El Banco de España pide no vincular gastos al IPC de forma generalizada para evitar que se cronifique la alta inflación 

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, comparece en el Congreso.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, comparece en el Congreso.
ÓSCAR CAÑAS / EP
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, comparece en el Congreso.

El Banco de España ha alertado sobre los peligros de entrar en una espiral de subidas de precios y salarios que en última instancia podría prolongar en el tiempo la elevada inflación actual y dañar así la economía nacional. Para evitarlo, la institución aboga por no vincular de forma generalizada el gasto al IPC y aplicar una política de apoyo fiscal cada vez más selectiva.

El gobernador de la institución, Pablo Hernández de Cos, ha intervenido en la tarde de este martes en unas jornadas organizadas por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), en las que, además de un exhaustivo diagnóstico de la situación económica actual y los riesgos que afronta, ha dejado una serie de recomendaciones sobre política económica en un contexto de elevada inflación.

El más alto cargo del supervisor bancario ha defendido en su discurso que la política de apoyo fiscal debe mantenerse hasta que la recuperación económica se haya consolidado, pero ha pedido también hacerla más selectiva "evitando indexaciones generalizadas en las partidas de gasto". "Se debe evitar un apoyo generalizado por parte de la política fiscal que en último término nos puede llevar a un repunte importante de la inflación", ha dicho Hernández de Cos.

En España la gran partida vinculada al IPC -es decir, que se revalorizarán en función de lo que marque este indicador- es la de las pensiones. La indexación es directa y la subida se calcula automáticamente con lo que marque la subida media anual de este indicador, que todo apunta a que cerrará 2021 por encima del 2%. En el caso del sueldo de los funcionarios el vínculo no es automático, pero la inflación también suele tomarse en cuenta. Para el año que viene, el Gobierno ha planteado a los sindicatos una propuesta de subida del 2%.

En el sector privado, donde los convenios que indexan los salarios al IPC son minoritarios, las empresas afrontan presión de los trabajadores para que los salarios aumenten en consonancia con los precios del consumo y compensar así la pérdida de poder adquisitivo que ha provocado la elevada inflación. 

Riesgo de espiral inflacionaria

Hernández de Cos ha vuelto a insistir en que el repunte en los precios del consumo -en octubre el IPC fue un 5,4% superior que el año anterior- es de una naturaleza "fundamentalmente transitoria", algo que, opina, trabajadores y empresas "deben interiorizar". En esa misma línea ha pedido "buscar un reparto equitativo de la merma de las rentas" provocado por un aumento de costes que en muchos casos se concentran en "bienes y servicios que nuestra economía requiere pero no produce".

El gobernador del Bando de España ha advertido de que "si entramos en una espiral de crecimiento de precios y salarios que se retroalimenta podríamos hacer que el repunte inflacionista fuera mucho más elevado". En último término esto podría provocar "un efecto negativo sobre el crecimiento de la economía" en un contexto "ya de dificultad relativa en comparación con otros países".

En ese sentido el Banco Central Europeo (BCE) no ve todavía "ningún indicio" de que se esté produciendo esa temida espiral. "No vemos aumentos significativos en los salarios que nos induzcan a pensar que puede haber efectos significativos", dijo el lunes su presidenta, Christine Lagarde, quien también sostuvo que "habrá suficiente exceso de fuerza laboral como para que no haya aumentos salariales significativos que pudieran provocar los efectos secundarios antes mencionados".

Finalmente, Hernández de Cos, ha recomendado a los encargados de aplicar las políticas económicas que el apoyo a las familias vulnerables en este episodio inflacionista venga acompañado "por una reflexión profunda sobre las potenciales deficiencias estructurales de nuestro mercado energético".

No en vano la elevada inflación que sufren las principales economías mundiales está impulsada, entre otros factores, por los elevados costes de la energía en el mercado mayorista. En el caso de España, una buena parte de los abonados (en torno al 40% de los consumidores) tiene contratado el suministro eléctrico en el mercado regulado, cuya tarifa oscila directamente en función de los precios que se registran en el mercado mayorista. Este fenómeno ha provocado que el alza de precios de la energía lo hayan notado los consumidores españoles con más fuerza que en otros países dado que, en la mayoría de vecinos europeos, las tarifas con precios fijos o menos pegados al mercado mayorista son más comunes.

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