Las ETS vuelven a niveles prepandemia entre denuncias de desmantelamiento de los centros sanitarios especializados

Imagen de las consultas ITS en el Hospital San Cecilio
Consultas de ITS en el Hospital San Cecilio de Granada, en una imagen de archivo.
JUNTA DE ANDALUCÍA
Imagen de las consultas ITS en el Hospital San Cecilio

Lejos quedan ya los meses de aislamiento total del confinamiento, en el que los que la distancia física no solo mantuvo a raya a la Covid-19, sino también a otras viejas conocidas infecciones. La gonorrea, la sífilis y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) marcaron en 2020 mínimos no vistos en años, después de una firme tendencia al alza desde el año 2001.

Ahora, el regreso a las antigua normalidad ha hecho que estas enfermedades estén volviendo a repuntar y que las consultas de los centros médicos especializados en su diagnóstico y tratamiento empiecen a verse desbordados.

"La Covid ha hecho que los registros no hayan tenido la sensibilidad suficiente y que la gente no haya acudido a hacerse chequeos a los centros de infecciones de transmisión sexual (CITS), pero, ya en 2022, estamos viendo que las tendencias vuelven a situarse en la misma línea de incremento de la incidencia de ETS", declara Jorge del Romero, director médico del Centro Sandoval de la Comunidad de Madrid.

"Lo que hace falta es optimizar los CITS existentes y, si la demanda asistencial y el incremento de las ETS lo justifican, habilitar más sitios, por supuesto", defiende del Romero, que identifica a los usuarios más habituales como "hombres homo o bisexuales, trabajadores del sexo, hombres y mujeres transexuales y contactos de estas personas".

La gonorrea se situaba en 2001 en una tasa de apenas 2 casos por cada 100.000 habitantes y, en 2019, había escalado hasta los 28,8. Un ascenso muy similar protagonizó la sífilis en este mismo tiempo. Detrás de estas tendencias, según los expertos, se encuentra fundamentalmente el relajamiento en el uso del preservativo, la generalización de otras prácticas de riesgo y una escasa cultura de salud sexual que implique, entre otras cuestiones, la realización de chequeos rutinarios de ETS.

Los datos más recientes sobre ETS publicados por el Instituto de Salud Carlos III muestran que los casos están siguiendo una tendencia aún más al alza en lo que llevamos de 2022 que a en 2021, cuando aumentaron un 34% en el caso de la gonorrea y un 50% en el caso del sífilis respecto al año del inicio de la pandemia de Covid-19 en España.

Asistencia no especializada en otros centros

El Centro Sandoval ha sido, desde 2019 hasta ahora, el único punto de dispensación de la PrEP -un tratamiento para prevenir el contagio del VIH- en Madrid, lo que ha aumentado aún más la asistencia de usuarios. Desde el pasado mes de noviembre, el Gobierno regional anunció que extendería al resto de centros de la red, especializados o no en ETS, la capacidad de dispensarla.

"Sandoval mantiene una actividad asistencial alta desde hace años y, con la PrEP aún más alta", declara del Romero. "En este punto, o se nos dota de más recursos, o se habilitan todos los dispositivos públicos hospitalarios como se ha hecho, que era la solución más razonable a corto plazo".

La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTBI+), denunció, el pasado mes de febrero, que algunas comunidades autónomas estaban trasladando la asistencia especializada y el control de las ETS a los centros de atención primaria o a la red hospitalaria o bien el desvío directo de recursos y el desmantelamiento de algunos de estos CITS.

Los CITS, defendía la FELGTBI+ en su comunicado, "ofrecen una atención especializada, con profesionales formados y sensibilizados en diversidad afectivo-sexual y con competencias culturales, que facilita el acceso a los grupos más vulnerables y disminuye la estigmatización y discriminación del colectivo LGTBI+".

Desvío de recursos y desmantelamiento

Uno de los centros en los que los usuarios están denunciando un desmantelamiento encubierto es el de Sevilla, que es, además, el de referencia para usuarios de otras provincias andaluzas como Huelva y Cádiz, donde no existen CITS.

Laura -nombre ficticio- es usuaria de este centro desde hace 10 años, cuando le diagnosticaron el virus del papiloma humano (VPH) después de ser desviado allí por su médico de cabecera. "Te trataban súper bien, era como tu segunda casa", recuerda. Desde entonces ha cambiado tres veces de sede hasta llegar a la actual, en el Hospital Duque del Infantado. Ahora, teme que esta sea su última ubicación y no por mucho tiempo más.

"Antes tenían precariedad, había citas cada mes o mes y medio y la lista de espera era larguísima, pero por lo menos nos atendían y, si era un tema de más gravedad, te derivaban a los hospitales", declara Laura, que asegura que, desde el confinamiento, el servicio está siendo "desmantelado" y ya nadie contesta al teléfono.

"La gente de los pueblos teníamos que desplazarnos a la capital y perder un día de trabajo y gastar gasolina para ir a Sevilla a pedir la cita, luego hacías allí cola, te atendía el administrativo, te explicaba la situación, que estaban saturados, tú ponías tu reclamación y, al mes o mes y medio, volvías para tu cita", explica Laura.

Meses después, siempre según la denuncia de Laura, los resultados de pruebas habituales como citologías empezaron a perderse, dejaron de hacerse pruebas salvo analíticas de sangre y orina, y, tras la reapertura del año pasado, no se hicieron más revisiones a usuarios que no estuvieran asistiendo por primera vez al centro.

"Era como si te estuvieran presionando para que fueras a tu médico de cabecera y, ¿Qué te voy a contar yo de los centros de salud en mi pueblo, donde han quitado las radiografías, la cirugía menor?, ¿Quién me va a atender a mi con una ETS en mi pueblo? Es imposible", declara Laura.

Ella, ya plenamente recuperada de su enfermedad, decidió coger su propio dinero y pagar unas pruebas rutinarias en un laboratorio privado, pero para muchas otras personas la solución puede no ser tan fácil en la situación actual. "Yo, gracias a dios, tuve dos derivados que no acabaron en cáncer de cuello de útero -una de las posibles consecuencias del VPH-, pero imagínate una chavala que se vea en la situación en la que yo me vi hace 5 o 6 años, el calvario que está pasando. Ahora mismo, esa chavala, ¿Qué hace?, porque puede llevar a un diagnóstico tardío y, ¿Qué hacemos? Es una negligencia”.

Un espacio de seguridad para la comunidad LGTB

José Carlos lleva seis años como "cibereducador" en Stop, una organización nacida en 1986 para dar respuesta de forma comunitaria al impacto que el VIH y el sida estaban teniendo entre el colectivo homosexual. Su labor consiste en atender consultas a través de distintas plataformas y redes sociales a usuarios anónimos, la inmensa mayoría, sobre temas de salud sexual.

Por su trabajo, conoce bien la importancia de los CITS, específicamente, para la comunidad LGBT y también de las consecuencias que tendría su desmantelamiento o el desvío de sus funciones a otros centros no especializados.

"El personal que atiende los CITS lleva ya tiempo, son gente preparada, que conoce los códigos, especialmente de la población LGBTBI", explica José Carlos. "No solo atienden a población LGBT, pero, aunque sea población heterosexual, son espacios en los que las personas no se sienten juzgadas, se sienten cómodos para hablar de su sexualidad, de lo que le ha ocurrido, le preocupa, si tengo o sospecho, o si he tenido una relación extraconyugal. Eso facilita la intervención".

La pérdida de estos espacios podría llevar a los usuarios que puedan permitírselo a clínicas privadas, como ocurrió en el caso de Laura y en muchos otros, según alerta la FELGTB, "dejando así desprotegidos a los colectivos más vulnerables, como es el caso de las personas que se dedican al trabajo sexual o personas sin recursos, que acuden a los centros ITS para prevenir y cuidar de su salud sexual de forma ágil y gratuita".

Más allá de la desprotección de personas vulnerables, la salida de las clínicas privadas, ni siquiera es un sustituto apropiado al servicio que se ofrece en los CITS. José Carlos ha atendido decenas de consultas sobre este tema. "Los laboratorios, tú llegas, por lo que me cuentan montones de personas, y ni te preguntan, dices que te quieres hacer las pruebas y te la hacen", relata José Carlos. "Luego te dan un sobre y nadie tampoco te explica los resultados. Es un tema complejo, porque puedes estar pagando un dinero que luego no te está sirviendo para nada".

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