Bancos de sangre caninos: "La buena voluntad de muchos tutores que donan sangre de sus perros salva muchas vidas"

Un perro durante una extracción de sangre para donar.
Un perro durante una extracción de sangre para donar.
Servicio Hospitalización y UCI Hospital Clínico veterinario Complutense.
Un perro durante una extracción de sangre para donar.

Donar sangre salva vidas y no solo en cuanto a las personas se refiere, también en el ámbito de los animales. Al igual que ocurre con los humanos, nuestras mascotas a veces necesitan transfusiones de sangre, por lo tanto, también son necesarios los bancos de sangre para ellos. En el caso de los perros, en España hay varios centros a los que las clínicas pueden acudir en caso de necesitar recursos.

En nuestro país se puede realizar extracciones de sangre en hospitales veterinarios y en clínicas grandes con servicio de hospitalización (aunque no todas ellas tienen la capacidad). Si queremos que nuestro compañero de cuatro patas se convierta en donante de sangre debemos acudir a una de ellas para registrarles y realizar el chequeo pertinente y la extracción.

Cada centro tiene su propio proceso, pero son todos muy similares: existen unos requisitos para convertirse en donante regular y hay que pasar unos filtros veterinarios. "El animal debe encontrarse en un buen estado de salud, sin enfermedades, para confirmar esto, el centro veterinario que vaya a hacer la extracción debe realizar primero un examen completo para descartar cualquier problema", explica Cristina Fragío, veterinaria del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

"También, el perro debe pesar al menos 20 kilos, para que no suponga un peligro extraerle el volumen de sangre necesario; que tenga entre dos y ocho años, que aunque no es imprescindible, es lo ideal; y si tiene un buen temperamento, pues mejor, ya que será más sencilla la intervención", detalla.

Cómo se gestiona la sangre y los donantes

La UCM gestiona el hospital clínico veterinario, que cuenta con un banco de sangre para los pacientes que acuden a él, aunque, en este caso, no realiza ventas a clínicas u hospitales externas, como hacen otros hospitales. De esta forma, el hospital cuenta con su propia lista de donantes regulares y su propio almacén de donaciones.

"Si queremos que nuestro perro sea donante se puede poner en contacto con nosotros y les explicamos qué necesitan saber para empezar el proceso", explica Fragío. "Nosotros contamos con una infraestructura para almacenar los productos sanguíneos, que son por un lado los glóbulos rojos y, por otro, el plasma, ambos los podemos extraer de una misma donación y así beneficiar a más pacientes".

La veterinaria agradece que a día de hoy existan los bancos de sangre (ya sean un hospital como el suyo o las clínicas grandes que hay repartidas por toda España y que también cuentan con la infraestructura suficiente ya que gracias a esto "se han podido salvar muchas vidas". "Antes morían muchos más animales por la falta de bancos de sangre, porque era la clínica la que tenía que encontrar un donante, ahora todas las clínicas saben a dónde tienen que llamar".

Un paciente recibiendo una transfusión de sangre.
Un paciente recibiendo una transfusión de sangre.
Servicio Hospitalización y UCI Hospital Clínico veterinario Complutense

"En Madrid, por ejemplo, los bancos de sangre tienen hospitales 24 horas donde conservan sus bolsas de sangre, para que las clínicas pequeñas puedan llamarles y solicitarlas si así lo necesitasen. Incluso el mismo propietario podría acercarse si se tratase de un asunto de urgencia", añade.

Pero entonces, ¿de dónde salen los donantes? ¿Qué ocurre si no hay suficientes recursos? Fragío explica que los bancos de sangre de animales funcionan, en este sentido, igual que el de las personas. "Por un lado tenemos las donaciones regulares, aquellos tutores que deciden convertir a su perro en donante y forman parte de un listado y vienen cada ciertos meses a donar", detalla. 

"Si hay necesidad de un grupo sanguíneo concreto, por ejemplo, somos nosotros los que contactamos con ellos", cuenta Fragío, quién asegura que los donantes siempre hacen todo lo posible por acudir cuando se les llama. "Esta buena voluntad del tutor salva muchas vidas".

Antes morían muchos más animales por la falta de bancos de sangre

No obstante, los glóbulos rojos que se separan de la transfusión pueden almacenarse en nevera por al menos 30 días, mientras que el plasma (que también lo pueden separar) se puede congelar y preservar durante varios años. "Cuando lo vayas a necesitar lo descongelas y listo", comenta Fragío.

Además, donar es gratuito, al menos en el caso del Hospital Clínico Veterinario de la UCM. "Lo que tiene coste suelen ser los análisis previos, pero en nuestro caso no los paga el donante que bastante está haciendo con su buena acción", comenta. "Este es un poco el 'trato', nosotros realizamos los chequeos completos al donante cada seis meses y, a cambio, éste acude a realizar las donaciones, que se pueden hacer, si hay una necesidad urgente, una vez al mes, pero nosotros preferimos hacerlas cada tres o cuatro".

Los grupos sanguíneos de los perros

Algo muy importante que tener en cuenta a la hora de hacer transfusiones es el grupo sanguíneo del perrete ya que hay siete diferentes: "Uno de ellos tiene más riesgo de que dé rechazo en la transfusión, por eso debemos analizar primero si son positivos o negativos a ese grupo sanguíneo a través de un test muy similar al que nos hacemos nosotros de antígenos".

"Debemos comprobar la compatibilidad que, en la primera transfusión que un perro recibe es muy poco probable que algo salga mal, pero no imposible, por eso lo recomendable es realizar el test siempre", insiste la veterinaria. "A partir de la segunda sí que es de vital importancia que se haga la prueba, ya que un rechazo puede tener una reacción tan fuerte que lleve a la muerte del animal".

Por último, aclarar que, a parte del riesgo de incompatibilidad (que se comprueba a priori) no existe ningún otro peligro para el animal que dona la sangre. "El proceso dura unos quince minutos y, si el perro tiene buen carácter no hace falta ni sedación. En caso de estar un poco nervioso se le puede suministrar uno muy ligero para que no se estrese. En cuestión de media hora está listo para irse a casa", concluye Fragío.

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