Un ungüento contra las hemorroides... y la despoblación de la Manchuela conquense

  • Dos jóvenes han empezado a comercializar el producto basado en una receta secreta transmitia por su abuela.
  • ​La localidad de Villanueva de la Jara, en Cuenca, se ha convertido en su centro de operaciones.
  • ​La Universidad de Albacete ha iniciado un análisis clínico para demostrar la eficacia del Almostop.
Carmen Navarro ha fundado junto con su primo y su tío una empresa que comercializa una loción contra las hemorroides que fabricó durante décadas su abuela.
Carmen Navarro ha fundado junto con su primo y su tío una empresa que comercializa una loción contra las hemorroides que fabricó durante décadas su abuela.
CEDIDA
Carmen Navarro ha fundado junto con su primo y su tío una empresa que comercializa una loción contra las hemorroides que fabricó durante décadas su abuela.

Tras el estallido de la Guerra Civil, Villanueva de la Jara, que entonces contaba con 3.000 habitantes, fue elegida para instalar un gran hospital de campaña en un palacio del siglo XVI para atender a los heridos de las recién desplegadas Brigadas Internacionales.

A este pueblo de la comarca de la Manchuela conquense, acudieron varios médicos bajo la dirección del doctor canadiense Eugenio Fogarty. Uno de ellos se instaló en una casa señorial, probablemente abandonada por sus dueños al inicio del conflicto, y contrató a una joven del pueblo como asistenta.

Se llamaba Carmen, se había criado entre pastores y destacaba por su excelso conocimiento del territorio que rodeaba al pueblo, por lo que el médico empezó a enviarla a recoger determinadas plantas por el campo para fabricar un ungüento líquido, de color marrón y que desprendía un olor fuerte.

"Mi abuela no sabía ni para qué era ni nada, ella, como buena mandada, iba y las cogía con su cesta de mimbre"”, relata su nieta de 22 años, llamada también Carmen en honor de suprogenitora. "En una de estas, mi abuela, ya un poco cuca, le preguntó que para qué las quería y el médico se lo confesó: era para un tratamiento para las hemorroides que era un secreto que lo sabían muy pocas personas. Desde entonces, empezó a ayudarle a fabricarlo".

La guerra acabó y el médico, del que nadie recuerda su nombre, se marchó a Madrid para nunca volver. Pero su receta secreta quedó a buen resguardo con Carmen, que continuó fabricando el ungüento toda su vida, distribuyéndolo altruistamente entre los desdichados vecinos del pueblo que padecían de esta molesta inflamación de las venas del ano.

La abuela Carmen, con su nieto Alberto en brazos.
La abuela Carmen, con su nieto Alberto en brazos.
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La broma que se convirtió en realidad

Carmen Navarro, la nieta de la asistente del médico, estaba empezando la carrera de periodismo en Valencia cuando falleció su abuela, con 95 años, en 2018. Para ella, Villanueva de la Jara era el pueblo de sus abuelos al que iba en verano para después regresar con sus padres a su residencia habitual en la periferia de Valencia, uno de los principales polos de migración de la menguante población de la Manchuela.

"Éramos 20 nietos y cuando íbamos a casa de mi abuela sabíamos que había hecho lo de las hemorroides porque olía fuerte a hierba, pero no soltaba prenda ni nos decía a ninguno la receta", declara. "Cuando ya le empezaron a fallar las piernas, mi tío Enrique fue un poco el que cogió el testigo, después de que mi abuela le confiara el secreto".

Enrique siguió con la filosofía altruista de su madre, que nunca aceptaba dinero por el producto. Ante su negativa, los agradecidos vecinos le pagaban a base de regalos y diferentes detalles. Pero el ungüento milagroso había alcanzado tal fama que la puerta de la casa familiar no dejaba de sonar a cualquier hora y cualquier día de la semana incluso tras el fallecimiento de la mater familias.

"Mi tío acabó un poco harto y decidió plantearnos a su hijo Alberto y a mí que comercializásemos el producto", recuerda Carmen, que ahora, tres años después, es la CEO de la pequeña empresa familiar que está distribuyendo el producto de la abuela Carmen para las hemorroides, bautizado oficialmente como Almostop. "Al final, lo que era una broma entre los compis de carrera se convirtió en realidad".

"Mano de santo"

El aterrizaje en el pueblo de la nueva empresa fue sencillo. Todo el mundo conocía ya el "líquido de la Carmen" y su probada eficacia. "Esto es un pueblo de agricultura y yo soy tractorista y al estar 10 o 12 horas todo el día sentado, por muy joven que seas, al final es que se te pone eso que no puedes ni trabajar", declara Sergio, un vecino del Villanueva de la Jara de 29 años.

"Lo probé por primera vez hace siete años y, desde entonces, mano de santo", declara el tractorista, que asegura haber probado con anterioridad otras soluciones más conocidas como Hemoal o Anso sin resultados satisfactorios. "No me funcionaban y lo que hacía era aplicarme más cantidad y más seguido y lo único que conseguí fue irritarme la zona de una manera que me provoqué males mayores".

El palacio de Villa Enriqueta, ubicado en Villanueva de la Jara, acogió un hospital militar durante la Guerra Civil.
El palacio de Villa Enriqueta, ubicado en Villanueva de la Jara, acogió un hospital militar durante la Guerra Civil.
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Cuando murió la Carmen, Sergio acudió igualmente a su casa, donde vivía su hijo Enrique. Le preguntó por el ungüento sin demasiada esperanza para llevarse la alegría de que ahora él había cogido el relevo. Pronto, sin embargo, se dio cuenta de que estaba incomodando. "Si yo me pongo en su pellejo, que un domingo, un lunes, a cualquier hora, te estén llamando a la puerta se te hace pesado".

Desde hace unos meses todo se ha vuelto más sencillo. La loción está en la farmacia del pueblo, en pequeños botes con el nombre de Almostop que cuestan poco más de 11 euros. Las ventas están siendo un éxito y la nueva empresa de los dos jóvenes está en boca de todos en un pueblo poco acostumbrado al emprendimiento empresarial.

"A los dos chicos se les hace alguna broma del tipo 'qué bien os va, mucha mierda' o 'vais de culo', pero nosotros intentamos ayudarles porque están haciendo cosas muy buenas por el pueblo y dando trabajo", declara Sergio. "Los chicos están muy comprometidos en ayudar al pueblo, todo con gente de aquí y esto puede generar un beneficio para el pueblo y que la gente que se ha ido pueda volver".

Una nueva esperanza para el pueblo de los hongos

Una vez elegido el nombre del producto, el siguiente paso de la nueva empresa fue catalogarlo y obtener los documentos que permitieran su comercialización en farmacias, parafarmacias y grandes superficies comerciales. Carmen, su primo y su tío acudieron a un pequeño laboratorio de Valencia para desarrollar estos trámites que se extendieron durante tres largos años.

Ya con toda la documentación en regla, era hora de hacer que el nuevo proyecto echara a andar y el punto de partida estaba claro: todo debía salir de Villanueva de la Jara.

"Nosotros somos dos chavales de 22 y 23 años con un nivel adquisitivo mínimo, mi primo, lo que había ganado trabajando y yo, lo que había sacado con los bolos de la charanga porque tocaba el clarinete", relata Carmen. "No teníamos dinero para montarnos un laboratorio ni lo que ello conlleva, así que encargamos la producción a este laboratorio de Valencia que nos ayudó a hacer los trámites. Pero el centro de nuestras operaciones de distribución, almacenaje y despacho de venta online a todo el mundo lo tenemos en el pueblo, ahí es un poco el cerebro".

Carmen Navarro y su primo Alberto, los dos socios fundadores junto al padre de él, Enrique, de la empresa Almostop.
Carmen Navarro y su primo Alberto, los dos socios fundadores junto al padre de él, Enrique, de la empresa Almostop.
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"La base del proyecto y el fundamento es coger a gente de aquí, si no, no tendría sentido"

En sus primeros pasos, la empresa está siendo un completo éxito. Según afirma la joven directora general, en este momento, tienen más de 1.000 pedidos al día. Cuentan con cinco trabajadores en plantilla y 12 personas contratadas para diferentes servicios desde serigrafía a transporte, todos ellos de un pueblo que destacó en los años 60 por ser pionero en el cultivo de hongos. El sector está, sin embargo, en franca decadencia y el pueblo no ha hecho más que perder población en las últimas décadas.

"La base del proyecto y el fundamento es coger a gente de aquí, si no, no tendría sentido, lo habríamos montado el proyecto en Valencia que seria mucho mas fácil a nivel de subvenciones, pero lo hemos montado todo aquí porque la idea es que la gente que se tenga que ir fuera del pueblo para formarse en la universidad, si luego quieren decidir volver al pueblo, puedan hacerlo, y no se tengan que quedar fuera porque no hay trabajo".

Desde Villanueva de la Jara a toda Europa

Enrique Serrano lleva toda una vida trabajando como transportista en Villanueva de la Jara. Hace servicios de paquetería y transporte de suministros en el pueblo y alrededores.

"Esto es un plus bastante bueno que yo no me esperaba", asegura. "Están dando un poco de vidilla en este pueblo que está, como digo yo, que se está muriendo. Estas cosas no suelen pasar en los pueblecillos estos chiquitines que se van degradando porque la gente se va".

El ungüento de la abuela Carmen ha triunfado, en cualquier caso, mucho más allá de Villanueva de la Jara. Ya desde los tiempos de la posguerra, la voz de se fue corriendo boca a boca por los pueblos de la zona y viajeros que recorrían la carretera entre Madrid y Valencia hacían una parada en Villanueva de la Jara para obtener un poco del afamado remedio contra las hemorroides.

Carla Domínguez, tiene 28 años y lleva siete regentando la farmacia familiar en Motilla del Palancar, a 18 kilómetros al norte de Villanueva de la Jara. "Antes de que se comercializara, la verdad es que yo no lo conocía, había escuchado a algún paciente que decía que había una cosa en la Jara que funcionaba muy bien, pero nada más", admite Domínguez. "El año pasado nos lo ofrecieron, les pedimos unas poquitas muestras para probar y vimos que la gente lo compraba y volvía diciendo que había funcionado muy bien y que todo de maravilla, así que les pedimos más cantidad y se está vendiendo muy bien".

La nueva marca, está afianzando este proceso y llevándolo incluso fuera de España. Ante las solicitudes que recibían, la joven empresa ha tenido que ampliar la red de venta online a Europa, todo ello, según asegura Carmen Navarro, gracias al boca a boca y a la probada eficacia de su producto.

Tal está siendo el éxito, que el fenómeno ha llegado a oídos del mundo académico. La doctora Alicia Ruiz, del hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes, Madrid, ha iniciado un ensayo clínico con la Universidad de Albacete para testar los beneficios del Almostop.

- ¿Qué diría la abuela Carmen si viera todo lo que está pasando con su ungüento?

- "Estaría alucinando", admite su nieta Carmen. "Siempre fue muy solidaria y si viera lo que estamos haciendo, de la manera humilde y planeándolo todo desde el pueblo, creo que se sentiría muy orgullosa porque no quería que la receta se perdiera". 

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