar una evaluación neuropsicológica. Este método de diagnóstico, orientado a personas de todas las edades, ayuda a identificar de forma precoz un posible deterioro cognitivo o una dificultad específica asociada a una patología que pueda, en un futuro, causar una discapacidad.

Es importante tener en cuenta que la evaluación neuropsicológica debe estar coordinada y dirigida por un neuropsicólogo, aunque también colaboran en ella otros especialistas. "Lo ideal será buscar un centro que cuente con un equipo multidisciplinar formado por profesionales especializados (neuropediatra, psiquiatra, logopeda, psicólogo, neuropsicólogo, terapeuta ocupacional, fisioterapeuta, psicopedagogo…etc.), con el objetivo de diseñar una evaluación específica para cada caso, en base a las necesidades y dificultades de cada niño", explica Sara Herrero, neuropsicóloga y directora del Gabinete multidisciplinar de la Fundación Querer.

De esta manera, señala Herrero, "una vez tengamos los resultados de la evaluación podremos diseñar un plan de intervención individual e integral que pueda atender las necesidades del niño desde cada área de desarrollo".

Factores que debe tener en cuenta el profesional

El objetivo de la evaluación neuropsicológica es averiguar qué proceso cognitivo o socio-emocional está detrás de las dificultades que presenta la persona. Para ello, el neuropsicólogo deberá recabar, primero, toda la información relativa a las áreas de desarrollo del paciente, desde el embarazo hasta el momento actual. "También tendremos en cuenta la información que nos aporten tanto desde el colegio, como de informes médicos previos", señala Herrero.

No obstante, en el caso de que no existan estos informes, el profesional puede realizar una anamnesis, esto es, una entrevista para identificar personalmente al individuo, conocer sus dolencias, obtener una retrospectiva de él y determinar los elementos familiares, ambientales y personales más relevantes. Toda la información que pueda lograr permitirá "diseñar una evaluación individualizada para cada persona, seleccionando las pruebas específicas en cada caso", explica la neuropsicóloga.

Cada evaluación es única y está diseñada específicamente basándonos en las necesidades de cada niño

Además de recopilar toda la información posible sobre el paciente, el profesional debe tener en cuenta varios factores para asegurarse de que la evaluación neuropsicológica se realiza de la forma más adecuada:

  • La elección de las pruebas.
  • La motivación y el esfuerzo del niño.
  • Otros factores contextuales, como el estado emocional y físico del paciente.

Elección de las pruebas adecuadas

La evaluación neuropsicológica consiste en una batería de pruebas psicométricas estandarizadas (que pueden realizarse también con material manipulativo o realidad virtual), cuestionarios y escalas psicológicas con base científica, destinadas a explorar las funciones cognitivas, el nivel de autonomía y el área socio-emocional de la persona. Existen diferentes tipos de evaluaciones neuropsicológicas, dependiendo de la edad, las necesidades y el perfil cognitivo del individuo.

No obstante, no existen modelos cerrados de evaluaciones, sino que, como explica la neuropsicóloga, "cada evaluación es única y está diseñada específicamente basándonos en las necesidades de cada niño. Algunas incluirán pruebas a nivel motor, otras requerirán más pruebas a nivel emocional o social y otras serán puramente cognitivas".

Para escoger el tipo de pruebas que se deben realizar, el profesional se basa en la información que proporciona la familia, el colegio y los informes médicos previos. "Esto nos permite detectar desde qué áreas vamos a evaluar y qué pruebas seleccionaremos, en base a las dificultades que hayamos encontrado", señala. De esta forma, para medir las funciones cognitivas (atención, concentración, memoria, aprendizaje, lenguaje, etc.) se utilizan pruebas como la escala de SNAP IV, Test de Vanderbilt, Test de Stroop o Figura Compleja de Rey. En cambio, para medir el nivel de autonomía y el área socio-emocional (estado de ánimo de la persona, comportamiento, personalidad... etc.) se realizan distintos cuestionarios.

La motivación y el estado emocional y físico del niño

Por otro lado, el profesional deberá valorar la motivación y el esfuerzo del paciente, ya que ambos factores podrán condicionar los resultados. "En general, los niños suelen venir motivados a la realización de las pruebas y, en cualquier caso, nosotros como profesionales podemos contribuir y favorecer que mantengan esta motivación", explica Herrero. Su predisposición será clave, por ello, es necesario que el profesional establezca una relación de confianza con el paciente.

Lo ideal será aplicar las pruebas de evaluación por la mañana, momento en el que el niño se encuentra descansado

Para facilitar este proceso, además, apunta la neuropsicóloga, "es importante que, desde casa, previamente, los padres lo anticipen, siempre adaptado a la edad y la capacidad del niño". De esta forma, señala, "evitaremos que el niño se entere, a veces incluso en el mismo día, de que 'va a ir a un sitio que no conoce, con una persona que no conoce, a contestar a algunas preguntas'. Si previamente los padres han hecho el trabajo de explicarle dónde va a acudir, con quién y por qué motivo, esto favorecerá que el niño colabore y se encuentre más a gusto".

Asimismo, el profesional debe conocer el estado emocional y físico del paciente, "si está bajo medicación o no", y tener en cuenta el momento en el que se le realizan las pruebas. La evaluación neuropsicológica puede durar uno o varios días, pero el momento del día en el que se realice cada prueba será clave: "Es importante seleccionar qué pruebas se le van a pasar en función del momento del día". Lo ideal, asegura la neuropsicóloga, "será aplicar las pruebas de evaluación por la mañana, momento en el que el niño se encuentra descansado, ya que obtendremos unos resultados que reflejarán su rendimiento real más verazmente que si la realizamos por la tarde, cuando ya viene cansado del colegio. Por ejemplo, no sería adecuado pasar pruebas destinadas a valorar la capacidad atencional y de concentración a última hora de la tarde de un día de colegio".

En cualquier caso, subraya Herrero, "durante la administración de pruebas tendremos que hacer los descansos necesarios y adaptarnos al ritmo del menor y, en caso de que el niño se ponga malo o no se encuentre bien, posponer la evaluación para otro momento".

La participación de la familia

Tener una visión panorámica del paciente será imprescindible para realizar la evaluación de la forma más correcta posible. Por ello, señala Herrero, "es positivo que tanto los padres como el colegio estén informados de en qué consistirá la evaluación y que colaboren proporcionando información sobre su punto de vista. Esto nos permitirá obtener datos sobre el comportamiento del niño en diferentes contextos y ver si las dificultades detectadas se presentan en ambos ambientes o no".

Además, todas las pruebas se realizan de forma individual, pero, en el caso de niños pequeños, pueden estar acompañados de sus padres. No obstante, cabe tener en cuenta que, a partir de cierta edad, más que una ayuda puede suponer un sesgo en la evaluación. Por último, una vez el profesional aplica todas las pruebas y realiza las correcciones, organiza una sesión con los padres para explicarles los resultados obtenidos y entregarles el informe.   

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