Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

Jubilados a la fuerza

Una pareja de ancianos camina por la calle cogida de la mano, a 27 de julio de 2021, en Madrid, (España). La Seguridad Social destinó en el presente mes de julio la cifra récord de 10.202,29 millones de euros al pago de pensiones contributivas, lo que supone un 3,23% más que en el mismo mes de 2020. 27 JULIO 2021;ANCIANOS;MAYORES;JUBILADOS;JUBILACIÓN;PENSIÓN;PENSIONES A. Pérez Meca / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 27/7/2021
Una pareja de jubilados camina por la calle cogida de la mano, en Madrid.
EP / A. Perez Meca
Una pareja de ancianos camina por la calle cogida de la mano, a 27 de julio de 2021, en Madrid, (España). La Seguridad Social destinó en el presente mes de julio la cifra récord de 10.202,29 millones de euros al pago de pensiones contributivas, lo que supone un 3,23% más que en el mismo mes de 2020. 27 JULIO 2021;ANCIANOS;MAYORES;JUBILADOS;JUBILACIÓN;PENSIÓN;PENSIONES A. Pérez Meca / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 27/7/2021

El ministro Escrivá se reúne hoy con los agentes sociales tras anunciar ayer que el pacto con la UE sobre la reforma de las pensiones esta casi cerrado. Y mientras las calles de París truenan en protesta contra la intención de Macron de elevar la edad de jubilación a los 64 años, en España ya está fijada en los 67. Fue la reforma del 2011 la que estableció subir de forma gradual hasta 2027 la edad legal para dejar la actividad laboral y cobrar pensión. Desde entonces se ha discutido mucho sobre la idoneidad de alargar la vida laboral siempre pensando más en la sostenibilidad del sistema que en la conveniencia o no de mantener activos en el trabajo a los mayores.

Pocos compran ya la vieja idea de que los veteranos deben apartarse cuanto antes para dejar paso a la gente joven, unos aportan experiencia, otros energía e innovación, y de ninguno se debe prescindir. Otra cosa distinta es que a la gente le apetezca seguir trabajando o le compensen los incentivos económicos actualmente existentes para mantener la actividad laboral. Lo que reflejan los sondeos es que hay una amplia mayoría de españoles poco favorable a seguir en el trabajo más de lo establecido, el 75% así lo manifiesta, y solo el 25% restante se declara dispuesto a mantenerse activo el mayor tiempo posible.

Ni que decir tiene que esa desproporción tiene que ver con el tipo de actividad que se realiza. Aquellos profesionales cuya labor exige un esfuerzo físico, como en la construcción o en la minería, son los que más desean jubilarse cuanto antes. También los militares y policías son reacios a alargar su vida laboral, y las mujeres en general son más reticentes que los hombres a retrasar la jubilación. Es obvio que los enfermos crónicos, quienes realizan trabajos penosos o están sometidos a mucho estrés tienen sobradas razones de salud para desear dejar el trabajo en cuanto puedan.

Solo el 25% de los españoles se declara dispuesto a mantenerse activo el mayor tiempo posible

En la minoría de los que quieren alargar su carrera laboral están en cambio los profesores de universidad, los médicos, los abogados y, en general, las profesiones liberales donde prefieren mantenerse activos por encima de los 70 años, aunque ya de forma más relajada. Esto no siempre es factible por las rigideces de las normas laborales que inducen a apartar de la carrera profesional a gente que atesora unos conocimientos y un bagaje empírico que resulta absurdo no aprovechar en lo posible. Es la situación de muchos catedráticos, cirujanos o incluso ejecutivos a quienes no les seduce pasar del todo a la nada en lo laboral

Lo inteligente y rentable para un país es que el Estado y las empresas hagan lo posible por respetar el derecho a trabajar mientras el estado físico y mental de quienes así lo desean se lo permita. Para ello tiene que haber mayor flexibilidad e incentivos de los que ahora contempla la Seguridad Social y que están muy lejos de proporcionar estímulos apreciables a estos colectivos.

Hay otro aspecto no menor a considerar y es el que relaciona el alargamiento de la actividad laboral con un retraso en el envejecimiento y las expectativas de una vida libre de dependencia. Hay numerosos estudios que certifican los efectos negativos de una jubilación sin alicientes profesionales, lúdicos o intelectuales. No siempre resulta fácil desarrollar actividades o aficiones que llenen todo el tiempo que antes dedicábamos a trabajar y el exceso de sofá, las horas muertas frente al televisor o las visitas reiteradas a las obras públicas son un pobre acicate cerebral. Un jubileo activo es saludable y las jubilaciones forzosas, un pésimo negocio para el sistema de pensiones y para el país.

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