A fondo

Todo sobre el sueño de los loros, que son capaces de dormir profundamente una mitad de su cerebro y estar alertas con la otra

Un loro durmiendo.
Un loro durmiendo.
SHEILA BROWN / PUBLIC DOMAIN PICTURES
Un loro durmiendo.

Aunque no se han realizado muchos experimentos relacionados con el sueño de los loros, los estudios que hay apuntan a que su forma de descanso es muy similar a la de los seres humanos: el sueño les permite recuperar energía y consolidar recuerdos y aprendizajes, una parte fundamental y básica para su bienestar.

Roger Valls, cofundador de la asociación Avetropic, cuya misión es salvaguardar el bienestar de las psitácidas (conocidas comúnmente como loros) que viven en condiciones de cautividad, detalla que "estos animales también tienen fase REM del sueño y una fase de ondas lentas, así como una intermedia", tal y como ocurre en humanos.

"También el tiempo dedicado a cada fase es muy similar al nuestro, pudiendo llegar a pensar que son capaces también de soñar, aunque no podemos saberlo con certeza", comenta el experto. "Como el patrón es similar, también lo es su importancia, dormir es tan importante para nuestros loros, como lo es para nosotros".

No obstante, no son exactamente iguales. algo diferente en el sueño de los loros es su capacidad para seguir el sueño de ondas lentas (el más profundo). "Pueden hacerlo de forma unilateral, es decir, que solo medio cerebro esté durmiendo profundamente y la otra mitad esté en un estado parecido a estar despierto", asegura Valls.

Cómo duermen los loros

Cuando un loro va a dormir suele colocarse sobre una percha (una rama o una barra que tenga en su jaula o voladera), aunque hay especies que tienden a buscar lugares más cerrados o recogidos, similares a nidos. "Depende de lo que tengan a su disposición pero, normalmente tienden a dormir fuera del nido, perchados, a veces un poco inclinados hacia delante, ya según la especie", comenta el experto en psitácidas.

"Es entonces cuando su nivel de actividad se va disminuyendo poco a poco", añade. "Esta fase también puede venir precedida por comportamientos de mantenimiento, como el acicalamiento. Además, algo muy común en loros es que se hagan el afilado del pico (llamado así por su traducción del inglés), un sonido como si rozasen el pico haciendo un sonido".

También es común encontrar especies que, cuando se colocan para dormir, giran la cabeza 180 grados y apoyan el pico en la zona de los omoplatos, ahuecando las alas para meter la cabeza y el piquito entre ellas. "Es típico también verles levantar una patita", comenta Valls.

Lo que determina más cuánto necesitan dormir es también la actividad que realizan durante el día

"Ambas posiciones parecen servirles para favorecer la termorregulación ya que las patas y el pico están desprovistos de plumaje y es por donde pierden más calor", explica. "Sobre todo podemos verles así cuando están en ambientes fríos o se encuentran enfermos y no les interesa perder calor".

En cuanto al número necesario de horas que necesita un loro para descansar adecuadamente, no hay nada estipulado. "La mayoría son originarios de entornos tropicales, donde el patrón de luz y oscuridad es de 12 horas de día y 12 horas de noche, cambiando a lo largo del año", cuenta el experto.

"Lo que determina más cuánto necesitan dormir es también la actividad que realizan durante el día, cuánto se cansan", apunta. "Cuanta más exigencias tengan, más necesitarán dormir".

De hecho, Valls cuenta que una de las cosas que se han descubierto en los experimentos que se han hecho es que "no solo tienen influencia en sus patrones de sueño el entorno y su actividad, si no también los ritmos circadianos del animal". 

"Animales que estuvieron en condiciones de iluminación constante, a partir de las siete de la tarde y hasta las 7 de la mañana, se lo pasaban durmiendo", afirma. "Perciben la existencia de unas horas de noche en las cuales duermen".

Cómo mejorar el sueño de nuestros loros

Muchas veces, cuando convivimos con nuestros loros no somos conscientes de que estamos influyendo en su estilo de vida, ya no solo al nivel de tenerlos en cautividad, viviendo en una jaula o en una voladera, también sus ritmos y sus rutinas. 

"Por ejemplo, si un loro convive con nosotros en nuestro salón y solemos terminar tarde de cenar, es probable que no esté descansando bien", ejemplifica Valls. "Hay que tener en cuenta que aunque no tenemos que ser estrictos con las doce horas, ya que el desempeño diario no es tan exigente como en libertad, sí es importante que el descanso sea de calidad, que no pasen dos o tres de esas horas molestados por estímulos".

Por este motivo, el experto recomienda que intentemos adaptar sus horarios y los nuestros para que puedan participar en nuestras actividades diarias, especialmente en loros de los que formamos parte de su grupo social que "querrán estar con nosotros realizando cualquier actividad que estemos haciendo". 

"Sacarlos de la sala donde hay ruido y llevarlos a otra habitación donde no haya barullo es otra opción para asegurarnos de que esas diez horas que descansan lo hagan adecuadamente", concluye.

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