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Cuándo realizar una evaluación neuropsicológica: "En verano nos permitirá aplicar medidas de cara al nuevo curso"

Evaluación neuropsicológica
A través de una variedad de pruebas y medidas estandarizadas, el neuropsicólogo realiza una valoración exhaustiva de las funciones cognitivas de la persona
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Evaluación neuropsicológica

Las evaluaciones neuropsicológicas son una herramienta fundamental para detectar e intervenir de forma precoz un posible deterioro cognitivo o una dificultad específica asociada a una patología que pueda, en un futuro, causar una discapacidad. A través de una batería de pruebas y medidas estandarizadas, diferentes en cada caso, el neuropsicólogo realiza una valoración exhaustiva de las funciones cognitivas de la persona para conocer cuáles son y por qué se están desarrollando así.

De esta forma, los profesionales médicos, el entorno y el propio paciente podrán comenzar a trabajar en su tratamiento y paliar o incluso evitar un daño mayor. "Es importante realizar una evaluación neuropsicológica porque proporciona una medida detallada y objetiva del funcionamiento cognitivo y emocional del individuo, permitiendo detectar los puntos fuertes, sobre los que nos apoyaremos, y los puntos débiles, que definirán los objetivos del plan de intervención", explica Sara Herrero, neuropsicóloga y directora del Gabinete multidisciplinar de la Fundación Querer.

¿Cuándo pedir una evaluación neuropsicológica?

La neuropsicóloga recomienda optar por realizar una evaluación neuropsicológica en caso de "aparición o sospecha de dificultades de adaptación, dificultades cognitivas, emocionales o de comportamiento". Estas dificultades pueden ir desde un problema de atención, memoria o razonamiento hasta una alteración de conducta o de las habilidades sociales, que dificulten el funcionamiento de la persona en su día a día.

Tanto la familia como el entorno escolar del niño pueden detectar estas dificultades. "Muchas veces, desde casa, podemos observar que el niño invierte mucho tiempo y esfuerzo, que después no se ve reflejado en los resultados", señala Herrero. También, en otras ocasiones, explica, "es el propio colegio el que informa a los padres de la presencia de dificultades a nivel académico, que están repercutiendo sobre las notas". Detrás de este cambio en las calificaciones, afirma, "podemos encontrarnos dificultades para mantener la atención, en el aprendizaje o en la relación con sus compañeros".

Para detectar estas dificultades, también será importante prestar atención a los cambios del día a día, en aspectos como "el patrón del sueño, el apetito o si le encontramos más irritable de lo normal". "Si todo esto se mantiene en el tiempo, podría ser la manifestación de dificultades en el desarrollo a nivel cognitivo, emocional o social, que investigaremos durante el proceso de evaluación", afirma.

Si dejamos que estas dificultades se mantengan en el tiempo sin poner una solución, se verá en juego la autoestima, confianza y seguridad en sí mismo

No obstante, detectar estas dificultades cuanto antes será clave para poder intervenir de forma temprana y que se produzca una óptima evolución del paciente. "Si dejamos que estas dificultades se mantengan en el tiempo sin poner una solución adecuada", asegura la neuropsicóloga, por un lado, "el niño tratará de solventarlas como pueda, y probablemente no lo haga de la forma más adecuada o adaptativa, generando un coste mucho mayor". Por otro lado, explica, "se verá en juego su autoestima, confianza y seguridad en sí mismo, provocando afectación en otros ámbitos de su vida que, a priori, no tenían por qué verse afectados".

Final de curso e inicio de verano, un buen momento

No existe una temporada específica para realizar una evaluación neuropsicológica, pero es cierto que, si no se ha realizado antes, el final de curso es una de las épocas más adecuadas. El inicio de verano y de las vacaciones escolares puede ser una buena opción ya que "los niños no pierden colegio y se encuentran más descansados para realizar las pruebas", comenta la neuropsicóloga.

Además, puede ser muy útil de cara al próximo curso: "Cuando ya observamos dificultades, conviene ponerse manos a la obra de cara a comenzar el nuevo curso con un informe detallado que ayude a los profesionales y al colegio a aplicar las medidas necesarias", señala Herrero. Es decir, por un lado, ayudará a "identificar las áreas en las que el niño necesita apoyo adicional" y, por otro, facilitará que "el centro aplique las adaptaciones y medidas necesarias para favorecer el aprendizaje y desarrollo del alumno". Asimismo, permitirá "explicar el rendimiento obtenido hasta el momento".

Dentro de las posibles adaptaciones y medidas de apoyo que pueden aplicar los centros escolares tras el diagnóstico en una evaluación neuropsicológica, se incluyen:

  • Planes de intervención individualizados, para abordar las dificultades identificadas en el informe neuropsicológico: "Pueden incluir estrategias educativas y de apoyo personalizadas".
  • Adaptaciones curriculares, esto es, modificaciones en el currículo escolar para asegurar que el estudiante tenga acceso equitativo a la educación: "Puede implicar ajustes en la presentación de la información, la duración de las tareas o el nivel de dificultad".
  • Apoyo educativo adicional, en forma de "clases de refuerzo, tutorías individuales o en grupos pequeños, con el objetivo de reforzar las habilidades específicas que el estudiante necesita desarrollar".
  • Modificaciones en la evaluación, esto es, adaptaciones en los procesos de evaluación, como "permitir más tiempo para completar exámenes, proporcionar formatos alternativos de evaluación (oral en lugar de escrita) o permitir el uso de apuntes, para garantizar que el alumno pueda demostrar sus conocimientos de manera justa".

La neuropsicóloga debe estar en constante comunicación con el centro escolar y el entorno del paciente, tanto antes como después de realizar la evaluación neuropsicológica. "El trabajo posterior a la evaluación ha de ser una combinación entre la intervención que se realiza con el niño en sesión, la proporción de pautas a la familia y la aplicación de medidas en el colegio. De esta manera, los resultados positivos serán más notables y se mantendrán en el tiempo", explica Herrero.

Si la evaluación se repite demasiado pronto, los resultados en las pruebas podrían verse sesgados y no reflejarían la realidad sobre su estado cognitivo actual

La mejora en el rendimiento del alumno se dará con casi toda probabilidad, pero, "en caso de que existiera la sospecha de que pudiera estar ocurriendo alguna situación o existiera alguna dificultad que no pudiéramos detectar o tratar a partir de esta evaluación, derivaríamos al profesional pertinente para poder abordarla", añade.

¿Cuándo repetir una evaluación neuropsicológica?

La evaluación neuropsicológica no es única ni permanente en el tiempo. La situación del niño o adulto puede cambiar, por lo que es recomendable volver a evaluarlo pasado un tiempo para medir el progreso o detectar nuevas áreas de dificultad que puedan haber surgido. "Al repetir la evaluación podremos observar la evolución y los cambios respecto a la valoración previa. Esto nos dará aún más información sobre el rendimiento del niño y, además, puede ser muy reconfortante para él poder observar todos los logros que ha obtenido", señala Herrero.

El plazo entre evaluaciones dependerá del caso y de su evolución. No obstante, subraya la neuropsicóloga, "debemos tener en cuenta que, si se repiten demasiado pronto, los resultados en las pruebas podrían verse sesgados debido al efecto de la práctica y a la memoria residual que tenga el niño, de manera que no reflejarían la realidad sobre su estado cognitivo actual". Por este motivo, aunque volver a evaluar a un niño a lo largo del año escolar puede ser útil, aconseja repetirlo a los dos años "para poder observar los cambios positivos tras la intervención que hayamos aplicado, hacer los ajustes pertinentes y continuar atendiendo las dificultades presentes, favoreciendo su evolución positiva".

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