Juan Carlos Blanco Periodista y consultor de comunicación
OPINIÓN

Una de Pegasus a la ibérica

Sánchez y Aragonès se reencuentran en plena polémica por Pegasus
Sánchez y Aragonès se reencuentran en plena polémica por Pegasus
Europa Press
Sánchez y Aragonès se reencuentran en plena polémica por Pegasus

Aquí, en España, también se espía. Lo que acabo de escribir es una boutade del tamaño de la catedral de Santiago de Compostela, pero conviene recordarlo ahora que hemos convertido la sede del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en una recreación de la Rúe del Percebe, número 13.

Como en el resto de los países que han usado el Pegasus, el sistema de espionaje de la empresa israelí NSO, en España estamos inmersos en una discusión sobre el alcance de este espionaje, sobre quién lo usó y sobre contra quién se usó. Pero, una vez más, hemos decidido que el resto de la humanidad tiene que saber que España es diferente. En esto, también ha habido una excepción ibérica.

¿Saben de algún gobierno que, supuestamente, haya espiado a sus aliados parlamentarios, por muy independentistas que sean? 

¿Conocen ustedes, por ejemplo, algún país donde salga un ministro a decir una mañana de un día festivo que se han dado cuenta de que alguien se ha metido en el teléfono de su presidente del Gobierno y de su ministra de Defensa? ¿Saben de algún gobierno que, supuestamente, haya espiado a sus aliados parlamentarios, por muy independentistas que sean? ¿Les suena algún país donde estén pensándose en cargarse a su directora de los espías para quedar bien con esos mismos independentistas a los que has espiado… pero con los que también has pactado para seguir estando en la Moncloa? Y, por último, ¿recuerdan alguna nación donde se desvelen sus secretos haciendo declaraciones a la prensa después de una reunión de su comisión parlamentaria de secretos oficiales?

En plena invasión rusa de Ucrania y a menos de dos meses para que se celebre la próxima cumbre de la OTAN en Madrid, nos hemos cargado la confianza del mundo occidental en nuestros servicios de inteligencia, no sé si para contentar a los estrafalarios socios de Gobierno o a los aún más estrafalarios socios del Gobierno en el Parlamento. Vivir para ver… y para espiar, pero sin que se note. 

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