El 'caso Pegasus' deja al Gobierno en manos de una exigua mayoría en el Congreso en la que cada votación puede ser agónica

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso
Europa Press
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso

La última fase de la legislatura se complica para el Gobierno de coalición, pero esto no significa necesariamente que esté en peligro su continuidad. El ya conocido como 'caso Pegasus', las escuchas a políticos catalanes independentistas con un malware de fabricación israelí, ha tensado enormemente las relaciones del PSOE con uno de sus socios preferentes, ERC. Esto lleva al Ejecutivo a un escenario parlamentario nada cómodo para sacar adelante sus iniciativas, que en muchos casos pueden llegar a estar en vilo por apenas un puñado de votos que habrá que negociar uno a uno.

La referencia más reciente y que mejor ilustra este nuevo escenario está en el pasado 28 de abril, en la votación en el Congreso del plan anticrisis contra las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania. Cuando se aprobó el decreto, un mes antes, no había dudas acerca de su aprobación; treinta días después, la situación había cambiado: las escuchas a independentistas se habían tornado en escándalo político y ERC viró del 'sí' inicial al definitivo 'no'. 

Pese a la importancia de los 13 diputados republicanos para la estabilidad de la legislatura, el Ejecutivo de Pedro Sánchez salvó los muebles y aprobó el plan con una ajustadísima mayoría (176 votos a favor frente a 172 en contra) gracias al apoyo de PNV, EH Bildu, Más País, Compromís, BNG, Nueva Canarias, PRC y Teruel Existe. 

Leyes trascendentales para el Gobierno

Este escenario es el que se puede volver a repetir en los próximos meses, en el año largo que aún queda de legislatura. Y en leyes tan paradigmáticas de este Gobierno de coalición como la de vivienda y la del 'solo sí es sí', la ley trans o las reformas de las leyes mordaza o del aborto. Eso sin contar con otros decretos que el Ejecutivo pueda ir aprobando en caso de que la crisis económica perdure o se agrave. Todo ello sabiendo que el Ejecutivo no priorizará al PP en la negociación, por lo que no espera un apoyo en este tipo de leyes tan ideológicas y que, en algún caso, implican enmendar normas aprobadas por los propios populares.

ERC ya ha dejado las cartas sobre la mesa. El 'caso Pegasus' es un "escándalo de dimensiones mayúsculas" que "se puede cargar la legislatura", dijo Gabriel Rufián esta semana en rueda de prensa. Pero es cierto que, después, fuentes republicanas rebajaban algo el tono, conscientes de que el Gobierno puede amarrar mayorías suficientes para ir sacando adelante proyectos importantes y conscientes también de que ellos no van a votar 'no' a todo porque hay leyes con las que están más que de acuerdo.

En este escenario dibujado en la votación del plan anticrisis el 28 de abril, EH Bildu resultó ser clave para que el Gobierno amarrara la mayoría suficiente. Y la diferencia entre la postura de los abertzales (a favor) y el de ERC (en contra) en una votación tan trascendental como la de ese decreto respondió a una estrategia conjunta y pactada, según fuentes independentistas: la de permitir que el plan saliera adelante y siguieran en vigor medidas como las ayudas al combustible o la limitación temporal de la subida de los alquileres mientras, políticamente, se trasladaba un mensaje de presión muy fuerte al Gobierno para obligarle a ofrecer explicaciones sobre las escuchas.

Visto lo que opinan en ERC, no es que esa estrategia se vaya a repetir en todas las votaciones que quedan en esta legislatura, que son muchas. "No somos el partido del 'no' a todo", aseguran. Eso sí, las fuentes consultadas avisan de que el PSOE debe hacer examen de conciencia por todo lo que ha pasado tras la polémica de las escuchas.

No se pueden permitir ningún error

Lo que se avecinan, por tanto, son votaciones en las que el Gobierno podrá tener más o menos margen. Pero en las más ajustadas, en las que se cuenta cada voto, no se podrá permitir ningún fallo. Algo, por otra parte, bastante común en las Cortes Generales, donde casi siempre algún diputado comete el error involuntario de votar lo contrario de la postura defendida por su grupo parlamentario. Cuando la diferencia está en unos pocos votos, un error así puede suponer el éxito o el fracaso del Ejecutivo.

Aquí serán determinantes los apoyos que puedan amarrar PSOE y Unidas Podemos para superar la barrera de los 175 escaños, lo que en muchos casos dependerá de partidos que cuentan con uno o dos escaños, más allá de grupos como PNV o EH Bildu, cuya postura favorable a leyes trascendentales para el Gobierno parece, de momento, más asegurada.

Los morados, además, se juegan mucho en proyectos en los que han puesto toda la carne en el asador, como la ley de vivienda, la ley trans, la ley del aborto o la del 'solo sí es sí'. Su papel en las negociaciones con el resto de grupos parlamentarios puede resultar, pues, determinante para lograr la mayoría necesaria.

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