Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Rocío Carrasco, 'la jauría' y las mentiras de la fama

Rocío Carrasco, en 'Viernes Deluxe'.
Rocío Carrasco, en 'Viernes Deluxe'.
Mediaset
Rocío Carrasco, en 'Viernes Deluxe'.

'Rocío: contar la verdad para seguir viva' fue un éxito. Y se buscó la secuela. Lo que se había convertido en un documental que denunciaba malas prácticas de la prensa del corazón y delataba la violencia mental de la sociedad machista en la que vivimos podía convertirse, en su segunda parte, en un ajuste de cuentas típico de ese mismo cuore contra el que arremetía la propia Rocío Carrasco desahogándose frente a las cámaras de Telecinco. Las personas somos así de contradictorias y, una vez probada, la adrenalina de la tele puede enganchar.

En efecto, ahora, Carrasco transmite felicidad en Mediaset y cuenta las entretelas del clan Jurado en 'En el nombre del Rocío'. Sin demasiados filtros, con grandes emociones. Se podría decir que ejerce lo que hacían aquellos que ella denuncia. Sin embargo, no lo parece. Porque no está hablando de los demás, en realidad está hablando de sí misma, de las consecuencias y desconfianzas de heredar la fama de un gran talento que todos quieren exprimir. Y que todos exprimen, cada uno a su manera. Todavía hoy, pues genera dinero fácil.

El fuerte televisivo de Rocío Carrasco es que atesora la cualidad de crear un lenguaje propio en cada una de sus apariciones. Perfecto para la televisión. No sólo verbaliza y narra su existencia con el carisma de acuñar una terminología especial para definir aquello que siente. Necesita refugiarse en eufemismos para explicar los vaivenes de su vida y sus efectos colaterales. Y, en este caso, esos palabros dan más épica a lo que pretende explicar. Así, por ejemplo, se refiere a 'La jauría' cuando toca verbalizar a los antagonistas de la historia. Digno de 'Falcon Crest'. 

Lo que podía haber sido otro púlpito más al morbo familiar, que lo es, consigue una narrativa culebronesca que da aún más ímpetu al relato. Rocío Carrasco comunica con carácter. Y da la sensación que ya ni siquiera pretende convencer, simplemente parece que necesita contarlo y liberarse. Tal vez para quitarse años de silencio de encima.  Tal vez para encontrar ese reconocimiento que quita angustias. Aunque sea un ratito.

En Telecinco resonará el titular llamativo ese que logra un debate constante e interminable a favor y en contra de Rocío Carrasco. Su figura vende más si hay enfado. Aunque el trasfondo relevante de 'En el nombre de Rocío', al final, está en lo complicado que es encontrarse a uno mismo tras la desolación de descubrir las mentiras de la fama. Esa popularidad en la que no te rodean por lo que eres, sino por todo lo que generas.

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