Qué es el bolsillo de Henry o la bolsa marginal cutánea: un posible amplificador de sonidos y un refuerzo muscular para perros y gatos

  • Sin certezas de su función, se cree que ayuda tanto a la audición como en la movilidad de las orejas.
El bolsillo de Henry o la bolsa marginal cutánea.
El bolsillo de Henry o la bolsa marginal cutánea.
Carlos Gámez
El bolsillo de Henry o la bolsa marginal cutánea.

Que el sentido del oído es un prodigio entre muchas especies de animales no humanos no es un misterio. De él depende apreciar el riesgo o amenaza ante la presencia cercana y hostil de otro animal, y también reconocer señales auditivas de cortejo o auxilio. No es descabellado, por tanto, entender que la adaptación al hábitat haya moldeado este sentido para hacer más eficiente y precisa la supervivencia entre algunas especies de animales que dependen en gran medida de él.

Quienes conviven con perros y gatos puede que hayan apreciado que poseen un pequeño ‘bolsillo’ en la esquina inferior de la oreja. Este pliegue, en forma de acordeón, que se encuentra en la parte inferior del pabellón auditivo externo, se llama bolsa marginal cutánea, o de forma coloquial, el bolsillo de Henry, y crea un pequeño hueco. No está presente en todos los perros, pero sí en casi todos los gatos. Al contrario que la bolsa primordial felina, que sin tener tampoco evidencia absoluta de su función u origen, se incluye dentro del grupo de órganos vestigiales, con la bolsa marginal cutánea hay más cautela en su clasificación. Algo que resulta sorprendente, sin duda, siendo un rasgo físico presente en las dos especies domésticas más frecuentes en todo el mundo, pero de la que lo desconocemos prácticamente todo.

La función de la bolsa marginal cutánea

El bolsillo de Henry se sitúa en la misma ubicación en la que los seres humanos tenemos el antitrago, y no sabemos nada de su propósito evolutivo, pero la hipótesis más sostenida es que detecta los sonidos de alta frecuencia o más agudos y atenúa los graves, dando información al animal sobre la orientación espacial o dirección específica del origen del sonido. Se especula que actúa como un ‘separador’ de sonidos, haciendo que los graves reboten en el interior de la bolsa y dando prioridad a los tonos más altos. También se conjetura que permite una mayor eficacia en el movimiento de las orejas, fortaleciendo los músculos entre estas especies depredadoras, que pueden mover su cuerpo en una dirección mientras orientan una o ambas orejas, de forma independiente, hacia otra dirección.

Lobo italiano, Canis lupus italicus, con bolsa marginal cutánea.
Lobo italiano, Canis lupus italicus, con bolsa marginal cutánea.
Federico Di Dio/ Unsplash

Su nombre popular es otro misterio. Quizá algún veterinario lo bautizó así al descubrirlo, pero se le olvidó dejar por escrito su hallazgo. O puede que Henry fuera el nombre del perro o gato que lucía la enigmática bolsa marginal cutánea, tampoco lo sabemos. Incluso existe una tercera hipótesis, y Henry provenga de la unidad de medida para la inductancia eléctrica, también llamado henrio, que tiene relación con el sonido y su transmisión por ondas, posibilidad que apoyaría la propuesta de que se trate de un beneficio auditivo. La bolsa marginal cutánea, en cualquier caso, parece ser una zona donde a los parásitos externos como las garrapatas les gusta alimentarse, de manera que debe revisarse de forma habitual si convivimos con animales domésticos que la presenten y con acceso al exterior.

Hurones, comadrejas, perros, gatos, lobos, tigres, murciélagos o zorros, la bolsa marginal cutánea puede estar presente entre ejemplares de una gran variedad de mamíferos, domésticos y salvajes, y solo podemos elaborar hipótesis sin evidencias científicas, por el momento, de su función y origen, como que se trate de un órgano vestigial desde un ancestro común, o puede que en realidad carezca de utilidad obvia y las hipótesis planteadas no se acerquen ni remotamente a su finalidad original. Tal vez el misterioso Henry muriera con las respuestas.

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