OPINIÓN

La responsabilidad de Feijóo

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, este domingo en Cintruénigo, Navarra.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en un acto de partido en Navarra.
EFE
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, este domingo en Cintruénigo, Navarra.

La última vez que Alberto Núñez Feijóo reunió a los dirigentes de su partido, se comprometió a asumir la corresponsabilidad en los resultados –se entiende que junto a los candidatos de cada territorio– y a "rendir cuentas" sobre ellos. Que sea obvia la responsabilidad del presidente de un partido en los resultados electorales no resta importancia a que el líder lo diga expresamente. En especial, cuando en ese mismo acto, Feijóo se curó en salud advirtiendo a los suyos de que, según su criterio, el PSOE resistirá mejor de lo que algunos creen en las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo.

Por tanto, la situación es clara: Feijóo anuncia que sus rivales socialistas podrían mantenerse a flote a pesar de lo que auguran determinados sondeos y que, cualquiera que sea el resultado, el líder del PP asumirá su cuota de responsabilidad. Menos claro está en qué consistiría esa aceptación de unos eventuales resultados negativos para el PP, porque cuesta creer que Feijóo vaya a adoptar una decisión drástica o irreversible cuando solo falten siete meses para las elecciones generales. Lo que sí podría suponer para el PP un dato malo, o menos positivo del esperado, sería una recomposición acelerada de la estrategia del partido, después de las municipales y autonómicas. Aunque no debe dejarse a un lado la opción de que, con esas declaraciones, Feijóo haya pretendido, simplemente, rebajar las expectativas. Y eso suele ser un acierto en política.

Nada hay más dañino para un partido que llegar a una cita con las urnas elevado por los sondeos a la cresta de la ola y con todo el entramado circense político-mediático dando por hecho que ese partido disfrutará de un cómodo paseo militar que situará a sus candidatos en el poder sin apenas despeinarse. Si después los votantes no confirman esos augurios exagerados, incluso una victoria parece una derrota si se ha producido con menos apoyos de los que se preveían.

Feijóo se juega mucho el 28 de mayo, porque sus opciones de ser presidente del Gobierno a partir de diciembre solo serán creíbles si tienen el sustento de un resultado favorable al PP en las municipales y autonómicas. Los populares necesitan que los datos que se conozcan en la noche electoral permitan decir que ellos han ganado y que el PSOE ha perdido. En otras palabras, el partido que lidera Feijóo necesita imperiosamente obtener más votos que el partido que lidera Pedro Sánchez, algo que no ocurre desde las elecciones generales que se celebraron en junio de 2016. Ese titular no entregaría automáticamente las llaves de la Moncloa al líder de la oposición. Pero el titular contrario sí supondría un brusco frenazo para Feijóo, y pondría en cuestión su liderazgo.

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