Pornografía desde adolescentes y educación sexual escasa, posibles causas del aumento de las violaciones grupales

Manifestación en Huelva en protesta por la puesta en libertad bajo fianza de los cinco miembros de La Manada.
Manifestación en Huelva en protesta por la puesta en libertad bajo fianza de los cinco miembros de La Manada.
Julián Pérez / EFE
Manifestación en Huelva en protesta por la puesta en libertad bajo fianza de los cinco miembros de La Manada.

Se dice que el problema no existe hasta que no tenemos datos, y a día de hoy no hay cifras oficiales de agresiones sexuales en grupo. Lo que sí hay es la percepción y la alarma de que los casos de las violaciones 'en manada' han ido en aumento. Solo en las últimas tres semanas, han trascendido cuatro presuntas agresiones sexuales grupales. Uno de los últimos casos ha sido el de la localidad valenciana de Burjassot, donde cinco adolescentes violaron presuntamente a dos menores de 12 y 13 años. La Guardia Civil investiga también otra violación de tres hombres a una mujer de 30 años en Almería, y la Policía Nacional ha detenido a cuatro menores acusados de agredir sexualmente a una joven de 18 años en Villareal (Castellón)

Ahora bien, ¿está realmente produciéndose un aumento de violaciones en grupo o simplemente están saliendo más casos a la luz? ¿Por qué cada vez hay más menores involucrados?; ¿Qué papel juega la educación y el acceso a internet en todo esto? 

Pese a que el Gobierno no contabiliza estos casos, un estudio de la Fundación ANAR revela que las violaciones 'en manada' ya representan el 10% de las agresiones sexuales. Otro informe del portal 'Geoviolenciasexual' concluye que entre 2016 y 2021 se produjeron en España un total de 274 agresiones sexuales múltiples. "El fenómeno de las 'manadas' está creciendo, y nuestro estudio lo confirma. Si en 2008 había una presencia de agresiones sexuales grupales de un 2,1%, en el último año de estudio, 2019, ya representaban el 10,5% de los casos", explica a 20minutos el director de Programas de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros. 

El caso de La Manada de Pamplona: ¿disuasión o imitación?

Para Susana Gisbert, fiscal especializada en violencia de género, no se puede saber si hay un repunte de agresiones, si se denuncian en mayor medida o si se visibilizan más. "Sí que parece que denuncias hay más. Sin ir más lejos, en la Comunidad Valenciana ha habido dos casos de menores en menos de dos semanas y eso es una realidad que no se puede soslayar", señala a este diario. "Desde la alerta que suscitó el caso de 'La Manada' (de Pamplona), se presta más atención a estos hechos", añade. 

"Yo creo que siempre han estado ahí, lo que pasa es que ahora se pone más el foco", coincide Glòria Poyatos, socia fundadora de la Asociación de Mujeres Juezas de España. Según cuenta a 20minutos, el tema de 'La Manada', tuvo un doble impacto: "disuasorio", por un lado, porque el Tribunal Supremo elevó las penas; y, por otro lado, de "seguimiento" en determinados entornos. 

"Lamentablemente, tuvo 'tirón' social en determinados grupos que tienden a imitar. Se llegó a publicar una ruta turística por Pamplona para seguir los pasos de 'La Manada'. Que se dictaran sentencias de condena tiene efecto disuasorio, pero también es cierto que estos delincuentes tuvieron un gran seguimiento social por determinados sectores", apostilla la también magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Canarias. 

"Plantearnos qué hemos hecho mal como sociedad"

Lo que es realmente alarmante, según Gisbert, es el hecho de que cada vez los implicados sean más jóvenes, e incluso menores. "Ya no solo a nivel jurídico. Hay que plantearnos qué hemos hecho mal como sociedad para que gente joven criada, aparentemente, en igualdad, sin ningún lastre de nuestra época como teníamos nuestra generación y con todas las posibilidades de información a su alcance, recaigan en estas conductas", asevera.

Y es precisamente en esas posibilidades de información, o más bien en la sobreinformación, donde reside uno de los gérmenes del problema, según los expertos. "No podemos negar la influencia de internet ni el hecho de que no tienen educación sexual, por lo que gran parte lo aprenden a través de la pornografía, y eso es muy preocupante", alerta la fiscal especializada en violencia de género. 

Casi 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía y su primero contacto es a los 12 años 

Su argumento va en línea con el del director de Programas de la Fundación ANAR, quien opina que el acceso abierto a la red y sin restricciones por parte de los adolescentes propicia que muchas veces terminen en portales de pornografía. Según un informe de 2020 realizado por Save The Children, casi 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía, siendo su primer contacto a los 12 años. 

"Allí hay muchas películas que degradan a mujeres e incluso las maltratan o las utilizan como un objeto, y hace que los jóvenes que no tienen mayor conocimiento se exciten con una serie de comportamientos que ven prácticamente a diario. Entonces, esto está provocando que se normalicen comportamientos sexuales que no son normales y que cuando crecen empiezan a demandar", subraya Benjamín Ballesteros. 

Despojarse de los tabúes con educación sexual

Otro factor que puede proporcionar una explicación a este tipo de agresiones es, según Ballesteros, que la educación afectivo-sexual "es deficitaria" en España. "Es un tema tabú en las familias, donde cuesta mucho hablar de este tipo de cuestiones. La gente no transmite valores en relación al tema de la sexualidad", apunta.  

Lo que sucede, señala el miembro de ANAR, es que hay "cuestiones básicas" que deberían darse, no solo en el seno de una familia, sino también en los centros educativos. "Los padres y madres deberíamos transmitir más, desde nuestro propio criterio, lo que es una sexualidad sana, vinculada a valores esenciales como el respeto, la igualdad, la reciprocidad o la empatía con la otra persona... porque todo esto se está deshumanizando. Se están normalizando comportamientos en los que no hay empatía alguna, en los que incluso piensan que la víctima no es víctima, sino que le gusta que le peguen, que le maltraten", recalca. 

Con todo, pese a que los casos que están saliendo a la luz son de personas muy jóvenes, Ballesteros advierte que eso no quiere decir que sea un asunto exclusivamente de la edad, ya que seguramente se mantengan en la oscuridad muchos casos de agresores más mayores. "Estamos viendo ahora que hay un modus operandi de drogar a adolescentes de 16 o 17 años que salen a bailar y son drogadas y abusadas en grupo, sin tener luego ningún rasgo de lo ocurrido. Además, los casos de grooming son perpetuados por adultos", explica el director de Programas de la Fundación ANAR, desde donde proporcionan apoyo psicológico a menores desde su línea telefónica (900 20 20 10) y el chat ANAR.

La falta de educación, de conciencia, la impulsividad y la falta de madurez en la adolescencia son asuntos que Ballesteros reconocen como factores que propician estas conductas. "Pero la realidad es que, como ya se están educando en esas edades con ese tipo de cuestiones, cuando llega la edad adulta siguen demandándolo", incide, concluyendo que se trata de "una realidad triste que tenemos que ser capaces de cambiar".

Aun así, hasta que no haya datos oficiales, no se podrá medir la gravedad del problema y saber hasta qué punto están incrementando este tipo de violencias que, tal y como recalca Poyato, suponen "una devaluación de la mujer todavía mayor". "Estaría bien que hubiera estadísticas, y si no los ha habido todavía es porque es algo que afecta a las mujeres en un mundo hecho para hombres", concluye. 

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