Con el comienzo del verano, los okupas se vuelven más selectivos a la hora de escoger la vivienda en la que pasarán los meses de más calor del año. Así, en Colmenar Viejo, un grupo decidió okupar la casa de Hortensia, una mujer de 92 años que vive en una residencia.

Ahora, tras cuatro meses de lucha para lograr expulsarlos, la empresa Desokupa Demolition ha conseguido llegar a un acuerdo con ellos para que abandonen el inmueble. Sin embargo, antes de marcharse, los okupas desvalijaron y destrozaron la casa.

La vivienda contaba con una piscina que los okupas llenaron en varias ocasiones. Además, la familia, al conocer la okupación, denunció el caso ante la Guardia Civil, quienes les advirtieron de que no debían rescindir los contratos de luz y agua. 

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Un equipo de Espejo Público se ha trasladado a la localidad madrileña para hablar con los familiares de Hortensia, quienes han luchado por la desokupación del hogar. Así, han destacado que los presuntos delincuentes habían sacado y destrozado todos los muebles de la casa, así como habían tirado por el jardín la ropa de Hortensia y se habían llevado todos los libros que había en la casa.

"Esto era una verdadera guerra donde ellos tenían todas las armas a su favor. La justicia es muy lenta y, aunque puede que funcione, no es justa", ha destacado la hija de la anciana. De la misma manera, Javier, yerno de la mujer ha apuntado: "¿En qué momento nos hemos equivocado para que no los sacasen el día que pusimos la denuncia? Esto es una vergüenza".

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Así, Javier ha agregado que el coste de la limpieza interior y exterior de la vivienda asciende a 1700 euros. "Parece que aquí se ha trasladado la guerra de Ucrania porque está todo destrozado", ha señalado el hombre.

Por su parte, el abogado Manuel Huertas, desde el plató del matinal de Antena 3, ha resaltado que la pena a la que se enfrentarían los okupas sería de una multa de, máximo, 24 meses; pero al declararse insolventes, ni siquiera tendrán que pagarla.

Finalmente, el portavoz de la empresa de desokupación ha explicado que su empresa no ofrece ninguna cantidad monetaria a los okupas, sino que siempre tratan de buscar "la forma más humana" para que estos se marchen.