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Cómo manifiestan las personas con discapacidad intelectual los problemas de salud mental

El estigma que rodea a las personas con discapacidad intelectual provoca que muchas personas prefieran no relacionarse con ellas.
El estigma que rodea a las personas con discapacidad intelectual hace más complejo diagnosticar en ellas un trastorno mental.
GTRES
El estigma que rodea a las personas con discapacidad intelectual provoca que muchas personas prefieran no relacionarse con ellas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que para 2030 los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo. Y las personas con discapacidad intelectual son más vulnerables a padecer enfermedades mentales que las personas sin discapacidad intelectual.

Así lo señala la Fundación Carmen Pardo-Valcarce en la guía sobre salud mental y discapacidad intelectual que publicó junto con la Comunidad de Madrid en 2011. La mayoría de las investigaciones coinciden en que las personas con discapacidad intelectual presentan más problemas de salud mental que las personas sin discapacidad intelectual. Entre un 20-40% de las personas con discapacidad intelectual presentan problemas psicológicos.

El porcentaje de prevalencia de trastornos de salud mental en el caso de las personas con discapacidad intelectual en España oscila entre el 20-35%, según el documento Discapacidad Intelectual y Salud Mental del Instituto Universitario de Integración en la Comunidad, de la Universidad de Salamanca.

Por género, hasta los 15 años, la prevalencia es mayor en los hombres (hombres 1,22%; mujeres: 0,86%). Además, aumenta a medida que el sujeto envejece: en niños de 5-10 años, 0,97% y en adolescentes de 10-15 años, 1,86%.

Factores biológicos, psicológicos y sociales

Factores biológicos y sociales, como la situación de minusvaloración y marginación de este colectivo en nuestras sociedades, están detrás de estos números. Los modelos que explican la aparición de enfermedades mentales son complejos, pero esto se debe a que reflejan una realidad a su vez compleja.

Los modelos actuales entienden que la aparición de una enfermedad mental se debe a la interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales, explica la guía de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce (que ahora es la Fundación A la par). Esto se ha denominado modelo bio-psico-social, y resulta de especial importancia a la hora de diseñar intervenciones efectivas.

Las personas con discapacidad intelectual son más vulnerables a padecer un trastorno psiquiátrico porque las mismas alteraciones biológicas que generan una discapacidad intelectual son factores de vulnerabilidad para la enfermedad mental.

"Aunque una cosa es la discapacidad y otra diferente los problemas de salud mental, se trata de dos estancias comunicadas", ha escrito Melisa Tuya. Efectivamente, de un lado, la salud mental incapacita, pero de otro, la discapacidad afecta directamente a nuestra salud mental.

Es decir, muchos de los factores psicológicos de estas personas son factores de vulnerabilidad para la enfermedad mental. Desde una baja autoestima a una menor capacidad cognitiva para enfrentarse con el día a día. Y a todo ello se suman factores sociales como el rechazo, la disminución de oportunidades, los abusos, los marcados cambios de cuidadores y las institucionalizaciones.

Un diagnóstico más complicado

De todo ello, claro, es fácil concluir que diagnosticar adecuadamente la enfermedad mental en las personas con discapacidad intelectual resulta más complicado que si la persona no presentara la discapacidad.

Las enfermedades mentales están más desatendidas en las personas con discapacidad intelectual porque también se manifiestan en ocasiones de manera distinta. Y aunque pasan más desapercibidas (es el llamado efecto eclipsador), es posible diagnosticarlas en estas personas y aplicar el correspondiente tratamiento.

Un adulto con discapacidad intelectual presenta los mismos tipos de trastorno mental que las personas con una función intelectual normal, trastornos de ansiedad, trastornos afectivos, trastornos de la personalidad, trastornos psicóticos o otros trastornos mentales de origen orgánico, detalla y explica el documento Trastornos de la salud mental en las personas con discapacidad intelectual, de FEAPS (Confederación Española de organizaciones a favor de las Personas con Discapcidad Intelectual) ahora Plena Inclusión.

Como cualquiera de nosotros, las distintas enfermedades mentales que pueden desarrollar estas personas son psicosis, demencia o neurosis (como la depresión, el trastorno bipolar o los trastornos de ansiedad).

Dentro de estos últimos trastornos están la fobia social, las fobias específicas, el trastorno de ansiedad generalizada, el de pánico, la agorafobia, el trastorno de estrés post traumático y el obsesivo compulsivo.

Cómo afrontar la enfermedad mental

En la mayoría de los casos los familiares de estas personas con doble diagnóstico (discapacidad intelectual y problemas de salud mental) se encuentran en "una difícil búsqueda de recursos que suele acabar con la persona en el hogar y con la carga que conlleva".

De entrada, tratar en casa los problemas de salud mental de una persona con discapacidad intelectual se hace casi imposible por la falta de conocimientos de los familiares para el manejo de la situación. Eso, al final, agrava el problema.

Además, habitualmente uno de los familiares deja de trabajar para atender a la persona afectada, con la consiguiente disminución de ingresos. A lo que hay que sumar que la falta de apoyo y comprensión de los que rodean a la familia pueden derivar en aislamiento social. Todo lo descrito se suma para crear estrés familiar y personal.

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