Washington, Praga... y ahora Madrid: los momentos clave en los que la OTAN ha escrito su historia

Javier Solana, George Joulwan y Richard Holbrooke llegando a la cumbre de Bruselas de 1996.
Javier Solana, George Joulwan y Richard Holbrooke llegando a la cumbre de Bruselas de 1996.
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Javier Solana, George Joulwan y Richard Holbrooke llegando a la cumbre de Bruselas de 1996.

El 4 de abril de 1949 Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal, Reino Unido y Estados Unidos firmaron en Washington el Tratado del Atlántico Norte para poner la primera piedra de una Alianza, la OTAN, que ha tenido varias vidas y alguna "muerte cerebral", parafraseando a Emmanuel Macron. La invasión rusa de Ucrania ha revivido al atlantismo y la cumbre de Madrid ya se define con un único adjetivo: histórica. Se une de hecho a la lista de hitos que ha vivido a lo largo de su compleja historia.

La Historia, con mayúscula, es caprichosa y la OTAN desde sus inicios tuvo que afrontar retos importantes entre afirmaciones recurrentes de que se trataba de una unión defensiva. Ese planteamiento perduró en el tiempo, pero a la vez Estados Unidos empezaba a mostrar su fuerza sobre todo tras la firma del Pacto de Varsovia de la URSS con el bloque oriental para hacer frente a la entrada de Alemania occidental en la Alianza. Entre los sesenta y los noventa los libros se llenaron de hechos que implicaron directa o indirectamente a la OTAN: desde el levantamiento del muro de Berlín hasta su caída, pasando por la disolución de la Unión Soviética, la reunificación alemana o, más en clave nacional, la entrada de España (1982).

1994: el borrón de Bosnia

La cumbre de Madrid es solo una línea más en ese relato. En enero de 1994 el mundo había cambiado lo suficiente y la OTAN lo sabía. Se celebró entonces una cumbre en Bruselas que fue el preludio de lo que pasaría pocas semanas después, cuando la Alianza derriba cuatro aviones serbios que violaban la zona de exclusión aérea impuesta por la ONU en Bosnia. Esta es la primera vez que la OTAN utiliza la fuerza. Entonces el español Javier Solana era el secretario general, y el bombardeo queda como uno de los hechos más decisivos de la Alianza Atlántica desde su fundación. No obstante, la guerra de Bosnia se mantendría otro año y medio hasta terminarse.

1997: acuerdo con Rusia y cumbre de Washington

El año 1997 está en rojo en el calendario de la OTAN por la firma del acuerdo entre las administraciones de Bill Clinton y Boris Yeltsin para garantizar la seguridad entre los que habían sido los contendientes de la Guerra Fría. Aquello recibió el nombre de Acta Fundacional, y fue el preludio de un intento de acercamiento de Rusia hacia el bloque occidental. Clinton, de hecho, se sentaría con Vladimir Putin tiempo después para negarle cualquier tipo de integración rusa en la OTAN.

Fueron años también de actividad atlantista en los Balcanes, con el lanzamiento de ataques aéreos contra Yugoslavia en el marco de la guerra de Kosovo y también con una operación para el desarme de los albaneses étnicos en Macedonia. La OTAN cumplió entonces medio siglo ya con una dinámica de tensión muy importante que se confirmaría en la década siguiente.

El 11-S y la activación del artículo 5

Uno de los vuelcos más importantes del siglo ha sido, es y será el 11 de septiembre de 2001. Los atentados contra las Torres Gemelas encendieron las alarmas de la OTAN hasta tal punto que se aprobó por primera vez (y única hasta ahora) la activación del Artículo 5, que aplica la defensa mutua si uno de los aliados resulta atacado. Se abría la veda así de lo que después sería la guerra de Irak, pero antes, en mayo de 2002, Rusia se convirtió en miembro asociado de la Alianza Atlántica.

Tardó pocos meses Estados Unidos en pedir apoyo a los aliados en una posible campaña en Irak, pero ese despliegue acabó bloqueado por Alemania y Francia, pero sí aumentó la preocupación por las posibles represalias de Bagdad contra Turquía. Así, ya en 2003 la OTAN tuvo que presentar tres planes defensivos para Ankara mientras Washington ya lanzaba su ofensiva contra el régimen iraquí.

2002: cumbre de Praga y la adhesión del Este

El 2002 también fue un año relevante para la OTAN, que no solo afrontó la que todavía a día de hoy sigue siendo su última gran ampliación, sino que además convirtió a Rusia en miembro asociado. De aquella época es la mítica sonrisa irónica del presidente estadounidense Bill Clinton cuando Vladimir Putin le preguntó si Rusia podría entrar a formar parte de la Alianza. Al mismo tiempo se hace un llamamiento conjunto a Europa del Este: Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia son invitados a convertirse en aliados.

A finales de 2002 la sombra de la guerra vuelve a sobrevolar a la OTAN y Estados Unidos llama a la puerta de la Alianza Atlántica para calibrar los apoyos en caso de intervención e Irak. Washington llegó a pedir que el resto de miembros de la organización apoyaran la ofensiva con fuerzas nacionales, auspiciadas por una OTAN que no optó por ser intervencionista en ese conflicto.

La guerra de Irak divide a la OTAN

¿Por qué? Porque la Alianza acabó dividida. Francia y Alemania bloquearon la hoja de ruta marcada por Estados Unidos que incluía disposiciones para la defensa de Turquía, el uso de equipos de la OTAN y un apartado específico para el papel de la OTAN en la posguerra en Irak. El siguiente bloqueo se dio en 2003, cuando Bélgica, y de nuevo Berlín y París vetaron que se proporcionara a Turquía más misiles Patriot para defenderse de posibles represalias de Bagdad. 

Cuando parecía que en el marco de la OTAN, la Casa Blanca se quedaba sola un pequeño giro hizo que la organización proporcionara planes de Defensa para Turquía y desplegara asistencia defensiva. Mientras, la guerra en Irak avanzaba con el apoyo de países como Francia, el Reino Unido o España a la Administración Bush.

En el 2004 Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia entra a formar parte de la OTAN en un nuevo impulso de la Alianza, que sumó así a antiguos regímenes comunista. Ese mismo año se celebró el primer Consejo OTAN-Rusia. Era un periodo de distensión con Moscú que, eso sí, no iba a durar demasiado tiempo. En 2006, Ucrania anunció sus planes de ser miembro de la organización y el Kremlin respondió con dureza. Era el inicio de un argumento que en la actualidad usa con insistencia Vladimir Putin.

2008: nuevos miembros y más tensión con Rusia

En 2008 los contactos con Rusia empiezan a ser cada vez más tensos y en ese marco la OTAN invita a formar parte tanto a Croacia como a Albania, en la cumbre de Bucarest. Es el tiempo de la guerra en Georgia, con la que Putin reforzó su idea de las esferas de influencia. Asimismo, Francia vuelve al mando militar ya en 2009, en la cumbre que se celebra con doble sede en Estrasburgo y en Kiel. Se acercaba así una década decisiva para los planes de la Alianza Atlántica.

2010: Lisboa... y el último concepto estratégico

La cumbre de Lisboa de noviembre de 2010 sirvió para que la OTAN aprobara el último concepto estratégico hasta la fecha, pero tras esa cita los problemas crecieron para la Alianza. La última intervención directa de la organización se dio en Libia para hacer cumplir la zona de exclusión aérea decretada por la ONU ante el conflicto y el Consejo de Europa llegó a responsabilizar en parte a la Alianza de la muerte de migrantes en las costas libias.

Ya en 2012, en la cumbre de Chicago, el presidente Barack Obama anunció su intención de acabar con la guerra en Afganistán en 2014, un año que se tornó clave también por la invasión rusa de Crimea y la posterior anexión ilegal de la isla. Ahí la OTAN decide "poner en revisión toda la gama de cooperación OTAN-Rusia" y se rompen relaciones. Desde entonces, la OTAN entró en una fase de perfil bajo pese a recibir a dos nuevos miembros: Montenegro y Macedonia del Norte. Pero la guerra en Ucrania iniciada en febrero de 2022 la ha revivido de la "muerte cerebral" a la que se refirió Emmanuel Macron en 2019.

Madrid, madrina de Finlandia y Suecia

La cumbre de Madrid, visto lo visto, se presenta como la cita para la 'resurrección' de una OTAN que busca acoger a dos nuevos miembros. Finlandia y Suecia esperan superar las reticencias de Turquía para convertirse en los miembros 31 y 32 de la Alianza. El secretario general, Jens Stoltenberg, confía en el acuerdo pero no da plazos para la adhesión de los dos nórdicos. Eso sí, la capital de España será testigo del inicio de una nueva era atlantista porque, además, prevé aprobar el nuevo concepto estratégico, que centrará a Rusia como principal amenaza para la seguridad.

"Será una cumbre histórica", ha asegurado el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. La historia de la OTAN es cíclica, y son los conflictos y las amenazas las que marcan sus tiempos: Bosnia, Irak, Afganistán... y Ucrania han sido los puntos de inflexión para una Alianza Atlántica que, ha insistido Stoltenberg, es "defensiva".

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