Un agente de la Guardia Civil ha sido condenado este miércoles a diez años de prisión tras reconocer que abusó sexualmente de dos menores con los que contactaba a través de una aplicación de citas. Los hechos tuvieron lugar en 2020, en la localidad mallorquina de Inca, cuando el hombre de 54 años contactó con las víctimas de 15 y 17 años para mantener relaciones sexuales a cambio de dinero, a sabiendas de que eran menores.

Durante el juicio, celebrado este miércoles en la Audiencia Provincial de Palma, el hombre ha admitido que llegó a fotografiar y grabar a uno de ellos. En el registro efectuado en su domicilio se han intervenido más de 4.000 archivos donde aparecían menores de edad desnudos y en clara actitud sexual, dos discos duros con más de 45.200 archivos con el mismo contenido y un teléfono móvil que usaba para comunicarse con los menores y en el que guardaba las fotografías.

La Fiscalía pedía penas que sumaban casi 30 años de cárcel, aunque se ha tenido en cuenta que el hombre ya ha indemnizado a las víctimas con 20.000 euros. El fiscal considera los hechos constitutivos de un delito de abuso sexual a menor de 16 años, de proposiciones sexuales a menor a través de tecnologías de la comunicación, de inducción a la prostitución de un menor, de captación de menores para elaborar pornografía infantil y de posesión de pornografía infantil.

Abusó de un menor con discapacidad mental

Su primera víctima fue el menor de 15 años, con quien mantuvo conversaciones desde septiembre hasta diciembre de 2020 y acordó verse con él en persona para mantener relaciones sexuales a cambio de regalarle un teléfono móvil. El encuentro se produjo en la estación de tren de Inca. Allí, el acusado recogió al menor en su coche, donde abusó sexualmente de él y le entregó ochenta euros en efectivo, exigiendo más encuentros para proceder a la entrega del móvil. El menor se negó.

Según el fiscal, también en 2020, contactó con otro menor, en este caso de 17 años, a través de la aplicación de citas, manteniendo conversaciones con él y sabiendo que padecía problemas de comprensión, concretamente dislexia, TDAH y una discapacidad mental del 23%.

Además, el procesado le comentó que trabajaba en la Guardia Civil y le solicitó que le proporcionara fotografías y vídeos sexuales. Posteriormente, le propuso un encuentro para mantener relaciones sexuales, llegando a quedar con la víctima, al menos, dos días diferentes, abusando de él y aprovechando las quedadas para fotografiar y grabar al menor.