¿Por qué mi gato araña los muebles? Según un estudio, los más mimados son más destructivos

  • Nuestro objetivo debe ser proporcionarle un rascador que satisfaga sus necesidades. 
Gato usando una pared de madera.
Gato usando una pared de madera.
20minutos
Gato usando una pared de madera.

Rasguñar es un comportamiento instintivo en los gatos. Les gustan los materiales firmes, fuertes y resistentes que les permita estirarse, agarrarse bien y clavar las uñas. Detrás de este comportamiento hay varias razones desde la etología felina: estirar los músculos, deshacerse de las uñas rotas, marcar su territorio a través de las glándulas sudoríparas de las almohadillas, y para expresar sus emociones. Ellos no son conscientes de que esté bien o mal deshilachar el preciado sofá modular que tanto nos costó encontrar, y solo piensan en satisfacer su necesidad inmediata. Hay gatos que prefieren los rascadores verticales, como los postes que conforman los árboles para gatos que suelen venir recubiertos de cuerda sisal, y otros preferirán los rascadores horizontales de cartón corrugado a la altura del suelo.

La veterinaria especialista en comportamiento felino Fátima Blanco Rial, ya nos advertía en el artículo “La importancia de la estimulación ambiental para los gatos y el riesgo que tiene usar punteros láser o juegos digitales” que los felinos domésticos suelen afilarse las uñas al despertarse para estirar los músculos o desentumecerse, y si se trata de un felino integrado en la unidad familiar con acceso a sofá, sillones o sillas con total libertad, muy probablemente sean sus zonas favoritas de descanso, ya que hacemos la mayor parte de nuestra vida hogareña en el salón, “de ahí el misterio de que suelan usar el sofá o los sillones para afilarse, si es el lugar donde se echan sus siestas”, nos explicaba en el artículo la experta felinóloga. También nos recomendaba colocar los rascadores artificiales cerca de estos lugares, para facilitar al animal el acceso a la herramienta y que opte por ella en lugar del lateral del sofá o las patas de una mesa. Si nuestro gato ignora los rascadores y sigue optando por los muebles, es que la alternativa que les proporcionamos se les queda corta y no cubre sus necesidades, por lo que deberemos seguir buscando algo más adecuado al comportamiento felino, como un rascador más estable que no se tambalee ni se mueva, valorar si prefiere uno vertical o en horizontal (o ambos estilos) o cambiarlo de posición en busca de otro lugar más estratégico.

Un nuevo estudio de la Universidad Federal del Río Grande del Sur, en Brasil, ha investigado hasta qué punto la relación emocional o afectiva entre gatos y sus tutores influye en el comportamiento de los animales. El resultado, para sorpresa de los investigadores, es que cuanto más estrecho es el vínculo emocional de los gatos con sus tutores, más probabilidades hay de que los felinos muestren lo que, para nuestros ojos, es una conducta destructiva o un comportamiento inaceptable, como arañar los muebles.

La razón por la que actúan así no está claro. El equipo investigador baraja que pueda ser un mecanismo para llamar la atención y recibir su dosis de caso, o bien este comportamiento sea causa de una actitud excesivamente tolerante y relajada de sus tutores, que no les ponen límites. Se necesitan más estudios para entender los lazos emocionales y aclarar cómo estructuran el comportamiento de animales y personas.

Convencer a un gato para que deje de afilarse las uñas en nuestros muebles no es una tarea fácil, pero tampoco imposible. En contra de los prejuicios o mitos populares, se puede educar a un gato, pero requiere de mucha paciencia y constancia. La mejor técnica es mediante el condicionamiento operante, esto es, distraer o extraer al gato de su mal comportamiento tentándole con algo que sea más de su interés, para que enfoque su objetivo en otra cosa, sin castigar ni regañar, y premiarle con recompensas, sean alimenticias o afectivas con caricias y buenas palabras, cuando se afile las garras en el lugar adecuado. Otra ayuda auxiliar es hacer menos deseables  los muebles, de forma temporal, que tanto le gustan para clavar las uñas, entorpeciendo el acceso con otro mueble, utilizar cinta antiarañazos, o cubrirlos con una sábana suelta que ya no es tan de su agrado para aferrarse con las uñas, mientras seguimos con el refuerzo positivo para que focalice esa actividad en el rascador. Una vez el gato ya use adecuadamente el rascador, se podrán retirar o despejar los obstáculos que hayamos puesto a los muebles.

Sea como sea, recordemos que este hábito no solo responde a una necesidad física de estirarse o ayudar a la muda de uñas, sino que detrás puede haber una comunicación felina en la que nos indica que padece estrés o se siente solo, por lo que deberemos cuestionarnos si ha habido cambios recientes en nuestro propio comportamiento hacia el gato o un contexto (mudanza, llegada de nuevos miembros a la familia), que pueda explicar ese comportamiento destructivo, y actuar en consecuencia para resolverlo sin dañar el vínculo que hemos formado.

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