¿Existe el duelo canino? Así afrontan nuestros perros la pérdida de sus dueños

Un perro mirando por una ventana en una foto de archivo.
Un perro mirando por una ventana en una foto de archivo.
Amit Karkare / PIXABAY
Un perro mirando por una ventana en una foto de archivo.

Igual que nosotros perdemos a nuestros seres queridos, también lo hacen los perros. Mucho se ha hablado de los perros de la reina Isabel II y de su futuro ahora que su "madre" ya no está, al igual que muchos han comentado su aparición en algunas fotos de la prensa en el que mencionaban su "cara de tristeza", como si sintieran pena y supieran lo que ha ocurrido. Sin embargo, ¿existe el duelo canino tras la pérdida de su humano?

Los perros son seres sociales, al igual que los humanos y, en ocasiones, no nos paramos a pensar en las repercusiones que esto tiene, tal y como indica Katya Vázquez, psicóloga y etóloga clínica veterinaria de Natuka. "Los perros prefieren la compañía de su familia a la estabilidad de un lugar pero, desafortunadamente, su inmensa capacidad para crear vínculos afectivos les lleva a una fidelidad, en ocasiones, patológica".

"Concretamente, el perro eligió al ser humano hace más de 15.000 años, creando una relación de conveniencia que se fue transformando en una relación afectiva y significativa", expresa la etóloga. "Estos lazos tan fuertes afectan mucho cuando uno de los miembros desaparecen".

Tanto si se trata de un fallecimiento, un abandono o una separación por cualquier otro motivo, lo peor que le puede pasar al perro es quedarse solo, sin familia de referencia. "Cada perro gestionará de manera distinta este reto de la vida, unos caen en profunda tristeza, incluso dejan de comer; otros se enfadan llegando a mostrarse agresivos; en otros aumentará su inseguridad y desconfianza frente al mundo... En cualquier caso, la conducta se verá modificada", detalla la experta.

Los perros sienten tristeza

La emoción que gestiona las pérdidas es la tristeza, por lo tanto, tenemos que hacernos una pregunta: ¿Sientes los perros tristeza? La respuesta es sí, aunque no lo hacen de la forma reflexiva en la que lo hacemos los humanos, se trata de algo más corporal y bioquímico.

"La tristeza trae de la mano apatía (falta de vitalidad y entusiasmo), anhedonia (incapacidad de sentir placer), reducción del movimiento, fatiga, pérdida de apetito, pérdida de interés por sus rutinas diarias, gemidos o aullidos, incluso alteración de la conducta de eliminación o estereotipias", cuenta Vázquez. "Todos estos son síntomas compatibles con el duelo de un perro y son los que podemos ver en las protectoras de animales abandonados".

Al igual que ocurre con las personas, no todos los perros son igual de sensibles, ni todos los vínculos son igual de fuertes, especialmente en aquellos perros que han perdido la confianza de la estabilidad emocional y han tirado la toalla por haber pasado por muchas casas, por ejemplo.

Los perros sienten tristeza pero no de la forma reflexiva en la que lo hacemos los humanos, si no más corporal y bioquímica

"También podemos ver perros con estilos de apego ansioso que pueden desarrollar problemas de conducta como la ansiedad por separación", advierte la veterinaria clínica. "Evidentemente, esto va a afectar a la gestión del duelo en función de cada individuo".

Los síntomas del duelo canino más fáciles de identificar son los cambios en su conducta. "Durante unas semanas o meses (más de tres meses ya estaría respondiendo a una gestión inadecuada) las conductas sociales, alimentarias, de descanso, juego y de eliminación se pueden ver modificadas", explica la etóloga. "Por ejemplo, perros que no quieren jugar con su juguete favorito o que dejan parte de la comida cuando no lo habían hecho nunca antes".

"Todo lo que llame la atención del guía son señales de que está gestionando la pérdida", asegura. "Y como no podemos explicar lo sucedido, lo mejor que podemos hacer es acompañar, ofrecer rutinas tranquilas, no exigentes, mostrarnos especialmente cariñosos, pacientes y permitir que puedan volver a requilibrarse y volver a generar lazos profundos con otros miembros de la casa".

Durante unas semanas o meses las conductas sociales, alimentarias, de descanso y juego se pueden ver modificadas

Vázquez también menciona que en las casas donde hay más de un animal, esa compañía "puede ser tremendamente valiosa cuando se muere uno de los miembros de la familia". "Al igual que nos pasa a nosotros, una estrecha y bonita relación con otro animal en casa puede ser un gran protector de un duelo patológico", añade. "Aunque incorporar a un animal tras el fallecimiento no suele ser la mejor opción, porque no estamos dando tiempo a resolver el reto emocional y ya estamos incorporando otro".

En resumen, el perro, como ser social que es, frente a un duelo tiene que volver a encontrar estabilidad emocional. "Entender esto nos hace efectivamente responsables como humanos y podremos hacerles el camino más fácil", concluye la etóloga y veterinaria clínica.

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