Con orejas caída y de tamaño 'toy': la miniaturización de conejos conlleva problemas de salud graves para el animal

Un ejemplar de conejo miniatura.
Un ejemplar de conejo enano.
PIXABAY
Un ejemplar de conejo miniatura.

Pequeñitos, con orejas chiquititas o caídas, peludos, de ojos grandes y morro achatado, las razas de conejos se han ido convirtiendo con el paso de los años en peluches para la vista. Sin embargo, igual que ocurre con algunas razas de perros y gatos (las braquicéfalas), estas modificaciones en la morfología de los animales tienen una terrible repercusión en su salud.

Aunque también se comercializan razas de conejo gigante, lo habitual en el mercado es tender a las razas más pequeñas. "Esto conlleva muchos problemas añadidos a esa selección genética", asegura Pilar González-Iglesias, veterinaria y fundadora de la clínica Exovet, perteneciente a la red de clínicas veterinarias VeterSalud.

"Generalmente se va buscando reducir el tamaño corporal y los mayores cambios en la morfología se dan en la cabeza, las cuales cada vez son más redondas y de aspecto de peluche", añade la experta.

Mandíbula, nariz, ojos y orejas, así afectan los cambios

Al producirse casi todos los cambios morfológicos en la cabeza, la zona rostral es la que se ve más afectada. "Va a dar problemas por un lado porque es mucho más fácil acortar la maxila que la mandíbula, lo que va a producir una mayor tendencia al prognatismo (los dientes de abajo cierran por delante de los de arriba)", detalla González-Iglesias.

"En la mandíbula de arriba tienen cuatro incisivos (los dos que se ven y luego unos más pequeños) y los de abajo apoyan en ellos para que se de el desgaste de esos dientes pequeños. Cuando se produce el prognatismo, no pueden desgastar los incisivos y esto es un problema muy grave ya que, a partir de los seis meses éstos dientes empiezan a crecer de continuo, lo que termina en deformaciones o peor, clavándose en el paladar o por dentro del labio del conejo", añade la experta.

Estos cambios en la mandíbula también afectan a sus muelas, ya que tampoco hacen un desgaste correcto y también crecen de continuo. "Su raíz también está en constante crecimiento, por lo que penetra en el hueso y se pueden producir abscesos que se pueden ver en el inferior de la cara o la nariz", advierte González-Iglesias.

"También, como se acorta la parte del morro, nos queda una cavidad nasal mucho más pequeña, con unos cornetes nasales muy turbinados (densos), lo que provoca en los conejos una tendencia a la rinitis y facilidad de coger infecciones nasales", añade.

Los conductos de drenaje están más retorcidos, lo que provoca una mayor tendencia al glaucoma

Por otro lado, también se producen cambios en el tamaño de los ojos, siendo éstos proporcionalmente mayores, lo que hace que estén más exteriorizados y expuestos. "De jóvenes no suele ser problemático, pero cuando se hacen mayores y empiezan a lubrican peor  por la reducción de la lágrima natural de la edad, empiezan a tener muchos problemas de córnea", cuenta González-Iglesias.

"Además, el drenado del contenido del ojo, al ser un espacio más pequeño, los conductos de drenaje están más retorcidos, cuesta mucho más que drenen y tienen mayor tendencia al glaucoma", detalla la veterinaria de exóticos.

En cuanto a las orejas, en los conejos que las tienen erguidas se las acortan o las ensanchan, lo que afecta a su regulación de temperatura. "El intercambio de temperatura de un conejo es a través de los vasos de las orejas, por lo tanto, si se reduce el tamaño de estas, estamos reduciendo esa función, por lo que en verano tienen mayor propensión al golpe de calor", explica la experta.

"En los de oreja caída, el conducto auditivo se pliega, por lo que tienen más propensión a la otitis y a los divertículos óticos, es decir, un acúmulo excesivo de cera porque no pueden expulsarla y que termina deformando el conducto auditivo", añade.

Este cambio también afecta a su capacidad de ver hacía atrás, ya que es un estorbo físico. "Ellos tienen la morfología con el ojo lateral, para ver casi 360 grados, pero con las orejas caídas es como ver dos muros a los lados", expresa González-Iglesias. "Por no hablar de lo obvio, que son conejos que oyen menos".

Por todos estos motivos, la veterinaria de exóticos considera que "debería prohibirse la cría de este tipo de razas, tal y como ocurre en algunos países con las razas de perros y gatos braquicéfalos. "La sociedad debería ser más consciente del problema", expresa. 

"También los veterinarios deberían movilizarse, aunque si piensas la cantidad de veterinarios de perros que hay y lo que han tardado en moverse por las razas braquicéfalas, imagina lo que tardaríamos solo los especialistas en exóticos"

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