Contracrónica

El toque especial de Joe

Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, reciben al presidente de EEUU en la cena de gala del Museo del Prado
Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, reciben al presidente de EE UU en la cena de gala del Museo del Prado.
Chema Moya / EFE
Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, reciben al presidente de EEUU en la cena de gala del Museo del Prado
Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, reciben al presidente de EE UU en la cena de gala del Museo del Prado.
EFE - ATLAS

La cumbre de la OTAN ha resultado todo un éxito en lo geopolítico, en lo que supone para las relaciones internacionales y el camino para la Alianza contra las amenazas reales de la megalomanía de Putin y el yihadismo en el flanco sur. Pero ni la participación telemática de Zelenski ni las particulares maneras del eternamente despeinado Boris Johnson, como un guiri más de paseo por el Prado, han restado protagonismo a EEUU y sus máximos representantes, que han vuelto a copar las miradas en una nueva versión extendida y modernizada de Bienvenido Mr. Marshall.

El aterrizaje del Air Force One, el avión presidencial, sigue siendo hipnótico y mantiene a los espectadores pegados a la pantalla como si fuera a aparecer desde la escalerilla un ser de otro planeta, a lo Mars Attacks. Otro de los ‘must’ de una Cumbre con muchos titulares ha sido el coche en el que se desplaza el presidente de los USA. Algo llamado ‘la bestia’ tiene por obligación captar las miradas de todo el que se cruza con él. Su llegada a Torrejón de Ardoz dejó al Rolls Royce del Rey de España a la altura de un Mini.

Joe Biden es una estrella. Y tiene una comunicación no verbal que no ha pasado desapercibida para el gran público… ni para ninguno de sus interlocutores. Porque Biden no es que convierta en oro todo lo que toca, porque lo cierto es que es mucho -y muchos- lo que llega a tocar. Biden es lo que se conoce en su idioma como un hugger, es decir, un abrazador. Y ha demostrado en estos días lo que le gusta sentir al que tiene al lado, exigirle su atención, dar un abrazo…

Entre las imágenes del encuentro atlántico, a las fotografías oficiales de los socios; al histórico acuerdo ente Turquía, Suecia y Finlandia; a las instantáneas de las primeras damas y primeros caballeros de visita por Segovia, se unen los momentos que ha dejado la familia Biden. Entre ellos, la comida familiar con José Andrés o la fiesta privada con Pablo López cantando para la matriarca Jill. Pero si ha quedado algo en el imaginario colectivo ha sido la imagen del líder estadounidense abrazando a Sánchez, cogiendo de la cintura a su esposa Begoña Gómez o por la espalda a la reina Letizia.

Biden, con Stoltenberg y Sánchez, en la jornada inaugural de la cumbre Atlántica
Biden, con Stoltenberg y Sánchez, en la jornada inaugural de la cumbre Atlántica
EFE/Brais Lorenzo

En un perfil realizado por la BBC cuando hacía campaña para arrebatar a Donald Trump la Casa Blanca, la cadena pública inglesa lo definió como the touchy-feely politician (lo que se podría traducir como ‘sensiblero’ o incluso ‘cursi’ ) y destacaba que el hoy presidente es "físico con todo el mundo", en el sentido de que "es uno de los políticos más empáticos".

Y él mismo se reconoce así. En unas declaraciones a The Washington Post lo dejaba claro: "Todo el mundo que me quiera decir hola o preguntar algo o hacerse una foto, que sepa que lo hago encantado".

Y así se ha mostrado en sus apenas 48 horas en Madrid. La ‘bestia’ ya no se pasea por las calles de Madrid, pero Biden ha dejado el recuerdo de alguien muy cercano y, definitivamente, con un toque especial, en cada una de sus acepciones.

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