Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Errores al tratar la diversidad LGTBI+ en los medios de comunicación

Archivo - Arxiu - Imatge de recurs d'una bandera LGTBI.
Archivo - Arxiu - Imatge de recurs d'una bandera LGTBI.
ARCHIVO
Archivo - Arxiu - Imatge de recurs d'una bandera LGTBI.

El desconocimiento puede llevar a la condescendencia y cualquier tema tratado desde la condescendencia siempre es una mala praxis en los medios de comunicación. La historia suele repetirse con el tratamiento que sufren las minorías, que muchas veces se las tutela mediáticamente. Incluso, a menudo, se habla por ellas en programas, debates e informativos. No se cuenta con su experiencia en primera persona cuando el periodismo es dar voz para aprender de las diversas realidades. Y hacerlo desde la naturalidad que merecen.

En el caso del colectivo LGTBI+, además, la televisión suele plantear el tratamiento de la diversidad sexual a través del frívolo prisma de lo exótico, lo exagerado, lo festivo que representa la frase de esa persona que quiere parecer moderna y suelta la simplificación de "¡quiero tener un amigo gay!". Como si las personas LGTBI+ fueran un complemento, unas gafas de sol divertidas que te puedes comprar para un verano y, después, tirar.

De hecho, hay formatos de tele-realidad que a la hora de realizar sus casting buscan la cuota del perfil LGTBI+ como algo extravagante que dé vidilla. El colaborador que pretenden que sólo sea eso. La sexualidad en el centro y reducida al prejuicio de lo esperpéntico. Limitar a las personas a un cliché es quedarnos estancados en otra época de estigmas. La diversidad es también diversa.

Algo falla si los medios siguen hablando de las personas LGTBI+ como algo que sucede a otros. No, todos somos parte de la sociedad. De la diversidad formamos parte heterosexuales, gays, bisexuales, lesbianas, transexuales...  Y no se elige, no es una opción, no es un capricho. Sé es. 

Sin embargo, todavía no somos iguales. Aunque en series y en programas ya existan referentes que visibilizan su identidad desde la cotidianidad, a menudo, se trata la diversidad como si fuera algo ajeno y complaciente.  También cuando se recalca "cualquier persona puede amar a quien quiera". Pobrecitos. De nuevo, la condescendencia. Si estás sin pareja, también debes vivir con los mismos derechos que los demás. No es cuestión de romanticismo de cuento de hadas, se trata de poder ser. Y en igualdad de condiciones. Aunque nadie te quiera.

Todos somos personas complejas con nuestras inquietudes, aspiraciones, vulnerabilidades e incluso contradicciones. La diferencia es que unas han estado discriminadas históricamente y otras no. Así se entiende mejor que la semana del Orgullo LGTBI se celebre una manifestación reivindicativa que acaba con camiones llenos de gente que baila, viste y se muestra como quiere ir. O como cree que debe ir. Cuando la historia te oprime, desde la provocación es la manera de que te vean y que sepan que existes. Y eso es probablemente lo que deberían narrar los medios de comunicación estos días. Para aportar el contexto. Para comprendernos mejor. Hasta lo que a la primera no siempre se asimila.

Pero aún nos quedamos en lo anecdótico. En el brilli-brilli. Y confundimos manifestación con cabalgata, como si fueran los Reyes Magos de Oriente. Y, claro, el estruendo de los fuegos de artificio y el confeti arrasa con la profundidad. Como consecuencia, los medios de comunicación siguen, a veces, tratando a las personas LGTBI+ como seres decorativos. Todavía predomina el enfoque de las luces de colores y cuando se apagan esos neones folclóricos, que cada uno sea lo que quiera ser pero, mejor, discretamente. Sin que se vea mucho. Cuando a un cisheterosexual jamás se le pedirá tal discreción en sus quehaceres diarios. De ahí que referentes públicos LGTBI+ aún hablen en género neutro cuando se refieren a su sexualidad desde los medios de comunicación. Sigue planeando el estigma social con el que hemos crecido y que nos enquistó en la cabeza que aquello no estaba nada bien, que era sórdido. Aún hay personas que piensan que si visibilizan su identidad serán juzgados por ello, en su vida y en sus trabajos. Porque se sigue discriminando y frenando ascensos laborales según la sexualidad e identidad que tengas. Más aún si se visibiliza con naturalidad, claro. Hasta hace bien poco, hay medios de comunicación que han titulado noticias con Menganito "confiesa" su homosexualidad. ¿Confiesa? Como si fuera un crimen. Son las contraindicaciones fruto de que todavía se trate la diversidad como algo singular y no como parte sustancial de la vida. Y lo que es peor: da la sensación de que no somos muy conscientes de ello.  El confeti es necesario, pero también puede nublar la perspectiva de la vista.

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