Puig fuerza una amplia crisis de Gobierno para salvar la legislatura a un año de las elecciones

  • Cinco conselleries cambian este lunes de titulares en la primera gran remodelación del Botànic en siete años.
  • El horizonte judicial de Oltra complica a la izquierda el año previo a los comicios autonómicos.
  • España, hombre fuerte del PSPV y entran Mínguez en Sanidad, Torró en Territorio y Bueno en Innovación.
El jefe del Consell y la vicepresidenta, el pasado jueves, en Les Corts.
El jefe del Consell y la vicepresidenta, en Les Corts.
Rober Solsona / EP
El jefe del Consell y la vicepresidenta, el pasado jueves, en Les Corts.

Los nuevos consellers del Gobierno valenciano reciben este lunes sus carteras de manos de sus predecesores y toman oficialmente posesión de sus cargos tras los nombramientos realizados este fin de semana por el presidente Ximo Puig. La remodelación del Consell se ha traducido finalmente en un amplio cambio de caras en cinco departamentos, el primero a gran escala desde 2015 en el llamado ejecutivo del Botànic, a un año de las elecciones, tras el impacto de la pandemia y con el horizonte judicial de una posible imputación para la vicepresidenta Mónica Oltra, además del caso que afecta a Francis Puig, hermano del presidente de la Generalitat.

La principal novedad es el fichaje del jefe del servicio de Medicina Digestiva del Hospital Clínico de València, Miguel Mínguez, como conseller de Sanidad Universal y Salud Pública. También se ha confirmado que Arcadi España sustituirá a Vicent Soler al frente de Hacienda y Modelo Económico, y deja Política Territorial, cartera que asume Rebeca Torró, hasta ahora número 2 de Economía. Además, al cambio ya adelantado en Educación de Vicent Marzà por Raquel Tamarit se une el relevo en Innovación y Universidades de Carolina Pascual por Josefina Bueno.

El jefe del Consell justifica esta crisis de gobierno, que da como resultado un Ejecutivo autonómico con más mujeres (siete) que hombres (cinco) por primera vez en la historia de la Generalitat, por la necesidad de consolidar el crecimiento económico tras la pandemia y para aprovechar la "ventana de oportunidad" que se abre con la ejecución de los fondos europeos de recuperación y la transformación del modelo energético. También pone el foco en la captación de grandes inversiones, como la reciente llegada de Volswagen a Sagunt con la gigafactoría de baterías para coches eléctricos, como ejemplo de la "estrategia valenciana".

El desencadenante de la remodelación fue la salida del síndic socialista en Les Corts, Manolo Mata, que ha decidido centrarse en su oficio de abogado, y más concretamente en la defensa del supuesto cabecilla de la trama Azud que salpica a excargos del PP y del propio PSPV, el empresario Jaime Febrer. En un principio, Puig pensaba dar "un impulso" al Ejecutivo de coalición conformado por socialistas, Compromís y Unides Podem, pero el anuncio de la dimisión de Marzà abrió la puerta a una crisis más amplia de lo inicialmente previsto.

Aun así, el de Educación es el único relevo en Compromís, y desde UP no se han contemplado cambios tras la salida del vicepresidente segundo y titular de Vivienda Rubén Martínez Dalmau el pasado verano, a quien sustituyó Héctor Illueca.

Clima preelectoral y frentes judiciales

Estos cambios en la mitad del Ejecutivo llegan a un año del fin de la legislatura y, por tanto, en un clima preelectoral con la vista puesta en la cuenta atrás para los comicios autonómicos de 2023 que se presenta cuesta arriba para la izquierda. Además del cambio de caras que supone la salida de consellers que llegaron en 2015 con el primer Botànic, como Soler o Marzà, el contexto judicial al que se enfrenta la vicepresidenta Mónica Oltra, para la que un juez ha pedido al TSJCV que sea investigada por supuestamente encubrir desde la Conselleria el caso de abusos sexuales de su exmarido (ya condenado) a una menor tutelada, ha supuesto un desgaste para ella como cara visible, pero también para el Gobierno en su conjunto, aunque por el momento no tiene intención de renunciar.

A ello hay que unir el horizonte también judicial y político de la investigación a Francis Puig, hermano del presidente, por la justificación de subvenciones por parte de la administración autonómica, y las derivadas del mencionado caso Azud.

No obstante, en su comparecencia de este pasado sábado para comunicar los relevos, Puig negó que pretenda activar el modo electoral. "Nosotros no gobernamos para las elecciones, sino para la sociedad valenciana. No estoy pensando en las elecciones sino en las próximas generaciones", dijo al ser preguntado sobre el poco tiempo que tendrán para formalizar proyectos los nuevos miembros del Ejecutivo autonómico. "Este no es un cambio de gobierno para las elecciones, sino para aprovechar la década de oportunidades que tenemos por delante", expuso Puig, entre los que citó la soberanía energética, el blindaje del estado del bienestar y la creación de empleo de mayor calidad.

Puig manifestó que la Comunitat Valenciana vive un "momento disruptivo" con unos "nuevos objetivos que reclaman un nuevo impulso político, un reset alineado con el progreso seguro, que evite la inercia en la acción de gobierno, aprovechando las lecciones de la pandemia".

Miguel Mínguez, nuevo conseller de Sanidad.
Miguel Mínguez, nuevo conseller de Sanidad.
Pau Llorca / GVA

Mínguez, un perfil técnico y un guiño a los profesionales

La cara nueva más destacada del Consell que echará hoy a andar es la del titular de Sanidad Universal y Salud Pública, Miguel Mínguez. Con el nombramiento de este médico, jefe del servicio de Medicina Digestiva del Hospital Clínico, profesor de la Universitat de València e investigador del Incliva, XimoPuig hace un guiño a los profesionales tras los encontronazos con su antecesora, Ana Barceló, durante la pandemia. La gestión de Barceló ha recibido críticas desde colectivos sanitarios por el recorte en los contratos de refuerzo Covid (se han consolidado 6.000 de las 9.000 plazas) una vez superada la fase más dura de la crisis sanitaria. 

Con este fichaje de un independiente procedente del mundo sanitario, el presidente de la Generalitat busca reconciliarse con el colectivo de la mano de uno de los suyos, un perfil técnico alejado de la política. El jefe del Consell ha encargado a Mínguez desplegar "la mayor reforma de la sanidad pública" para adaptarse a los retos del futuro tras la Covid, modernizar y construir infraestructuras y poner al día la atención primaria y la salud mental.

Barceló, por su parte, pasa a ser la nueva síndica del grupo socialista en Les Corts. Con este cambio de piezas, y tras la salida de Manolo Mata para dedicarse en exclusiva a la defensa legal del supuesto cabecilla de la trama Azud, el empresario Jaime Febrer, el jefe del Consell coloca a una persona de su confianza al frente del grupo mayoritario de la Cámara en la recta final de la legislatura. Su cometido, además de lidiar con las críticas de la oposición, será negociar con los otros dos grupos del Botànic la agenda legislativa y seguir asegurando las mayorías parlamentarias en las votaciones. Puig agradeció a Barceló que haya estado "siempre al pie del cañón" como titular de Sanidad durante la pandemia. De este modo, las portavoces de los seis grupos parlamentarios son mujeres.

Compromís busca cómo desterrar a Oltra de las listas

Al margen de los cambios en la pata mayoritaria del Consell, la socialista, Compromís ha movido ficha con el relevo de uno de sus pesos pesados en el Ejecutivo, Vicent Marzà. El ya exconseller de Educación sorprendió la semana pasada al anunciar su renuncia tras siete años en el cargo para centrarse en la vida orgánica de Més Compromís, una de las tres patas de la coalición nacionalista y de izquierdas junto a Iniciativa y Verds-Equo. Este movimiento, cubierto rápidamente con la propuesta de Raquel Tamarit como nueva consellera, añade más presión sobre la vicepresidenta Mónica Oltra a la espera de su posible imputación por el posible encubrimiento del caso de abusos sexuales de su exmarido, ya condenado a cinco años de prisión, a una menor tutelada.

El futuro político de Oltra es una incógnita, pero la dimisión de Marzà por la necesidad de "fortalecer Compromís" a un año de las elecciones autonómicas abona el terreno para un plan B en el caso de que la vicepresidenta no sea la candidata en los comicios autonómicos. Marzà ha pasado de ser prácticamente un desconocido en 2015 a acumular siete años de gestión en uno de los departamentos con mayor presupuesto de la Generalitat, pero también con conflictos como el plurilingüismo, los barracones y las condiciones de los docentes. Otra de las figuras sobre las que se ha especulado como posible cartel electoral es la del diputado en el Congreso Joan Baldoví.

Marzà aseguró el pasado miércoles que trabajará como diputado, que no tiene ambiciones personales para ser el nuevo síndic de su grupo en Les Corts y tampoco para encabezar la lista electoral en los próximos comicios si la situación judicial de la vicepresidenta Oltra desemboca en un relevo en el máximo cargo de la formación, aunque matizó que esa decisión se tomará "colectivamente".

Por eso insistió en que hay que activar "ya" un tercer Botànic, para lo que ve necesario reforzar Compromís. "No podemos permitirnos que vuelva a gobernar la derecha", afirmó. "Creo que es sano, es bueno y es natural que hagamos estos movimientos y que no patrimonialicemos los puestos", añadió.

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