De la asfixia económica para pagar la factura de calefacción a apagarla directamente: así cambió la pobreza energética en 2021

  • El año pasado, 6,7 millones de personas no pudieron mantener una temperatura adecuada en su casa, 1,3 millones más que en 2020.
  • Un informe de la Universidad de Comillas cree que sin las medidas del Gobierno habría 200.000 familias más en pobreza energética.
Imagen de recurso en la que un hombre acciona un interruptor de la luz.
Imagen de recurso en la que un hombre acciona un interruptor de la luz.
ALBERTO ORTEGA / EP
Imagen de recurso en la que un hombre acciona un interruptor de la luz.

Las estrecheces económicas ante el creciente precio de la energía llevaron en 2021 a un cambio de patrón de comportamiento en los hogares más afectados. Si bien el número de los que tuvieron que hacer un "gasto desproporcionado" a sus ingresos para poder mantener una temperatura adecuada disminuyó ligeramente con respecto a 2020, se registró un incremento de más de 4 puntos -1,3 millones más de hogares- entre quienes directamente optaron por  apagar la calefacción a costa de mantener una "temperatura inadecuada" en sus casas.

Estas son algunas de las conclusiones de un informe sobre pobreza energética en 2021 que ha difundido este martes la Universidad de Comillas que, si bien indica que en 2021 disminuyó el número de hogares que tuvo que hacer un gasto muy superior a la media y con respecto a sus propios ingresos para mantener una temperatura adecuada, subraya un mayor aspecto positivo -un "agujero negro"- consistente en que el crecimiento fue muy superior entre los hogares que, en lugar de pagar más, directamente tuvieron que sacrificar el confort térmico en casa y apagar o encender menos una calefacción que presumiblemente no podían pagar.

En 2021, 6,7 millones de hogares, el 14,3%, no pudo mantener una temperatura adecuada, lo que supone un incremento de cuatro puntos con respecto al año anterior, 1,3 millones hogares más. Es el mayor incremento de la gestión doméstica del precio de la energía -en un año que empezó con Filomena y las semanas de intenso frío que le siguieron, con el principio del fin de la Covid y, a partir del otoño, con las primeras señales de la crisis energética actual- que las familias pudieron afrontar mejor por lo que respecta, por ejemplo, a la renta que tuvieron que dedicar a pagar la factura energética. 

Así, el "gasto desproporcionado" -dos veces superior al gasto medio de los hogares- disminuyó ligeramente en 2021 con respecto a 2020, pasando de 16,1% de los hogares hace dos años al 15,2% el año pasado. El dato del "gasto insuficiente" -inferior a la mitad de la media- fue mejor sin embargo, porque en 2021 lo padecieron el 10,1% de los hogares frente al 11,2% en 2020. 

Miedo a la factura

Sin grandes variaciones o incluso mejoras con respecto al esfuerzo adicional de los hogares por pagar la factura de la luz o la calefacción y con el incremento más notable de los hogares con una "temperatura inadecuada", los datos reflejan que en 2021 se dio un paso más, desde pagar mucho más de lo que sería deseable en función de los ingresos a optar en su lugar por bajar o apagar el termostato.  "Es muy probable que el indicador esté apuntando a una tendencia creciente en muchas familias a restringir la calefacción por miedo a la factura", indica José Carlos Romero, coordinador de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia de Comillas y autor principal del informe.

Este indicador, el de no poder mantener una temperatura adecuada en casa, es el que más empeora en los últimos años y el dato clave que subraya el informe sobre un cambio de actitud ante el encarecimiento del precio de la energía y por el que se cuela la pobreza energética oculta severa, que se produce cuando un hogar gasta menos de una cuarta parte de lo que realmente necesita. En 2021, este indicador creció notablemente, hasta el 10,32% de los hogares frente al 4,8% en 2020.  Otro índice que maneja el informe es el de "gasto insuficiente", cuando es menos de la mitad de lo que gasta un hogar medio, que en 2021 experimentó una leve mejoría con respecto a 2020, 10,12% de los  hogares frente a 11,2%.

"El indicador de pobreza oculta severa se disparó", concluye el informe. Los datos, añade, "confirman lo apuntalado en el indicador de temperatura inadecuada: el miedo a las facturas está condicionando los hábitos de gasto energético en los hogares".

Que muchos de ellos optaron por apagar por no poder afrontar el gasto también da cuenta que en 2021 el dato de los hogares que se retrasaron en el pago de las facturas se mantuvo "estable" con respecto a 2020. Fueron 4,5 millones, el 9,5% frente al 9,6% en 2020. Aunque el dato está "estabilizado" y "no se percibe un aumento de morosidad", el informe advierte de que "no es una buena noticia que se mantenga en el entorno del 10%".

A pesar el notable aumento de los hogares que renunciaron a pagar una calefacción adecuada y al aumento de la pobreza energética oculta severa, el informe valora también que las medidas del Gobierno -la bajada del IVA de la electricidad o la rebaja de los cargos y peajes de la factura- sirvieron para frenar la gravedad de la situación. Sin ellas, indica, habrían sido muchos más los hogares que se habrían sumando a la lista de familias en pobreza energética oculta severa. "Habría alcanzado el 11,65%, un 1,3% más, lo que equivale a casi 200.000 hogares adicionales".

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