Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Cumpliendo lo que yo te diga

Sin corbata, con camisa blanca desabrochada por arriba y chaqueta azul. Así ha comparecido este viernes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa para la presentación ante la prensa del balance del primer semestre del año. El presidente ha señalado a los periodistas que, como gesto personal, desde este viernes no llevará corbata y le ha pedido a sus ministros y altos cargos públicos que tampoco la usen, algo que cree que se debería hacer también en el sector privado "si es que no lo han hecho ya".
La corbata de Sánchez no deja huella de carbono.
E.P.
Sin corbata, con camisa blanca desabrochada por arriba y chaqueta azul. Así ha comparecido este viernes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa para la presentación ante la prensa del balance del primer semestre del año. El presidente ha señalado a los periodistas que, como gesto personal, desde este viernes no llevará corbata y le ha pedido a sus ministros y altos cargos públicos que tampoco la usen, algo que cree que se debería hacer también en el sector privado "si es que no lo han hecho ya".

Aparece Sánchez. No lleva corbata. Lo próximo es regalar bombillas como Miguel Sebastián. No hemos avanzado nada. El cuello de su camisa dice “me voy pronto de vacaciones”. El rosco de la agenda 2030 en la solapa es el Pasapalabra de la política. Un futuro mejor, un horizonte al que mirar, para no estar aquí. Hay algo que no se puede permitir en esta política que vivimos: el ayer. La política es ahora y es, también, un plan a una distancia respetable. La política ya no es nunca mirar hacia atrás.

A Sánchez lo miran con gravedad los que lo acompañan en la sala. Como si hablara el gurú. Dice el presidente que la pandemia y la guerra de Ucrania son los culpables de todo. Afirma que está cumpliendo, que se está protegiendo a las clases más necesitadas, a la clase media trabajadora. Cuenta sus medidas y siempre se acuerda de que la oposición no las ha apoyado. La oposición suele oponerse, pero al presidente le llama la atención. Lo repite varias veces durante la comparecencia.

La política de Sánchez es ahora. La culpa es de los otros.

El presidente explica cómo va a meter en cintura a los bancos y a las eléctricas. La iniciativa es interesante y se comprende en el momento actual. El proyecto de ley prohíbe a estas empresas repercutir el coste de estos impuestos en el ciudadano. Solo nos queda prohibir la pobreza, la infelicidad y la injusticia. Todo llegará. No se puede ser más cándido. Después, Sánchez dice una chorrada como un piano: “vivimos tiempos en que lo importante y lo urgente se superponen”. Viene un rollo. Así es. Saca el comodín de la transición digital y la ecológica.

Sánchez habla de los “hermanos europeos” cuando se refiere a los miembros de la Unión Europea y habla de Europa como “nueva patria”. Avisa de que en septiembre -agosto es mes inhábil aunque se acabe el mundo- va a presentar dos propuestas para regular el mercado eléctrico y para poner un tope a las emisiones de CO2. Y después viene lo bueno: el lunes nos cuentan las medidas de ahorro. La pobreza energética ahora es una virtud. Bienaventurados los pobres energéticos porque de ellos es la solidaridad social.

Pandemia, guerra, guerra, pandemia, la clase media trabajadora y así todo el rato. El presidente habla del informe que presenta y cuenta que ha cumplido compromisos. Los tiene contados. Me descargo el informe. Sobre todo habla de leyes, de regulaciones, de nuevas normas que se han aprobado. El poder ejecutivo justifica su cumplimiento con legislación. Algo no cuadra. Cumplir es algo más que eso cuando estás en el gobierno. Aunque lo pongas en gerundio. La política de Sánchez es ahora. La culpa es de los otros. Feliz descanso. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento