Fedea apunta a que un ajuste del SEPE en el recuento de los fijos discontinuos podría estar detrás de la histórica caída del paro en octubre

Una mujer observa un anuncio de una Oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
Una mujer frente a una Oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
ÓSCAR CAÑAS / EP
Una mujer observa un anuncio de una Oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

El mes de octubre cerró con una histórica caída del paro del 0,92%, la mayor de la serie histórica en un mes en el que lo habitual suele ser precisamente lo contrario, la destrucción de empleo. Esta anomalía parecía explicarse por el incremento de los contratos fijos discontinuos a raíz de la aplicación de la reforma laboral. Sin embargo, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) apunta ahora a que a este cambio en la contratación se sumaría "un ajuste por parte del SEPE" que está "distorsionando" la evolución del paro.

Al mismo tiempo que el paro registrado en las oficinas del SEPE se redujo en octubre en 27.027 personas, el número de nuevos demandantes de empleo con relación laboral aumentó en 230.000 personas, frente a los cerca de 50.000 registrados en el mismo mes de 2019. Fedea, que llama la atención sobre estos datos, reconoce que este despunte guarda relación con el aumento de los fijos discontinuos, puesto que los periodos en los que las personas con este tipo de contratos no trabajan no son contabilizados como parados, sino como demandantes de empleo ocupados, al tener un contrato en vigor.

Dado que la reforma laboral ha favorecido el crecimiento de esta figura, este matiz entre parados y demandantes de empleo con relación laboral ha cobrado especial importancia. "La reforma laboral de 2022 está introduciendo ruido en las estadísticas de empleo", afirma Fedea en su Observatorio Trimestral del Trabajo publicado este miércoles, al tiempo que señala directamente al "uso masivo de contratos fijos discontinuos, frecuentemente en sustitución de contratos temporales". 

"El cambio no es neutro en términos de sus efectos sobre la medición del paro registrado, puesto que, mientras que los trabajadores cuyos contratos temporales expiran pasan a ser parados, los fijos discontinuos que entran en un período de inactividad no se consideran en principio como tales", explica la publicación de Fedea, que cifra en cerca de dos millones los contratos fijos discontinuos registrados entre enero y octubre, ocho veces más que en el mismo período de 2019.

"Falta de explicaciones"

No obstante, la fundación apunta además a que se habría producido "un ajuste por parte del SEPE en los registros estadísticos de los trabajadores fijos discontinuos que no solo afecta al grupo de demandantes con relación laboral, sino también a otros grupos en los que tales trabajadores se estaban registrando antes del ajuste, incluyendo el grupo de demandantes parados". 

Es decir, más allá de la peculiaridad del cómputo de los fijos discontinuos como demandantes de empleo con relación laboral y no como parados durante su periodo de inactividad -algo en lo que no ha habido cambios, sino que simplemente se ha engrosado su volumen-, según Fedea, se habría producido un ajuste adicional que "podría estar distorsionando la evolución de la serie del paro".

La fundación reprocha "la falta de explicaciones del SEPE hasta el momento" que impide esclarecer esta anomalía y averiguar si se trata de "un ajuste único que corrige de golpe un error en la clasificación" de los fijos discontinuos tras la reforma laboral o si "la distorsión podría prolongarse en los próximos meses". Por ello, piden una aclaración del tratamiento estadístico de este tipo de contratos e instan al organismo público a proporcionar información desagregada del grupo de demandantes con relación laboral, así como a "corregir retroactivamente, si fuera necesario, las series de paro registrado desde la reforma".

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