La mutilación genital femenina, un problema "invisibilizado" y "desatendido"

  • La actuación sanitaria en España solo se centra en la atención médica, pero se necesita una integral.
Amada, una mujer que ha sufrido la mutilación genital.
Amada, una mujer que ha sufrido la mutilación genital.
ATLAS
Amada, una mujer que ha sufrido la mutilación genital.
Amada, una mujer que ha sufrido la mutilación genital.
Atlas

A pesar de los esfuerzos de las organizaciones para que las supervivientes de la mutilación genital femenina que residen en España tengan la atención integral que necesitan, la realidad de estas mujeres es que su drama está "muy invisibilizado" y "bastante desatendido".

Con motivo de la conmemoración, este domingo, del Día de la Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina son varias las organizaciones que inciden, en declaraciones a Efe, en la importancia de que estas mujeres tengan una asistencia desde el punto de vista sanitario pero también psicológico, entre otros ámbitos.

Nixon Mamb es de Camerún y desde hace dos años es mediadora intercultural de Médicos del Mundo. Hace trabajo de campo en Aragón con las mujeres mutiladas para que sean conscientes de que han sido víctimas de la violación de sus derechos en sus países, ayudarlas a empoderarse y evitar que sus hijas pasen por lo mismo, tal y como cuenta.

En España la práctica de la mutilación genital femenina (MGF) es un delito, además, en la futura ley de garantía de libertad sexual será considerada, según el proyecto de ley que está tramitándose en el Congreso, como una forma de violencia machista, tal y como pide el Convenio de Estambul.

Pero hay familias que se llevan a sus hijas a los países de origen para practicarles la ablación, de hecho, en España se calcula que más de 3.600 niñas menores de 14 años se encuentran en riesgo de sufrirla, fundamentalmente las que proceden de países como Nigeria, Senegal, Gambia, Guinea o Ghana, según un estudio de 2019 elaborado por la Fundació Wassu-UAB y promovido por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género.

Ese es uno de los retos de las organizaciones que trabajan con estas mujeres, porque en muchos casos "no son conscientes de que esa práctica hace daño a su hija y lo ven como algo beneficioso", afirma la mediadora de Médicos del Mundo.

Y es que son varias las razones que argumentan las familias como la tradición o la religión, motivos higiénicos, ya que en algunas comunidades los genitales de las mujeres se consideran sucios, además, incide Namb, creen que preserva la virginidad de las mujeres y que garantiza que en los matrimonios forzados las mujeres no se vayan con otro hombre.

Explica Namb que el trabajo una vez que han identificado que una mujer ha sido mutilada en su infancia es incidir en que conozca sus derechos, su cuerpo, cada órgano para reconocer en ese proceso su sexualidad. "Cuando se supera esta barrera o cuando hay conocimiento básico de su cuerpo, de cada consecuencia relacionada con la mutilación, ahí ya se puede hablar abiertamente de la violencia que ha sufrido", afirma.

Todo ello, además, porque la carencia de información -las mujeres en muchas ocasiones desconocen el tipo de mutilación genital que han padecido- hace que cuando se encuentran delante de un profesional sanitario y éste empieza a hablarle en términos que no entiende, las mujeres se sienten solas e incomprendidas, señala la mediadora.

De hecho, desde las organizaciones como Médicos del Mundo hacen hincapié en que los profesionales sanitarios estén formados en cómo tratar a estas pacientes y sepan la atención que tienen que recibir.

Según el informe de la Fundació Wassu-UAB, las complicaciones de la mutilación pueden ser a corto plazo (como hemorragias, dolor severo, hinchazón del tejido genital, incluso la muerte), pero también a largo plazo (como problemas menstruales, infecciones del tracto reproductivo, urinario, entre otros).

Los riesgos obstétricos incluyen problemas en el embarazo como hemorragias, muerte fetal o neonatal, y en cuanto a los riesgo sexuales se encuentran la disminución de la satisfacción sexual, el dolor en las relaciones y la disminución de la lubricación, entre otros.

Y los problemas psicológicos van desde el trastorno de estrés postraumático, hasta la ansiedad o la depresión.

En España desde 2015 existe un Protocolo común para la actuación sanitaria, pero solo se centra en la atención médica, cuando sería necesario una integral, según reclama desde la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF), Nerea Sáncho.

Ella es técnica de culturas, género y sexualidades y sostiene que a pesar de todos los esfuerzos "sigue siendo una realidad muy invisibilizada y bastante desatendida", una situación que, además, se ha agravado con la pandemia de la covid.

"Las mujeres aunque muchas son conscientes de una parte de las consecuencias, en los procesos de atención del Sistema Nacional de Salud (SNS) o de otros recursos no se da ni importancia ni se atiende a esas consecuencias que les acompañarán a lo largo de toda la vida", sostiene la técnica de UNAF, organización que hace dos años impulsó la Red Estatal Libres de MGF.

Julia Moreno, una de las portavoces de la Red, explica a Efe que la iniciativa surgió para crear un espacio donde aglutinar organizaciones -más de una veintena- que trabajan con estas supervivientes para "coger fuerza de cara las reivindicaciones ante la administraciones".

En este año se han pedido reuniones con los ministerios de Sanidad e Igualdad con el fin precisamente de reclamar esa atención integral a las mujeres a las que se les ha mutilado, ya que "es una asignatura pendiente en España".

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