La extraña evolución de Los Verdes alemanes: de sus principios básicos... a ser pronucleares y partidarios de enviar armas a Ucrania

La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, camina por una calle con edificios destruidos en Shyrokyne (Ucrania), el 8 de febrero de 2022.
La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, camina por una calle con edificios destruidos en Shyrokyne (Ucrania), el 8 de febrero de 2022.
EP
La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, camina por una calle con edificios destruidos en Shyrokyne (Ucrania), el 8 de febrero de 2022.

Cuando el color rojo pierde intensidad por el paso del tiempo queda en rosa, en violáceo y puede que incluso en naranja. ¿Y el verde? ¿Qué pasa con el verde cuando el paso de los años le resta color, le resta "verdor"?

A buen seguro que la respuesta la saben los alemanes, que pueden dar de fe de lo que eran y lo que son hoy Los Verdes. Quede claro, hablamos de política. Porque lo que nació de los grupos ecologistas en los años 70 del siglo XX es hoy un partido político en el poder cuyas acciones y posiciones no reconocerían sus fundadores.

Si Petra Kelly levantara la cabeza

El ejemplo más claro y reciente lo tenemos con la guerra de Ucrania, la invasión rusa de aquel país. El canciller de Alemania, el socialdemócrata Olaf Scholz, lleva meses haciendo equilibrios para apoyar al gobierno de Zelenski sin ser los más belicosos y sin molestar mucho a Rusia, y que así Putin no pueda tener justificación para llevar el conflicto más allá de suelo ucraniano. Para Scholz, cabeza de un gobierno tripartito, está siendo un mal trago.

En cambio, parece que Los Verdes alemanes están sino en su salsa al menos no en un mar de contradicciones. Eso hubiera sido antes. Ahora, parece que ya no son pacifistas. Es la ministra de Exteriores Annalena Baerbock la que este domingo abrió la puerta a que Polonia pueda entregar de carros de combate Leopard (de fabricación alemana) a Ucrania.

Baerbock expresa su postura sobre mantener EUTM Malí
Annalena Baerbock.
Europa Press

"No nos han hecho la pregunta hasta el momento, pero si nos la hacen, no vamos a oponernos", dijo Baerbock en una entrevista con la televisión francesa LCI al ser interrogada por qué ocurriría si Polonia entrega carros de combate Leopard a Ucrania. Y es que en el tripartito de Berlín (socialdemócratas, liberales y verdes) los "ecologistas" ya no son los más pacifistas.

Muchos creyeron que la guerra de Putin sería un incómodo escenario para los socialdemócratas y también para Los Verdes. Pero no ha ido así para estos últimos. Antes al contrario, ante la opinión pública han exigido el envío de armas para Kiev o han apoyando el rearme del Ejército alemán.

Efectivamente, fue en febrero de 2022, cuando el canciller Scholz anunció un giro histórico en la política exterior y de defensa alemana. Se confirmó en junio, cuando el Bundestag aprobó un presupuesto extraordinario de 100.000 millones de euros para modernizar el Ejército. Fueron 683 votos a favor, 96 en contra y 20 abstenciones.

Los votos contrarios fueron de la izquierdista Die Linke y de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD). En Los Verdes no hubo dudas. Tanto fue así que el semanario Der Spiegel les retrató en su portada en abril con uniforme militar.

Portada de 'Der Spiegel' retratando el "militarismo" de Los Verdes alemanes.
Portada de 'Der Spiegel' retratando el "militarismo" de Los Verdes alemanes.
DER SPIEGEL

Joschka Fischer o cómo perder la inocencia

El proceso por el que Los Verdes han perdido su verdor (alguien diría que la inocencia) empezó hace muchos años. Joschka Fischer sería el mejor ejemplo. De joven aún fue uno de aquellos ecologistas contestatarios que pasaban más tiempo en manifestaciones y protestas que en su propia casa. Luego llegó el poder.

Entre 1998 y 2005 ocupó los cargos de ministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller de la República Federal de Alemania durante el gobierno de Gerhard Schröder. No llevaba un año en su despacho de ministro y le tocó defender la participación alemana en la guerra de Kosovo en 1999. Trazando un paralelismo entre el Gobierno de Slobodan Milosevic y el de Hitler en la Alemania nazi, argumentó que había que evitar un genocidio contra los kosovares.

El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer entre dos guardias montados de Canadá durante la inauguración de la Embajada de ese país en Berlín.
Foto de Joschka Fischer de cuando era el ministro alemán de Exteriores.
Tim Barkemeier / EFE

"No sólo he aprendido 'nunca más la guerra', también he aprendido 'nunca más Auschwitz'", declaró en aquel momento en una entrevista con el Süddeutsche Zeitung. Su partido se miró al espejo, luego a los mullidos asientos del poder y, pese a las críticas de una parte del movimiento pacifista, adoptó esa postura como oficial.

No sólo he aprendido 'nunca más la guerra', también he aprendido 'nunca más Auschwitz'"

Claro que no todas las guerras eran iguales. En 2002, Fischer sí se posicionó en contra de los planes de EE UU de invadir Irak. Esa capacidad de diferenciar fue vista por la sociedad alemana como una muestra de coherencia, de manera que durante años Fischer fue el político con mejor nota. De su mano, Los Verdes cosecharon en los comicios de 2002 los mejores resultados hasta aquel momento de su historia.

Habeck contra Baerbock, por el liderazgo verde

Sin embargo, la evolución no ha sido la misma en todos los casos o simplemente la guerra por el poder se impone también en un partido que está en el Gobierno. Si la ministra Annalena Baerbock aplaude y apoya el envío de más ayuda militar a Ucrania, su compañero de gabinete y partido, el vicecanciller y ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, lo hacía antes incluso de que los tanques de Putin avanzaran hacia Kiev.

De izquierda a derecha, el líder del FDP, Christian Lindner; el actual ministro de Finanzas en funciones y candidato a canciller por el SPD, Olaf Scholz; los copresidentes del Partido Verde, Annalena Baerbock y Robert Habeck; y los copresidentes del SPD, Norbert Walter-Borjans y Saskia Esken, en la presentación del pacto de coalición para la formación de gobierno en Alemania, en Berlín.
Annalena Baerbock y Robert Habeck, tercer y cuarto por la izquierda, en la presentación del pacto de coalición para la formación de gobierno en Alemania.
CLEMENS BILAN / EFE

En el verano de 2021, mientras Baerbock defendía la vía diplomática con Moscú, Habeck aprovechó visita a la línea del frente en la región de Donbás para proponer el envío de armas a Ucrania. Cuando en febrero de 2022 las tropas rusas invadieron el territorio ucraniano, la ministra se sumó a las posiciones de Habeck.

Y les ha ido bien. Baerbock, que fue candidata a la Cancillería en 2021, y Habeck son los ministros más valorados del Gobierno de Scholz, al contrario que el propio canciller. En las elecciones regionales de Schleswig-Holstein lograron ser la segunda fuerza, por delante incluso de los socialdemócratas, y en las de Renania del Norte-Westfalia alcanzaron el 18% de los votos (tenían sólo el 6,5).

Nucleares... de emergencia

Habeck, que como Baerbock se muestra locuaz y cómodo ante los medios y las redes, no ha parado. Ha sacado adelante casi una treintena de leyes, ha nacionalizado la compañía energética Uniper y logró que las reservas de gas estuvieran hasta arriba en el inicio del invierno pese al fin del suministro ruso.

¿Y con las centrales nucleares? En teoría el partido sigue en contra de este tipo de energía, pero el contexto manda. Alemania tiene tres centrales nucleares activas. Su cierre estaba previsto para finales de año, pero Habeck pasó dos de ellas al modo de "reserva de emergencia". Luego fue más allá y anunció que dos continuarían activas hasta el próximo mes de abril.

El ministro de Economía y vicecanciller, Robert Habeck.
El ministro de Economía y vicecanciller, Robert Habeck.
Hannibal Hanschke / EFE / EPA

Olvidada toda radicalidad, Los Verdes son hoy un partido bisagra. Gobiernan en Berlín junto al SPD y los liberales, pero también lo hacen en Renania del Norte-Westfalia, el estado más poblado de Alemania, junto a los demócrata cristianos (CDU), de centroderecha.

Apoyo electoral pero desencanto juvenil

En ese lander está el pequeño pueblo de Lützerath, ese que hemos conocido hace unos días por su demolición. Pueblo de Renania del Norte-Westfalia, vivía hasta ahora de su mina de lignito, pero la mina se ha tragado el pueblo, literalmente: demolido y horadado para poder extraer más lignito.

En octubre de 2022, Habeck y el gobierno de Renania del Norte-Westfalia llegaron a un acuerdo con el gigante energético RWE para eliminar el carbón antes de 2030 y evitar así la demolición de cinco pueblos. El precio era permitir que la mina a cielo abierto de Garzweiler se expandiera y extraer el carbón que hay bajo Lützerath.

Agentes de Policía desalojan a Greta Thunberg durante la protesta en Lützerath.
Agentes de Policía desalojan a Greta Thunberg durante la protesta en Lützerath.
LAPRESSE

Sorprende que uno de los motores de la Unión Europea aún explote minas de carbón y use ese mineral pese a sus efectos sobre el medio ambiente. De hecho, hace un año Alemania encabezaba las emisiones de CO2 europeas, superando incluso a Polonia. Y la cosa ha ido a peor. En junio de 2022, el Gobierno alemán anunció que iba a recurrir al carbón ante el recorte de suministro de gas ruso.

Estamos rompiendo con el acuerdo climático de París, el pacto de coalición del gobierno y estamos perdiendo la última pizca de confianza del movimiento por la justicia climática"

Paradójicamente, le tocó hacerlo y anunciarlo a un ministro de Los Verdes, a Habeck. Había que reactivar las viejas plantas de carbón. Berlín se había propuesto abandonar el carbón en 2030, pero a corto plazo ha tenido que incrementar la extracción de carbón ante la crisis energética derivada de la invasión rusa de Ucrania.

Mina de lignito de Garzweiler, junto la localidad de Lützerath (Alemania).
Mina de lignito de Garzweiler, junto la localidad de Lützerath (Alemania).
WIKIPEDIA/Chris06

Como cuenta Deutsche Welle, la radio pública alemana, los seguidores de Los Verdes se sienten traicionados. Antes de las generales de 2021, como candidata de Los Verdes, Baerbock destacó la importancia de la protección del clima, pero visto lo visto el ala juvenil del partido se siente desencantada.

Una carta abierta a Habeck, firmada por 2.000 miembros de Los Verdes, asegura que el "acuerdo negociado con la empresa de energía RWE amenaza con romper con los principios de nuestro partido". En el texto se lee: "Estamos rompiendo con el acuerdo climático de París, el pacto de coalición del gobierno y estamos perdiendo la última pizca de confianza del movimiento por la justicia climática".

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