Podemos e IU toman posiciones de cara a su pugna para liderar el espacio a la izquierda del PSOE en las municipales y autonómicas

Las números uno y dos de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, junto al líder de IU, Alberto Garzón.
Las números uno y dos de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, junto al líder de IU, Alberto Garzón.
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Las números uno y dos de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, junto al líder de IU, Alberto Garzón.

Podemos e IU encaran un periodo de algo más de dos meses que definirá si se presentan juntos o separados a las elecciones municipales y autonómicas de mayo y que, además, podría ser determinante para el futuro de la izquierda a la izquierda del PSOE. Y ambos partidos, que ya llevan semanas en conversaciones más o menos avanzadas según el territorio, ya han tomado posiciones ante el empujón final de la negociación: Podemos insiste en que debe seguir siendo la "nave nodriza" del espacio político por su mayor peso, pero IU reclama que tiene mayor fuerza que los morados a nivel local y que, por ello, en esas elecciones debe llevar la voz cantante si hay listas conjuntas. 

Los dos partidos más grandes de la coalición Unidas Podemos llevan semanas preparándose para lo que se presenta como una prueba de fuego para una alianza que pasa por uno de sus momentos más complicados. Lo que plantean unos y otros en público es que intentarán tejer candidaturas conjuntas en el mayor número posible de municipios y de las 12 comunidades que celebran elecciones, aunque las fuentes consultadas asumen que hay lugares en los que es mucho más complicado que en otros llegar a acuerdos pese al riesgo de que Podemos, IU o los dos se queden fuera de algunos parlamentos autonómicos.

En Navarra, por ejemplo, la confluencia ya se ha firmado, y también parece cercana en Extremadura, La Rioja, Galicia o Euskadi (en estas dos últimas comunidades solo se celebran elecciones locales, no autonómicas). Pero en lugares como Asturias, Aragón o Castilla-La Mancha, las relaciones entre Podemos e IU van de regulares a pésimas, y parece complicado que en los dos próximos meses y medio puedan reconducirse para alcanzar una lista conjunta. Y, más allá de las tiranteces en algunos territorios, que vienen de lejos, las conversaciones entre ambos partidos están enrarecidas por las tensiones generadas por el batacazo electoral en Andalucía (y todos los choques en la negociación previa) y las diferencias de Podemos con Yolanda Díaz, de cuyo lado se ha posicionado sin fisuras IU.

En las últimas semanas, Podemos e IU han seguido calendarios que, si bien no son paralelos, han tenido como objetivo ir avanzando posiciones para llegar a esta negociación con los deberes hechos. Los morados han celebrado primarias para elegir a sus candidatos y, hace un par de semanas, los presentaron en tres días de actos con la militancia que terminaron con el ruidoso discurso del ex secretario general, Pablo Iglesias, exigiendo "respeto" a Yolanda Díaz. IU, por su parte, lleva también semanas preparando su programa marco para las elecciones de mayo y lo presentará el próximo sábado 26 en Rivas.

La elección de esta plaza para celebrar ese acto no es casual: Rivas es la joya de la corona del poder municipal de IU, el ejemplo paradigmático de sus políticas locales y donde han conseguido mantener la vara de mando incluso en los años de más fuerza de Podemos. Y su elección como lugar para lucir músculo traslada a la perfección la idea con la que IU quiere hacerse fuerte en las negociaciones con los morados de cara a formar candidaturas conjuntas: que es la fuerza que mayor potencia municipal tiene a la izquierda del PSOE -más que Podemos- y, por ende, que debe llevar la voz cantante en este espacio en las elecciones locales.

Número de concejales vs. Número de militantes

Eso no implica que IU quiera liderar todas las listas de confluencia con Podemos en los comicios municipales, sobre todo teniendo en cuenta que muchos pueblos y ciudades tienen liderazgos arraigados que trascienden la pugna entre ambos partidos. Pero sí que la federación liderada por Alberto Garzón quiere tener el peso que considera que le corresponde, lo que, a efectos prácticos, supone más puestos de salida en las listas, puestos que, en las locales de 2019, fueron ocupados por Podemos. Para IU, su potencia municipal y las horas bajas que vive la marca morada justifican esta posición, y la federación liderada por Alberto Garzón aspira a cerrar todas las negociaciones, sean exitosas o no, como tarde el 30 de enero.

Frente a este posicionamiento, Podemos también ha dejado clara cuál es su postura de partida en las conversaciones: por mucho que IU tenga mayor cantidad de concejales, la marca más potente -a su juicio- sigue siendo la morada y, además, cuenta con un mayor número de militantes, pese a que los de Garzón también presumen de su implantación territorial. De hecho, una de las claves de las primarias de Podemos es que les han servido para mostrar músculo organizativo, ya que consiguieron que votaran 35.110 militantes, frente a los poco más de 18.000 que componen el censo total de IU (el doble si se tienen en cuenta los inscritos como simpatizantes, que no tienen derecho a elegir los órganos de dirección).

Podemos ha sido más taxativo que IU a la hora de tomar públicamente posiciones de cara a la negociación. En su Universidad de Otoño, celebrada hace un par de semanas, una de las afirmaciones más repetidas por los dirigentes morados fue que el partido es imprescindible como líder de la alianza a la izquierda del PSOE porque "ha conseguido más que ninguna fuerza de izquierdas en 80 años en España". Y el cofundador Juan Carlos Monedero fue nítido en un mensaje dirigido tanto a Yolanda Díaz como a IU: "Podemos nació sumando y Podemos debe ser la nave nodriza de la unión de la izquierda".

Un ojo puesto en Sumar

Porque, aunque las negociaciones que tendrán lugar durante los dos próximos meses y medio tienen que ver con lo local y lo autonómico, lo cierto es que también estarán fuertemente influidas por el hecho de que tanto Podemos como IU están tomando posiciones de cara a las próximas elecciones generales y a la conformación de Sumar, si finalmente Díaz decide presentarse como candidata. Las fuentes consultadas discrepan en relación al papel que está teniendo y tendrá la vicepresidenta en la conformación de las alianzas, aunque lo cierto es que ella ha decidido no casarse con nadie y, de hecho, ha expresado su apoyo explícito a algunas opciones que no son las de Podemos e IU para las autonómicas, como Joan Baldoví, el candidato de Compromís para la Comunitat Valenciana.

Pese a esta ambivalencia de Díaz, a los morados, que llevan meses presionando a la vicepresidenta para mantener su estatus de fuerza más importante del espacio a la izquierda del PSOE, les conviene que esa posición se consolide también en las listas municipales y autonómicas. Y a IU, que aspira a un reparto más equitativo, le viene mejor que las fuerzas se reequilibren como primer paso para que Podemos pase de ser la "nave nodriza" de la izquierda, en palabras de Monedero, a un partido más de los que orbitarían en torno a Díaz y Sumar si esta decidiera finalmente presentarse.

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