¿Compartimos personalidad y aspecto con nuestros perros y gatos? Esto es lo que dicen distintas investigaciones

  • Según numerosos estudios, la convivencia y el vínculo hace que nos influyamos mutuamente en la personalidad. 
Las mujeres con pelo largo tendían a sentir más empatía hacia perros con orejas largas.
Las mujeres con pelo largo tendían a sentir más empatía hacia perros con orejas largas.
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Las mujeres con pelo largo tendían a sentir más empatía hacia perros con orejas largas.

En general, los animales de compañía pueden entrar a un hogar de dos maneras: por casualidad, cuando un encuentro fortuito o una situación imprevista nos llevan a hacernos cargo de dicho animal, o bien de forma planificada, tras tomar una decisión meditada y consensuada y buscamos un animal de compañía que cumpla con nuestras expectativas. En el primer caso, se puede decidir quedarse con él o ella por las circunstancias personales. En el segundo caso, se busca activamente a un animal para que se convierta en parte de la familia.

En el primer supuesto y según la situación, la preferencia personal tiene poco peso a la hora de decidir si acogemos a ese animal de compañía en nuestro hogar. En el segundo caso, es ampliamente conocido y respaldado por la ciencia psicológica que tendemos a seleccionar animales que nos resulten familiares y con los que podamos empatizar. 

Stanley Coren, doctor en psicología de la Universidad de Columbia Británica, sostiene que si reconocemos ciertas expresiones o rasgos faciales familiares en un perro o un gato, tendemos a tener una respuesta más cálida y amorosa hacia ellos.

Coren realizó un estudio sobre la relación entre el tipo de peinado en mujeres y la preferencia de razas de perros, y descubrió que las mujeres con pelo largo tendían a sentir más empatía hacia perros con orejas largas, como el springer spaniel o el beagle, calificando a estas razas como "inteligentes, simpáticas y amables". Las mujeres con pelo corto, por otro lado, tendían a calificar a razas como el husky siberiano o el basenji con estos mismos adjetivos. Este estudio mostró una respuesta lo suficientemente significativa para ser estadísticamente confiable.

Un equipo de psicólogos de la Universidad de San Diego llevó a cabo un estudio complementario al de Stanley Coren, fotografiando a 45 perros y a sus tutores por separado y mostrando las imágenes a un grupo de 28 observadores o jueces externos. Los participantes pudieron emparejar correctamente alrededor de 30 perros y sus respectivos cuidadores sin error, lo que sostiene la hipótesis de Coren de que las personas seleccionan a los perros que se parecen a ellas o que les resultan familiares.

No son los únicos estudios que señalan un fuerte componente de proyección personal a la hora de adoptar un animal. Scientific American MIND elaboró una encuesta en línea para sus lectores sobre la predilección de mascotas. Respondieron más de 2.000 participantes y los hallazgos volvieron a respaldar estudios anteriores acerca de que la predilección por elegir a nuestros animales de compañía refleja cómo nos vemos a nosotros mismos.

Perros y dueñas.
Disney ya apuntó en esa dirección.
20minutos | DISNEY

Los gustos, los miedos y la personalidad se contagian

Además de inclinarnos a compartir vida con un animal por su aspecto físico y lo que nos transmite, también existen numerosos estudios que confirman que perros y gatos pueden reflejar los rasgos de personalidad de sus cuidadores. Cuanto más trabajado e intenso sea el vínculo afectivo con nuestro perro o gato, más nos contagiamos, e influimos, mutuamente.

En una investigación realizada por Kurt Kotrschal y su equipo, de la Estación de Investigación Konrad Lorenz y de la Universidad de Viena se analizaron la interacción diaria entre 41 gatos y sus cuidadores, y los resultados concluyeron que se influían tanto entre sí, que se controlaban el comportamiento mutuamente.

Al igual que con los gatos, sucede lo mismo con los perros: cuanto más tiempo pasamos con ellos, más podemos influir en su comportamiento y gustos. Sin embargo, esta influencia funciona en ambas direcciones y el temperamento individual del perro, sus miedos o ansiedades, también pueden terminar influyendo y alterando la personalidad de sus guías.

En uno de los estudios más relevantes sobre la coincidencia de personalidad entre perros y sus titulares, un grupo de científicos liderado por Borbála Turcsána en colaboración con la Universidad Eötvös Loránd en Hungría y la Universidad de Medicina Veterinaria en Viena examinaron a 389 tutores caninos y a 518 perros. Para realizar la evaluación, utilizaron el conocido como "modelo de los cinco grandes", una clasificación de los rasgos de personalidad que se dividen en apertura al cambio, extraversión, conciencia, neuroticismo o inestabilidad emocional y amabilidad.

 Los investigadores analizaron los resultados y las similitudes entre las personalidades de los perros y las personas y concluyeron que los tutores calificaban la personalidad de sus perros de forma similar a la suya. Para descartar la posibilidad de una proyección subconsciente de los humanos participantes que pudiera influir en los resultados del estudio, los investigadores también solicitaron a un conjunto de personas cercanas a los perros y sus tutores que respondieran a los cuestionarios. El análisis final de todos los datos mostró que perros y tutores compartían objetivamente los mismos rasgos de personalidad.

Como vemos, el "amor a primera vista" cuando decidimos ampliar la familia incorporando a un animal de compañía, está fuertemente influido por una selección involuntaria que se basa en factores como la familiaridad en su aspecto o que muestre rasgos de personalidad que asociamos a nosotros mismos. Aunque no seamos conscientes de ello, estos componentes influyen en nuestra elección y pueden hacer que nos sintamos más atraídos por un perro o un gato en particular. Cada animal es único y tiene su propia personalidad, pero al ser conscientes de nuestras propias preferencias y necesidades, podemos encontrar al compañero perfecto para compartir nuestro hogar. 

Los resultados de estos estudios tienen más fiabilidad cuando se aplican en hogares en los que solo vive un perro o un gato, ya que si conviven varios animales de la misma especie, las similitudes en la personalidad se vuelven más débiles e inconsistentes.

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