OPINIÓN

¿A quién le conviene la tensión?

Bolaños
Bolaños, durante el acto del Dos de Mayo, en Madrid
EFE
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Tras la lluvia de sondeos, los analistas coinciden en una única conclusión: el votante de centroderecha está mucho más movilizado que el de izquierdas, y ahí radica la clave de la campaña. Se calcula, según Sigma Dos, que más de un 20% de los electores del PSOE se debate entre si acudir a las urnas o dedicarse a otros menesteres. El meollo de la disputa electoral se asienta en esa quinta parte del voto socialista. 

El PSOE busca activar a los suyos (le «conviene la tensión», que diría Zapatero a Gabilondo), mientras que Feijóo (Ayuso no lo tengo claro) persigue justo lo contrario. El líder de la oposición quiere una campaña de guante blanco, consciente de que sus votantes están más motivados para ir a las urnas, a fin de evitar ‘molestar’ al ciudadano de izquierdas que jamás le apoyaría, pero que a día de hoy duda si quedarse en casa el 28-M o no. 

En este contexto, se justifica el episodio insólito del 2 de mayo, cuando Bolaños se empeñó de forma inexplicable en subir a la tribuna de autoridades pese a no estar invitado; y la incomodidad de Feijóo tras el rifirrafe con el ministro, ya que hubiera preferido un acto meramente institucional sin más circos.

El interrogante estriba en hasta qué punto desmovilizar a ese socialista que nunca votaría al PP, pero sin pasarse... En el término medio está la virtud. El reto está en encontrarlo. Están en juego doce autonomías y todos los ayuntamientos. El sistema D’Hont, por el que se descartan los partidos que no alcancen un mínimo de votos, puede causar un cambio de balanza en unos comicios en los que Sánchez y Feijóo se la juegan sin ser candidatos. Llega la campaña. Nada está escrito. El 28-M, veremos.

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