La comunidad internacional pondrá por fin en marcha una herramienta para prestar ayuda técnica a los países en desarrollo más afectados por el cambio climático. Las delegaciones han logrado este miércoles un primer acuerdo en la Cumbre del Clima de Egipto para activar la llamada Red de Santiago, un instrumento de ayuda que se acordó en la COP de Madrid, hace dos años. Aunque pertenece a la agenda de Pérdidas y Daños, se trata de algo distinto al que sigue sigue siendo el principal escollo de la reunión que en principio terminará a final de esta semana, la creación de un nuevo instrumento financiero para que los países en desarrollo cuenten con recursos para financiar los efectos sobre sus territorios del calentamiento global.

De momento, el acuerdo de este miércoles -que será oficial cuando termine esta COP27 de Sharm el-Sheikh- supone hacer operativa la Red de Santiago para la asistencia técnica en pérdidas y daños por el cambio climático en los países en desarrollo.

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Tal y como se estableció hace dos años en Madrid -el país anfitrión fue Chile aunque España se ofreció a organizarla-, la Red de Santiago catalizará el acceso y organizará la disponibilidad de asistencia técnica creando sinergias y asociaciones entre gobiernos, agencias de la ONU, agencias multilaterales y ONG, alineando las necesidades de apoyo de los países.

Esta asistencia buscará "evitar, minimizar y abordar las pérdidas y daños", permitir a los países vulnerables tener un acceso directo con expertos técnicos, intercambiar buenas prácticas o poner en marcha iniciativas regionales para tratar de amortiguar los perjuicios por el cambio climático.

Para Greenpeace, la decisión de activar, dos años después de su creación, la Red de Santiago es "buena noticia", según su negociador en la COP27 Pedro Zorrilla, porque "se avanza para concretar pasos para colaborar entre países y acelerar la adaptación" al cambio climático.

Nuevo fondo

Desde la delegación española en la Cumbre del Clima, se precisa que la Red de Santiago es uno de los elementos de la Agenda de Pérdidas y Daños pero distinto al nuevo fondo por el que los países en desarrollo -apoyados especialmente por China o por Nueva Zelanda en los últimos días- están peleando en la COP27, para que los países industrializados accedan a crear un nuevo instrumento financiero que pondría a disposición recursos económicos, no de forma puntual, sino para que los más vulnerables siempre contaran con ellos ante un nuevo embate por el cambio climático.

Aunque la activación de la Red de Santiago no anticipa que vaya a crearse también el nuevo fondo que piden los países en desarrollo, su funcionamiento sí sería importante si así fuera porque serviría para poner en marcha el fondo.

Pero de momento no hay acuerdo sobre este nuevo instrumento financiero, el que quizá el más difícil ya desde el inicio de la Cumbre del Clima egipcia. La Red Internacional de Acción Climática, que agrupa a organizaciones en este área, acusa directamente a Estados Unidos y a países europeos como Francia y Suecia de bloquear el acuerdo sobre el nuevo fondo en el que China está teniendo un destacado papel a favor.

Pekín forma parte del G-77, el grupo de países al sur del ecuador, que han propuesto un texto que pide "fondo para ayudar a los países en desarrollo a hacer frente a los costes de las pérdidas y daños no económicos y económicos asociados a los efectos adversos del cambio climático debidos a las emisiones históricas y actuales de gases de efecto invernadero".

Uno de los vicepresidentes de la Comisión Europea, Franz Timmermans, ha rechazado desde Sharm el-Sheikh este planteamiento, al considerar que se hace desde "una posición de hace 30 años" que lleva a que países que entonces habrían necesitado ser ayudados ahora deberían contribuir también al fondo como se reclama a los países más ricos. Ha considerado legítimo que el G77 busque la "solución perfecta", pero ha advertido de que un fondo así no estaría listo "inmediatamente", que quizá no hasta dentro de dos Cumbres del Clima más y que, hasta entonces, se deberían utilizar otros instrumentos de asistencia alternativos. Países como España se refieren al Fondo de Adaptación Climática al que los países industrializados se comprometieron a contribuir con 100.000 millones de dólares al año. De momento, en 2020 solo se reunieron 83.000 y uno de los resultados de la COP27 debería ser renovar el compromiso o incluso superarlo.

Calentamiento de 1,5ºC

Por el contrario, este miércoles ha habido otro elemento para el optimismo entre los países y organizaciones a favor de limitar el calentamiento global a 1,5ºC con respecto a los niveles preindustriales en lugar el valor más alto de la horquilla que estableció el Acuerdo de París, como mucho 2ºC . 

Se trata de otro de los puntos sobre los que se busca el acuerdo en la COP27 y la señal no se ha producido en Sharm el-Sheikh, sino en Bali, donde los líderes del G-20 han acordado una declaración en la que se refieren al tope del 1,5º y descartan llegar a un aumento de temperatura de 2ºC. Este posicionamiento es importante porque no solo lo hacen Estados Unidos o la UE, que ya apostaban por ello, sino también India o China.

"Teniendo en cuenta que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) determina que el impacto del cambio climático será mucho menor con un incremento de temperatura de 1,5ºC comparado con 2ºC, resolvemos continuar los esfuerzos para limitar el incremento de temperatura a 1,5ºC", ha acordado el G-20, que también ha pedido "escalar en ambición" y "hacer progresos" en la agenda de Pérdidas y Daños en la que, a la espera de saber si habrá un nuevo fondo, este miércoles se ha acordado activar por fin la asistencia técnica para los países más vulnerables.