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Qué es una evaluación neuropsicológica y cómo mide la existencia de un deterioro cognitivo

Un médico con un informe
Un médico con un informe
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Un médico con un informe

Tanto niños como adultos y ancianos pueden presentar problemas de atención, memoria, razonamiento, comportamiento…etc, que dificulten su funcionamiento en el día a día. Además de identificarlos, es importante saber por qué ocurren, es decir, qué proceso cognitivo o socio-emocional impide su correcto desarrollo. De esto se encargan las llamadas evaluaciones neuropsicológicas, un método de diagnóstico que estudia el funcionamiento de las redes neuronales de una persona a través de la medición de sus capacidades cognitivas que no se pueden evaluar por otros métodos como el electroencefalograma o la resonancia magnética.

Este método de diagnóstico supone una herramienta fundamental para detectar de forma precoz un posible deterioro cognitivo en adultos y realizar una adecuada intervención para tratar o incluso paliar una futura discapacidad intelectual en niños. Esta evaluación puede realizarse en personas de todas las edades aunque, tal y como indica Irene Pascual, neuropsicóloga, es recomendable "a partir de los dos años". "Hasta los 6 solo se puede diagnosticar Trastorno del Espectro Autista (TEA) o retraso madurativo que, en unos casos, con estimulación podrá solucionarse, pero en otros será una señal de un futuro diagnóstico de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o Trastorno del Aprendizaje o del Lenguaje".

En cuanto a adultos, cualquiera puede someterse a una evaluación neuropsicológica, pero lo habitual es que la realicen sujetos que tengan algún daño neurológico o que padezcan un trastorno, patología psiquiátrica o enfermedad que repercuta a las funciones cognitivas. La evaluación neuropsicológica determinará, en este caso, si existe un déficit neuropsicológico debido a un deterioro cognitivo, a alguna enfermedad o daño neurológico (demencia, alzhéimer, afasia, párkinson, epilepsia…), a un trastorno o patología psiquiátrica (depresión, esquizofrenia…) o a un daño cerebral adquirido (traumatismos craneoencefálicos, tumores en el cerebro, enfermedades cerebrovasculares…).

¿En qué consisten las evaluaciones neuropsicológicas?

Como norma general, las evaluaciones neuropsicológicas las realizan neuropsicólogos, aunque en el caso de tratarse de una evaluación completa, donde se miden más aspectos, también colaboran otros especialistas como terapeutas ocupacionales o logopedas.

Las evaluaciones neuropsicológicas están compuestas por pruebas tanto cualitativas como cuantitativas que pueden llevar uno o varios días, dependiendo del caso y del profesional. El neuropsicólogo revisa, primero, los informes médicos y toda la información previa del paciente. En el caso de que no los haya, se realiza una "anamnesis", un interrogatorio para identificar personalmente al individuo, conocer sus dolencias, obtener una retrospectiva de él y determinar los elementos familiares, ambientales y personales relevantes.

Después, el neuropsicólogo realiza una entrevista clínica tanto a los familiares como al paciente, esencial para obtener una información lo más completa posible sobre su estado e interpretar los resultados de las pruebas posteriores. La entrevista permite, además, descartar problemas de inadaptación social o determinar la evolución y las consecuencias psicosociales que está ocasionando el posible trastorno. 

En ocasiones, dependiendo de la edad y la problemática del paciente, estas entrevistas se realizan por separado, ya que pueden existir diferencias entre la percepción de la familia y la suya. "En el caso de adolescentes, hay veces que tanto los padres como el propio adolescente quieren hacerlas por separado, porque el adolescente se siente más libre para contar lo que quiera y, por otro lado, los padres igual no le han dicho qué le pasa y quieren contarte a ti primero", explica Pascual.   

A continuación, se realizan una batería de pruebas psicométricas estandarizadas (que pueden realizarse también con material manipulativo o realidad virtual), cuestionarios y escalas psicológicas con base científica, destinadas a explorar:

  • Las funciones cognitivas (atención, concentración, memoria, aprendizaje, lenguaje, agnosia, praxias): a través de diferentes pruebas como la escala de SNAP IV, Test de Vanderbilt, Test de Stroop o Figura Compleja de Rey.
  • ​El nivel de autonomía: por medio de cuestionarios, evaluar la realización de actividades de la vida diaria (aseo, alimentación, movilidad, manejo de dinero, medicación, tareas domésticas, empleo, aficiones, relaciones sociales, ocio… etc) de forma eficiente, exitosa e independiente. 
  • ​El área socio-emocional: también a través de cuestionarios, valorar el estado de ánimo de la persona, su comportamiento, personalidad... etc.

La selección de pruebas variará en cada paciente y será el profesional quien determine cuáles son las más adecuadas en cada caso. Todas ellas se realizan de forma individual excepto en el caso de niños pequeños, quienes pueden estar acompañados de sus padres. "A partir de cierta edad los padres más que una ayuda pueden sesgar la evaluación", comenta la neuropsicóloga.

Factores a tener en cuenta

Por otro lado, el neuropsicólogo deberá observar la conducta de la persona para comprender mejor la naturaleza de sus dificultades. Asimismo, siempre tendrá en cuenta distintas variables que afectarán al resultado de las pruebas y, por tanto, a las conclusiones:

  • Edad: las alteraciones cognitivas como consecuencia de una lesión guardan estrecha relación con la edad a la que ésta ocurre. Además, la edad determinará en cierto grado el nivel de recuperación, ya que los adultos tienen menor plasticidad cerebral que los niños.
  • Nivel educativo: es importante tenerlo en cuenta ya que podemos interpretar los resultados como patológicos sin que exista verdaderamente un déficit cognitivo.
  • Actitud: la predisposición que el paciente muestre en el momento de la evaluación determina los resultados. Por ello, es preciso establecer una relación de confianza con él o ella.
  • Momento: dependiendo de la lesión, será más adecuado realizar la evaluación en un momento u otro. Por ejemplo, las enfermedades degenerativas deben ser evaluadas de forma temprana, inmediatamente tras la sospecha, mientras que los traumatismos craneoencefálicos deben ser explorados una vez esté superada la fase aguda.

Diagnóstico y tratamiento

Tanto la información de la entrevista clínica y los informes médicos como los resultados de las pruebas, se analizan después para determinar el perfil cognitivo y socio-emocional del paciente en ese momento. El neuropsicólogo recoge el diagnóstico en un informe y define después unos objetivos y un plan de tratamiento médico/terapéutico y/o rehabilitador con el objetivo de que la persona logre su mayor autonomía. Además, este plan permitirá, en el caso de niños:

  • Identificar puntos fuertes y débiles en el aprendizaje para optimizar la metodología de estudio.
  • Determinar necesidades educativas especiales como adaptaciones metodológicas o curriculares en el entorno escolar.
  • Establecer las causas del fracaso escolar.

La evaluación neuropsicológica se puede repetir meses después para verificar si el paciente está teniendo una correcta evolución tras aplicar el tratamiento.

Evaluar los efectos de una cirugía o un fármaco

Las evaluaciones neuropsicológicas son útiles también para evaluar los efectos de una cirugía de patologías como la epilepsia, la hidrocefalia o ciertos tumores. En este sentido, se realiza un estudio exhaustivo de todos los dominios cognitivos de un paciente antes y después de la cirugía. De esta forma, se comprueba los cambios que ha generado en las capacidades del paciente.

Por otro lado, este método de diagnóstico también ayuda a conocer el efecto de un tratamiento farmacológico para mejorar una función específica, como la atención en distintas enfermedades. El estudio dará a conocer cómo afectan diferentes dosis del medicamento al desempeño de la persona.

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