Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Una entrevista comprometida

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su homólogo chino, Xi Jinping, este viernes.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su homólogo chino, Xi Jinping, este viernes.
Borja Puig de la Bellacasa / Moncloa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su homólogo chino, Xi Jinping, este viernes.

Pedro Sánchez superó este viernes la entrevista de alto nivel internacional más comprometida de todos los años que lleva al frente del Gobierno. La reunión con el presidente chino, Xi Jinping, celebrada esta mañana en el Gran Salón del Pueblo de Pekín, superaba con creces otros encuentros diplomáticos centrados en ratificar buenas relaciones y acuerdos previamente negociados por las delegaciones respectivas. Cabría añadir más: no se trataba sólo de un encuentro bilateral entre dos países, este cobraba un alto interés internacional.

En esta ocasión la situación internacional, con la guerra en el primer plano de la actualidad es de imaginar, por no decir confirmar, que ha centrado la entrevista. Xi que acababa de regresar de Moscú después de varias reuniones con Putin, en las cuales ha reivindicado su condición de gran potencia para convertirse en la principal intermediaria en las todavía escasas perspectivas de paz en la guerra de Ucrania que se intuyen. Ha presentado la primera propuesta de negociación, aunque con planteamientos y condiciones dudosas.

Pero Sánchez, por su parte, era el presidente con buena influencia en el marco comunitario europeo y de la OTAN que acudía a tantear las perspectivas que se han abierto entre un acuerdo de la paz, todavía lejano, o un recrudecimiento de la guerra que, a juzgar por los rearmes de las dos partes y las amenazas recíprocas de incrementar el enfrentamiento armado que comparten, se teme.

No es arriesgado concluir que el presidente no viajó a Pekín sin pasar al menos simbólicamente antes por Bruselas. No iba sólo como representante español. Dentro de unos días está prevista una visita oficial a Xi Jinping, que en muchos aspectos es también la voz secreta del Kremlin, de la presidenta de la Comisión y del responsable de las relaciones internacionales Josep Borrell. Antes ambos habrán escuchado sin duda a Sánchez sobre el resultado de sus conversaciones y sus impresiones.

De este resultado se sabe poco, como es lógico. No se trataba de negociaciones transmitidas en directo. La diplomacia siempre tiene una componente importante de secretismo. Pero a juzga por las opiniones de quienes siguieron de cerca la reunión y las declaraciones posteriores de Sánchez las conversaciones fueron correctas y, además del protocolo, en lo que cabía esperar positivas. 

El presidente español fue claro en sus declaraciones posteriores: afirmó que calificó lo ocurrido en Ucrania fue una agresión contra la soberanía de un país y se impone evitar que el conflicto continúe sumando víctimas. La solución que se impone no es militar, es a través de la negociación y presentó detalles del plan de paz de de diez puntos que propone el presidente ucraniano Volodomir Zelensky que abre lo fundamental: la apertura de un espacio de diálogo, que detenga la guerra y lleve a un acuerdo de la paz. Sánchez dejó bien clara la acusación a Rusia y su censura a la desestabilización mundial que está provocando

El presidente chino escuchó sus argumentos de manera cautelosa, sin comprometerse a nada concreto que haya trascendido, aunque sí compartió las reflexiones hechas por Sánchez sobre las ventajas que tendrá para la humanidad conseguir evitar el recurso a las guerras y estimular la búsqueda de entendimiento entre los pueblos como la mejor forma de lograr el desarrollo en paz de todos.

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