Putin y la pavorosa opción de usar armas químicas sobre civiles: "Su ofensiva está fracasando y puede estar desesperado"

Residentes ucranianos en la ciudad de Mariúpol el 17 de marzo.
Residentes ucranianos en la ciudad de Mariúpol.
Maximilian Clarke / SOPA
Residentes ucranianos en la ciudad de Mariúpol el 17 de marzo.
Residentes ucranianos en la ciudad de Mariúpol.
ATLAS / EFE

Puede ser algo que solo se asocie a la ficción, en esas escenas de películas de acción que nos mantienen pegados a la pantalla, pero el armamento químico existe en la realidad y, además, se usa. Las armas químicas, como su propio nombre indica, son esas que liberan sustancias con el objetivo de matar o herir al enemigo en una guerra. Estrictamente hablando son una parte más dentro de un conflicto, pero sus repercusiones pueden ser máximas si se enfocan contra la población civil. La opción de que Vladimir Putin recurra a ellas en Ucrania existe y eso daría una vuelta de tuerca a la invasión, volviéndola todavía más mortífera.

El Gobierno estadounidense tiene claro que en la amalgama de armas que tiene a su disposición el Kremlin para usar en la invasión de Ucrania están las químicas, y así lo ha avisado ya el presidente Joe Biden. "Están sugiriendo que Ucrania tiene armas químicas y biológicas. Esa es una señal clara de que Putin está considerando usar ambos tipos de armas", dijo, anticipando una "severa respuesta" de Occidente si Moscú llega a ese extremo.

La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) especifica que este tipo de armamento se diferencia de las armas convencionales o de las nucleares porque sus efectos destructivos no se deben principalmente a una fuerza explosiva. Se clasifican como hostigantes, sofocantes, hemogases, vesicantes, neurotóxicos, psicogases y defoliantes.

Con todo, y pese a estar prohibidos explícitamente por el Protocolo de Ginebra, firmado en 1925, los agentes nerviosos ya se han empleado en el pasado. Por primera vez se utilizaron en la Primera Guerra Mundial y después hicieron acto de presencia en la Segunda Guerra Mundial, aunque en menor medida, y más recientemente en los conflictos de Irak y de Siria, en este último caso también en manos de Moscú. En total, según los datos de la ONU, han causado un millón de muertos. De manera más específica, fue la vía empleada presuntamente por Corea del Norte para acabar con la vida de Kim Jong-nam, hermano del dictador Kim Jong-un, envenenado en el aeropuerto de Kuala Lumpur en 2017.

Félix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano, Álvaro de Argüelles, analista de geopolítica en EOM y Pablo del Amo, de Descifrando la Guerra, explican en 20minutos qué capacidad tendrían este tipo de fórmulas para cambiar la guerra en Ucrania y hasta qué punto en Kremlin puede recurrir a ellas.

Arteaga apunta que "mientras esté el esfuerzo militar en curso es muy difícil que se usen porque son de muy difícil control", y además sostiene que "en la línea de frente no tienen ninguna utilidad militar, sino que su empleo se puede dar en alguna ciudad, como se han usado en Siria. "En este momento no parece que vaya por ahí Moscú, porque estando estancado el frente militar no tienen ninguna utilidad para avanzar y su uso demostraría que están dispuestos a todo", explica.

En ese aspecto, el recurso de las armas químicas "supondría un crimen de guerra cuya autoría Rusia tendría que reconocer", avisa Arteaga. "Lo que hacen es causar daño innecesario a población". En cambio, prosigue, "sí que confirman la capacidad de disuasión que pueda tener el Kremlin," por lo que es mejor "tomarse en serio cualquier amenaza". Y es que, en palabras del experto, "de las tropas rusas en una situación de inestabilidad se puede esperar cualquier cosa".

"El recurso de las armas químicas supondría un crimen de guerra cuya autoría Rusia tendría que reconocer"

Argüelles, por su parte, cuenta que hasta el momento, Rusia "no las está utilizando", aunque sí se están dando rumores sobre esa posibilidad. "Yo creo que podríamos verlo porque encaja un poco con lo que estamos viendo en los últimos días. Rusia ha recrudecido sus ataques contra la población civil. Los bombardeos son cada vez más indiscriminados y cómo se golpea de forma deliberada estructuras civiles", añade el analista, que en todo caso es escéptico sobre este asunto.

"Por parte de Rusia hay una clara desesperación porque la primera fase de la ofensiva ha fracasado", prosigue el experto, que considera que ahora el objetivo de Putin es "atacar a la población para eliminar a cualquier persona que pueda ofrecer resistencia, pero también a largo plazo para provocar un éxodo masivo". En ese sentido, dice, "las armas químicas son devastadoras tienen un factor de miedo importante", y el Kremlin quiere jugar con es factor. "Creo que este sería el único sentido en el que añadirían un plus para Rusia. Por lo demás tienen poco valor militar, no son armas precisas por ejemplo", termina.

Moscú, con todo, se guarda ases en la manga". Para Argüelles, a nivel de retórica, "Rusia todavía puede escalar mucho más", pero la realidad es que por mucho que tenga estas herramientas, "tiene un problema logístico de fondo" porque no está consiguiendo 'conquistar' ninguna de las grandes ciudades en el plazo que se marcaba. Por eso, las armas químicas serían un ingrediente más en la cruel receta de Vladimir Putin para Ucrania.

Para Del Amo, "lo más seguro, al 90%, es que Rusia no use armas químicas, porque sería un movimiento bastante torpe". Moscú provocaría que "Occidente presionara todavía más e incluso enviara más material" a Ucrania. El analista no le ve "interés táctico ni propagandístico ni estratégico". Ahora mismo Rusia "se está centrando en dos objetivos", que son por un lado Mariúpol, "que -dice- seguramente caerá más pronto que tarde". Y ese material que está ahora en Mariúpol, pase a centrarse en el Donbás, donde podría ejecutar "un embolsamiento" que sería "un golpe muy duro para el Ejército ucraniano".

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