El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anulado el viaje que tenía previsto hacer este jueves y viernes a Moldavia y Polonia "por motivos de agenda", en medio de la crisis política abierta por el supuesto espionaje a políticos independentistas y ante la decisiva votación del Congreso de mañana del plan de choque contra las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania, en la que el Gobierno no tiene asegurados los apoyos.

ERC ha amenazado a Sánchez con hundir el plan anticrisis que el Ejecutivo aprobó hace un mes y que esperaba convalidar en la Cámara Baja sin mayores contratiempos. La crisis desatada por el espionaje ha cambiado este escenario. El portavoz republicano, Gabriel Rufián, ha llegado a sugerir al presidente que le pida "el teléfono a Alberto Casero", que fue el diputado del PP cuyo error permitió que se aprobara la reforma laboral.

De hecho, esa amenaza ha provocado que el jefe del Ejecutivo y su equipo hayan activado un plan B para buscar la aprobación de las medidas sin necesidad de los republicanos: negociar el apoyo de PP y Ciudadanos.

Fuentes del Gobierno han informado de la anulación del viaje de Sánchez, que incluía su desplazamiento a Moldavia en la tarde del jueves y una visita a Polonia el viernes para entrevistarse con sus respectivos primeros ministros.

La intención es realizar el viaje más adelante para expresar la solidaridad de España con Polonia y Moldavia ante la acogida de refugiados ucranianos. Más cuando este mismo miércoles, Rusia ha cortado el suministro de gas a Polonia y Bulgaria y en la semana en la que la guerra en Ucrania ha salpicado a la región moldava de Transnistria.