Síntomas de la hepatitis canina, una enfermedad cuyo diagnóstico precoz es fundamental para la salud de nuestro perro

Un perro en la consulta del veterinario.
Un perro en la consulta del veterinario.
GTRES / ARCHIVO
Un perro en la consulta del veterinario.

Al igual que nos ocurre a las personas, los perros también están expuestos a numerosas enfermedades y, es nuestra responsabilidad como buenos dueños conocer las más comunes y sus síntomas, para así poder tratarlas a tiempo, algo que, en muchas ocasiones, es fundamental si queremos no queremos malas noticias del veterinario. Ejemplo de esto último es la hepatitis canina.

El hígado desempeña un papel fundamental en diversos procesos que comprenden "el metabolismo de los hidratos de carbono, los lípidos y las proteínas, la desintoxicación de los metabolitos y los xenobióticos, el almacenamiento de vitaminas, oligoelementos metálicos, grasa, glucógeno y la digestión de la grasa e inmunoregulación", enumera José Ignacio Ballester, del Servicio de Cirugía de AniCura Velázquez Hospital Veterinario.

"El término hepatitis canina hace referencia a una inflamación del hígado causada por múltiples causas, entre las que destacan la hepatitis infecciosa canina, enfermedad causada por el Adenovirus canino tipo I, cuya principal fuente de infección se debe a la ingesta de heces, orina, secreción nasal o saliva de animales infectados; y las hepatopatías tóxicas por acumulación de metales tóxicos entre los que destacan el cobre y el hierro, que se acumulan en el tejido hepático en los perros y gatos aumentando la vulnerabilidad a las lesiones oxidativas", detalla el experto.

 También pueden ser causa de las hepatopatías inflamatorias, que pueden estar causadas por hepatitis crónica, cirrosis y fibrosis o hepatitis asociadas a la administración de fármacos, entre otras cosas y; o hepatopatías vasculares y neoplásicas", añade Ballester.

La importancia de identificar la hepatitis a tiempo

El experto veterinario indica que los signos clínicos iniciales de hepatopatía son muy inespecíficos, entre los que destacan "la anorexia intermitente, poliuria y polidipsia (beber y orinar más cantidad de agua de lo normal), vómitos y letárgica".

"La aparición de signos clínicos relativamente específicos de la enfermedad hepatobiliar como la Ictericia (coloración amarilla de piel y mucosas), la hipoglucemia, la tendencia a la hemorragia, la encefalopatía hepática, o las convulsiones, reflejan el agotamiento de las reservas funcionales hepáticas en estadios avanzados de la enfermedad", advierte.

Los perros suelen tener pérdida de apetito, diarrea y vómitos, decaimiento y falta de energía durante gran parte del día

De esta forma, en las fases tempranas de la enfermedad, el perro suele mostrar "decaimiento, falta de energía durante gran parte del día y, en algunas ocasiones, fiebre de manera intermitente". "Conforme la enfermedad va progresando, el animal presenta también un enrojecimiento de las membranas mucosas y agrandamiento de los ganglios linfáticos", añade Ballester.

"También suele tener pérdida de apetito, diarrea y vómitos, y las mucosas y la piel adquieren una coloración amarillenta. Pueden comenzara a tener sangrado de las encías e inflamación del hígado, además de insuficiencia hepática y dolor abdominal", continúa explicando los síntomas. "La rápida detección de los signos por parte del cuidador junto con una visita al veterinaria ayudarán a una precoz detección de la enfermedad".

Además de las causas anteriormente mencionadas por el experto, Ballester indica que también existen algunas razas con predisposición a desarrollar hepatitis crónica por acumulación de cobre. "De todas las razas sensibles (Cocker spaniel inglés y americano, West highland white terrier, Skye terrier, Dóberman, Dálmata, Labrador retriever), la raza Bedlington terrier es la única en la que se ha visto esclarecido un mecanismo genético específico", afirma.

Una vez realizado el diagnóstico por personal veterinario e identificada la causa de origen de la patología, hay que proceder a realizar un tratamiento específico para cada paciente. "Algunos puede que necesiten hospitalización intensiva con la administración de soluciones electrolíticas equilibradas y transfusiones de sangre o plasma sanguíneo", explica el veterinario de AniCura.

Es probable que el veterinario recomiende una dieta específica baja en proteínas para evitar sobrecargar el hígado

"La administración de fármacos inmunosupresores suele ser frecuente en este tipo de patologías, así como la administración de antioxidantes, vitaminas C y D y fármacos antifibróticos, que son de gran ayuda en el tratamiento de estas patologías", añade. "También es probable que el veterinario recomiende una dieta específica para la insuficiencia hepática, que consistirá en dietas bajas en proteínas para evitar sobrecargar el hígado". 

Pero, ¿qué ocurre si no detectásemos a tiempo esta enfermedad? "La ausencia de un diagnóstico precoz se suele asociar con un mal pronóstico. Los signos clínicos pueden evolucionar en una cirrosis hepática y aumento de bilirrubina total sérica", concluye el veterinario.

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