Vecinos y ecologistas, en pie de guerra por las macrogranjas: "Al principio nos lo vendieron como progreso y picamos"

Varios vecinos cuelgan una pancarta contra las macrogranjas en Espinosa de Villagonzalo (Palencia).
Varios vecinos cuelgan una pancarta contra las macrogranjas en Espinosa de Villagonzalo (Palencia).
PISORACA / EP
Varios vecinos cuelgan una pancarta contra las macrogranjas en Espinosa de Villagonzalo (Palencia).

Mucho antes de que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, abriese la caja de los truenos cuando dijo que las macrogranjas "contaminan el suelo, el agua y exportan carne de baja calidad de animales maltratados", los ecologistas y los movimientos vecinales ya llevaban años protestando contra este modelo de ganadería intensiva industrial.

A diferencia de algunas voces de peso en el sector cárnico que defienden que la ganadería industrial "es un tipo de producción digno y controlado" o que "la mayoría de mataderos y granjas cumplen estándares superiores a la norma", fuera de la industria no todo el mundo lo ve así. La contaminación ambiental, el bienestar de los animales que se crían en las macrogranjas, los problemas que ocasionan a los vecinos e incluso la calidad de la carne son algunas de las cuestiones en discordia.

¿Viven los animales en condiciones dignas?

"[Los animales] Están encerrados, hacinados, con el único fin que es producir mucho, más rápido y al más bajo coste económico. Esto genera una gran entrada de insumos, emisiones y residuos en cantidades ingentes", sostiene Luís Ferreirim, portavoz de Greenpeace especializado en el mundo agrario. 

Las plataformas vecinales afirman que, aunque las condiciones de los animales no son de maltrato, el bienestar es escaso. "[Los animales] no están en su hábitat natural. No ven la luz del sol, no salen a revolcarse... Las explotaciones de madres tienen jaulas y cancelas en las que las madres están atrapadas y los lechones van saliendo y entrando para amamantarse", afirma Inma Lozano, portavoz de la Coordinadora Estatal Stop Ganadería Estatal, asociación que agrupa a varias plataformas vecinales. "Todo eso lo permite la legislación, lo que hay que hacer es cambiarla", apunta.

Para los ecologistas, las condiciones en las que viven los animales redundan en una peor calidad de la carne que se produce en estas instalaciones. "El cerdo en una explotación intensiva es una cosa para transformarse en carne. En una explotación extensiva los animales desarrollan sus comportamientos naturales, comen alimentos diversos, corren, están al sol. Para mí son más saludables y la carne que viene de ahí tiene que ser más saludable", defiende Luís Ferreirim. 

Ferreirim carga también contra el argumento de que la producción en las macrogranjas -más barata- democratiza el consumocarne. "Estamos dando alimentos de peor calidad a las personas que menos recursos tienen y les estamos motivando a tener dietas insanas, donde consumen alimentos cárnicos, que está demostrado que son probablemente cancerígenas. Con esta carne barata les estamos motivando a tener pautas alimentarias insanas", añade.

Contaminación por amoníaco y nitratos

Uno de los grandes reproches que se le hacen a la ganadería industrial es la importante cantidad de agentes contaminantes que genera, especialmente por amoníaco y nitratos.

No en vano, España fue en 2019 el tercer país que más toneladas de amoníaco emitió en toda la Unión Europea: 471.250 según Eurostat. Solo Francia (con 592.680) y Alemania (586.680) contaminaron más con esta sustancia. 

De estas emisiones, buena parte procede de los purines que genera la industria ganadera. [El purín es un líquido procedente de la orina de los animales y lo que rezuma el estiércol que en grandes cantidades es altamente contaminante]. Más de 130.000 de las toneladas emitidas procede del estiércol de origen animal, y otras 70.000 toneladas las genera el ganado porcino.

Además, según datos del Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes, la industria cárnica española fue responsable en 2020 del 95% de las 56.000 toneladas de amoníaco emitidas por toda la industria española. Conviene recordar que estos datos solo tienen en cuenta las explotaciones ganaderas de porcino y aves con niveles elevados de emisiones, por lo que muchas instalaciones se quedan fuera. 

Otro de los problemas medioambientales tiene que ver con la contaminación del agua por nitratos. Sobre esta cuestión, la Unión Europea ha llevado a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE) por incumplir la directiva de nitratos de procedencia agraria. Bruselas considera que los esfuerzos del país para reducir la cantidad de nitratos en las aguas, que en su enorme mayoría provienen de la ganadería, son "insatisfactorios e insuficientes".

Pueblos sin agua y malos olores

Una de las quejas más frecuentes de los vecinos que viven cerca de las macrogranjas es la contaminación de las aguas y los malos olores que estas producen. Inma Lozano, que conoce de primera mano lo que es vivir cerca de una macrogranja, resume lo que sienten muchos de ellos. "Tienen el olor impregnado, lavan la ropa y sigue oliendo, no pueden consumir agua del grifo. Hay pueblos en Segovia como Lastras de Cuéllar que lleva ya 12 años sin poder consumir agua del grifo porque tienen una explotación cercana", cuenta. "Me conmueve ver cómo la gente mayor, que es la que se mantiene en el pueblo, después de haberse partido el lomo en el campo están porteando con la carretilla las garrafas de agua", denuncia.

"Al principio nos lo vendieron como progreso y picamos, caímos en la trampa. Pero vimos como cada vez iban ampliando y ampliando… ahora [los vecinos] salen a la calle y se los comen las moscas. Yo a mis hijos no les quiero dejar un pueblo con el agua contaminada", concluye.

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