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Algo de Jaime: "Queremos que la gente vea que una persona con discapacidad puede tener una vida plena. Es duro, pero se puede"

Jaime, en el centro, junto a su familia.
Jaime, en el centro, junto a su familia.
Cedida por Click10
Jaime, en el centro, junto a su familia.

“Jaime es una persona con autismo, un señor que va a cumplir ya 29 años”, dice su hermana Isabel con una sonrisa. “Tiene autismo severo y retraso mental. Él no contesta o no te mira cuando le hablas. Cuando era pequeño mis padres intentaban jugar con él pero no conseguían conectar. Entonces se pusieron a dibujar y descubrieron que cuando lo hacían él se quedaba mirando y mostraba interés. Así que Jaime empezó a dibujar también. Mediante los dibujos mis padres encontraron una conexión con él, un canal de comunicación”. Isabel Martínez Alonso es la hermana pequeña de Jaime Martínez Alonso.

“Lo que más hace Jaime es pintar. Por ejemplo, durante el fin de semana: se despierta, desayuna, pinta, come, pinta, cena y se va a la cama”, dice Isabel. “Es su forma de expresarse y de explorar este mundo”.

Jaime no puede tener un trabajo convencional por su discapacidad y esto siempre ha preocupado a sus padres, ¿cómo será su futuro? “Mi madre es diseñadora de moda y en su entorno tiene a otros muchos diseñadores y artistas que nos decían que lo que hace Jaime es muy especial”, cuenta Isabel. “Nos decían que lo suyo era como el artista puro, que se centra en su arte, no lo hace para que a la gente le guste”. Estas palabras de ánimo llevaron a la familia a montar varias exposiciones con los dibujos de Jaime.

La pregunta que surgió entonces fue ¿cómo hacer que lo que pinta llegue a algo más, que sea un trabajo para él, que sea algo suyo? Así nació Algo de Jaime, una tienda online y física –en Madrid– donde se venden distintos productos con los dibujos de Jaime. Lo primero fue hacer camisetas y venderlas en la playa a los amigos. De ahí nació una empresa que gira en torno a una persona con discapacidad y más en concreto a las capacidades que tiene Jaime.

Todo lo que venden en Algo de Jaime es suyo, tanto los dibujos como las frases, que son las que dice él. “Hace lo que quiere siempre”, dice su hermana sonriendo. “Si tenemos una colaboración con una marca e intentamos orientarlo para que dibuje una cosa concreta, a veces te escucha y lo pinta y otras no. No lo obligamos porque no podemos”, dice riéndose. “Él hace lo que le gusta”.

“La mesa del comedor es su mesa de trabajo, hay montañas de dibujos porque pinta sin parar y elegimos los que más le gustan a él. Cuando llegan las muestras se las enseñamos y si no le gustan, no lo hacemos”, cuenta Isabel.

Lo que más pinta Jaime son animales. Le gustan mucho los documentales y también tiene varias enciclopedias. Se puede pasar horas viendo fotos y dibujos de animales. Después de los animales lo que más suele dibujar son cosas de su vida cotidiana. “Pinta a mi padre, por ejemplo, o a gente estornudando o con hipo”, cuenta Isabel. “Notre Dame le encanta y lo pinta, y a lo mejor al lado pone una cebra”.

A Jaime le encanta ir a la tienda y siempre que va coloca y ordena todo.
A Jaime le encanta ir a la tienda y siempre que va coloca y ordena todo.
Cedida por Algo de Jaime

A Jaime le encanta ir a la tienda física. Lo primero que hace es ordenarlo todo y colocarlo donde él quiere que esté. Se preocupa mucho y le gusta que sus cosas estén cuidadas.

El mayor fan es Jaime, solo se pone sus camisetas. Tiene siete de la medusa porque hubo un momento que no se la quería quitar para lavarla. No sabemos hasta qué punto entiende el concepto del negocio y del dinero porque es complicado, pero él habla de su trabajo y sabe que es suyo. Desde que existe Algo de Jaime está más contento, tiene más satisfacción, ha sido un cambio. Es algo suyo que le gusta. También le gusta ver a gente con cosas suyas. Sobre todo antes, si llevabas una camiseta, te cogía de los hombros y la miraba con intensidad”, recuerda Isabel.

En la familia de Jaime son cinco. Todos trabajan en la tienda, pero Isabel es la única que lo hace a tiempo completo –el resto tienen otros trabajos aparte– como directora de Comunicación. Lo que empezó como una venta de camisetas en la playa ha crecido y ahora incluye sudaderas, cuadernos, tazas, agendas, calcetines, collares, neceseres, delantales, peluches, rompecabezas para hombres, mujeres, niños, niñas y bebés.

Dar a conocer y normalizar

Como el negocio iba creciendo decidieron hacer algo más que vender los productos de Jaime y empezaron a contar su historia. En Instagram el perfil de Algo de Jaime tiene más de sesenta y cuatro mil seguidores. “Enseñamos un poco cómo es la vida de Jaime. Ahora se habla mucho de la discapacidad, pero antes no, ni mis amigos sabían que yo tenía un hermano con discapacidad. Nuestro perfil es un poco mezcla de perfil de negocio y de influencer”, explica Isabel sonriendo. Según cuenta su hermana, a Jaime le encanta que lo graben y también le gusta que le hagan fotos.

La intención al compartir partes de la vida de Jaime es normalizar. “Cuando la gente habla de integración y normalización parece que solo piensan en niños y se pierden los adultos… No los vemos, parece que no existen. En nuestro entorno Jaime está normalizado, es uno más. Incluso, por ejemplo, cuando vuelve del centro siempre hace el mismo camino y se para en las tiendas porque le gustan los escaparates. Los de las tiendas, como lo conocen, salen a saludarlo todos los días. Ese es un entorno normalizado, ver gente que es diferente y que no pasa nada, siguen siendo personas”, defiende Isabel.

Para Isabel el autismo es la cosa más normal del mundo. Como bien dice, Jaime ya estaba aquí cuando ella llegó, así que lleva conviviendo con el autismo toda su vida. El ideal sería que todo el mundo pudiera ver el autismo con la misma normalidad que lo ve ella.

La web de Algo de Jaime incluye también un blog que escribe su padre donde comparte reflexiones y sentimientos sobre distintas realidades que ha vivido y vive con su hijo. “Hay gente que ha conocido el autismo gracias a Jaime. Enseñando la vida de una sola persona a lo mejor enseñamos a abrirse a los demás, arrojamos algo de luz. Jaime es feliz y la gente lo ve. Hace algo que le encanta y disfruta de la vida. Que la gente vea que una persona con discapacidad puede tener una vida plena y completamente feliz. Es duro, pero se puede”, concluye Isabel. 

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